Un experto en longevidad explica qué se debe cenar para vivir más de 100 años: en España no lo cumplimos

La cena es un momento clave en nuestra alimentación diaria, aunque no en todos los países se afronta del mismo modo. La cultura y las costumbres determinan tanto la hora como el tipo de alimentos que se consumen antes de dormir. En España, por ejemplo, la cena suele ser tardía, con un horario que, de media, supera las nueve de la noche, algo que contrasta con países como Noruega o Suecia, donde se cena entre las cinco y las seis de la tarde. Esta diferencia horaria no solo responde a cuestiones culturales o de estilo de vida, sino que también tiene implicaciones en la salud y la longevidad.

El doctor Valter Longo, investigador en el campo de la longevidad y director del Laboratorio de Longevidad y Cáncer en el Instituto de Oncología Molecular IFOM en Milán, advierte que la manera en la que cenamos puede influir directamente en la esperanza y calidad de vida. Según sus estudios, el cuerpo sigue unos ritmos naturales que pueden verse alterados si la última comida del día es copiosa o demasiado tardía. En su libro 'La dieta de la longevidad. Comer bien para vivir sano hasta los 110 años', Longo detalla cuáles son los errores más frecuentes en la cena y qué alimentos deberíamos evitar.

Uno de los descubrimientos clave de Longo es que no se debe cenar en exceso ni con platos pesados. Una cena abundante puede ralentizar la digestión y alterar el metabolismo, lo que con el tiempo afecta a la salud general. En su lugar, recomienda optar por alimentos ligeros, ricos en nutrientes y de fácil digestión, que no interfieran en el descanso nocturno.

Además, Longo destaca lo que él denomina las 5 P venenosas que deberíamos reducir en la dieta, especialmente en la cena: pizza, pasta, proteínas animales (sobre todo las ricas en grasas), patatas y pan. Estos alimentos, aunque muy presentes en la gastronomía mediterránea, pueden contribuir a la inflamación y dificultar los procesos metabólicos nocturnos.

Otro de los factores determinantes es la hora de la cena. El experto en longevidad insiste en que es fundamental cenar temprano, ya que hacerlo justo antes de dormir interfiere con la calidad del sueño y con el proceso de recuperación celular. En este sentido, recomienda que haya al menos dos o tres horas de diferencia entre la última comida y la hora de ir a la cama.

Uno de los hábitos que Longo considera más beneficiosos para la longevidad es el ayuno de 12 horas, un método sencillo que consiste en dejar transcurrir medio día sin ingerir alimentos, generalmente desde la cena hasta el desayuno. Según sus estudios, este tipo de ayuno intermitente permite mejorar la sensibilidad a la insulina, regular los niveles de azúcar en sangre y optimizar el metabolismo.

Investigaciones como la publicada en la National Library of Medicine, llevada a cabo en la Universidad Estatal de Louisiana, han demostrado que el ayuno de 12 horas ayuda a mejorar la flexibilidad metabólica, es decir, la capacidad del cuerpo para cambiar de fuente de energía, pasando del uso de carbohidratos a la quema de grasas. Esto no solo contribuye a mantener un peso saludable, sino que también puede influir en la longevidad.

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