A. Pedroche y Europa Press
Lunes, 22 de abril 2024, 00:35
Cuando terminan los meses de frío, las personas se animan más a hacer ejercicio físico debido a que las temperaturas son más agradables y no son un impedimento. Sin embargo, esto no se puede comenzar a hacer a la ligera. Desde la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) recomiendan seguir una práctica gradual para evitar lesiones, después de un posible período de inactividad prolongado durante los meses de frío.
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En este sentido, desde la SERMEF aconsejan caminar diariamente, de forma paulatina, para comenzar a recuperar la forma e incluso realizar marcha moderada, ya que aporta los mismos beneficios cardiovasculares que cualquier actividad aeróbica (correr, natación, andar en bicicleta, etc.) y al no ser tan intensa, puede evitar la aparición de nuevas lesiones.
De forma paralela, una vez incorporada la marcha a la rutina diaria, los expertos en Medicina Física recomiendan comenzar un trabajo de fuerza. No obstante, subrayan que trabajar la fuerza no significa levantar pesas de 20 kilogramos «si uno nunca lo ha hecho».
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«Significa ir progresando en ejercicios de fuerza, según la capacidad de cada uno. Se puede trabajar con pesas, pero también con el peso de nuestro propio cuerpo, con bandas elásticas o con pesos que tengamos en casa (botellas de agua, tetrabriks, etc.)», señalan.
Asimismo, realizar ejercicios como sentadillas, planchas abdominales o fondos pueden ayudar a la flexibilidad. Para una buena práctica, se debe estirar la columna, los miembros superiores (pectorales, brazos, antebrazos) y los miembros inferiores (glúteos, isquiotibiales, gemelos...).
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Finalmente, desde la SERMEF subrayan que «cubriendo estas áreas, se puede retomar o iniciar de manera progresiva casi cualquier ejercicio», ya que los músculos y las articulaciones estarían preparadas.
«La primera indicación es que todo aquel que tenga dudas o miedo a iniciar alguna actividad, consulte con su médico», sostienen los médicos especialistas en Rehabilitación.
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Asimismo, aseguran que pueden «orientar al paciente en el tipo de ejercicio físico más recomendado, atendiendo a las posibles patologías que presente (cardiopatías, problemas osteomusculares, linfedema, patología de suelo pélvico, secuelas neurológicas, etc.) y diseñar un plan de entrenamiento diario y específico a cada persona».
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Por último, desde la SERMEF hacen hincapié en que «sea cual sea la actividad elegida es importante comenzar con tiempos cortos y a una intensidad baja e ir progresando en función de las sensaciones que la persona vaya teniendo».
«Al principio es habitual que noten molestias, agujetas, dolores leves en algunas localizaciones,... que normalmente van cediendo a medida que nuestro cuerpo se adapta a la nueva actividad. Puede ser recomendable entrenar a días alternos para evitar sobrecargas. La clave es intentar escuchar a nuestro cuerpo para identificar qué ejercicios nos sientan mejor o peor», concluyen.
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