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CLARA ALFONSO
Valencia
Sábado, 18 de febrero 2023, 00:12
Las especias y las hierbas aromáticas secas no tienen fecha de caducidad, pero lo cierto es que no duran eternamente. Realmente no llegan a estropearse ni a podrirse, como sí lo hacen los alimentos, hasta el punto de resultar perjudiciales para la salud. No obstante, con el paso del tiempo pierden algunas de sus propiedades, por lo que dejarán de aportar aroma, sabor y beneficios al organismo si no las renovamos.
Lo primero que debemos saber es que no hay ningún producto totalmente imperecedero, y las especias no iban a ser menos. Si bien no tienen fecha de caducidad, sí tienen fecha de consumo preferente. Son plantas que se han deshidratado, un proceso de extracción del agua que contribuye a preservar los alimentos y a evitar el crecimiento de bacterias. En el caso de esos aditivos alimentarios, la durabilidad es bastante prolongada, aunque depende de cada caso particular y de las condiciones en las que ha sido almacenada.
Para saber en qué condiciones debemos conservar las especias, es necesario saber de qué tipo de especia de trata, ya que mientras algunas pueden durar varios años, otras van perdiendo rápidamente sus propiedades. Asimismo, el formato en el que se comercializa es determinante, ya que perduran más si son enteras que molidas.
Si la canela en rama o la vainilla, por ejemplo, se pueden utilizar a los cuatro años de haberlas comprado, en polvo habrán caducado a los dos o tres años. Y lo mismo ocurre con los granos de pimienta, que son de los más longevos, el anís estrellado o la nuez moscada.
Además, las hierbas aromáticas secas son las que menos aguantan, pero pueden seguir cumpliendo sus funciones incluso hasta un año después de comprarlas. El resto, tienen hasta dos, tres y cuatro años de vida útil. Y las que menos resisten al paso del tiempo sn algunas semillas, como las de sésamo, que no conviene usar al cabo de unos dos años. Por norma general, siempre se mantendrán mejor en su forma original, metidas en sus botes o en otros herméticos, que queden bien cerrados, y en un lugar fresco, oscuro y seco.
Si el color de la especia en cuestión es igual de intenso como en el momento de comprar la especia, no hay problema. Si se ha disipado o ha cambiado por completo, hay que tirarla a la basura directamente. Estos cambios de tono significan que ha perdido sus aceites esenciales y con ellos, sus propiedades.
En caso de que haya perdido ligeramente el tono, se echa una pequeña cantidad en la palma de la mano y si apenas se nota su aroma, se ha pasado. Por lo tanto, hay que tirarla y comprar una nueva.
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Otra forma de comprobar si las especias están en perfecto estado, es mezclarlas con un poco de sal, lo que haría que se desprendiera una especie de aceite de olor fuerte. Si no aparece, hay que desecharla. Si queda un poco de aroma y sabor y se necesita para una receta en ese mismo momento, siempre se puede añadir más cantidad de la habitual.
En el caso de las hierbas, hay que estrujarlas un poco y hacer la misma comprobación. Otro problema que se puede detectar es que el polvo se haya apelmazado, lo que indica que no se ha preservado bien de la humedad. Por eso no es conveniente tener los botes de especias en un estante donde llegue el vapor de la cocina ni tampoco extraerlas con una cuchara, ya que puede no estar completamente seca.
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