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Martes, 3 de noviembre 2020
Suenan tambores de un nuevo confinamiento domiciliario en España. Quizá no tan estricto como el vivido en primavera, pero igual de doloroso. Asturias, Ceuta y Melilla lo han pedido ya, y Castilla y León y Castilla-La Mancha están estudiando hacerlo. En la Comunitat Valenciana -que acaba de prorrogar el cierre perimetral- su vicepresidenta, Mónica Oltra, se ha mostrado ya partidaria de tomar medidas más estrictas: «Lo llevo diciendo toda la semana. Visto cómo está la situación y lo que empiezan hacer en Bélgica y Francia, hay que ir por delante de la pandemia».
En Europa, el clima es parecido. Reconfinamiento en Austria, confinamiento parcial en Grecia, toque de queda en Italia y test masivos en Inglaterra. El continente aprieta un poco más las tuercas de las restricciones para intentar frenar la alarmante segunda ola de la pandemia.
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El Gobierno español ya «no descarta» el confinamiento domiciliario tras la evolución negativa de esta segunda ola y visto que la presión de las autonomías crece día a día. En Moncloa ni siquiera desechan ya la posibilidad de que se tengan que tomar las medidas más drásticas antes de los cálculos iniciales, que apuntaban a mediados de noviembre. Pero aún así -insisten una y vez desde el Ejecutivo- hay que esperar a ver si las restricciones ya en marcha tienen algún efecto. Y, sobre todo,e s que en Sanidad confían, aunque sin llamarse a engaño, en que a las comunidades todavía tengan un penúltimo cartucho con el cierre de la hostelería (las que todavía no lo han hecho) para tratar de embridar algo la transmisión desbocada.
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La vicepresidenta Carmen Calvo por primera vez se ha atrevido a dar una fecha, el 9 de noviembre, como tope para decidir si se sigue adelante como hasta ahora o se da a las comunidades la herramienta legal para decretar el encierro en casa las que así lo quieran: un nuevo decreto de estado de alarma que reclaman de forma oficial u oficiosa cada vez más territorios.
«Vamos a intentar que eso (el encierro en los domicilios) no llegue. Hemos tomado medidas importantes para ver qué resultado tienen, así que no adelantemos fases y centrémonos en cumplir todas las normas y esperemos hasta el día 9 para evaluar las actuales medidas, siguiendo día a día las circunstancias como hay que hacer en una paha confirmado que la decisión de este tipo de confinamiento domiciliario «es una limitación del derecho fundamental a la libertad deambulatoria, por lo que «solo puede decretarlo el Gobierno de España».
Será a partir de ese 9 de noviembre, según los planes de Moncloa, cuando se analicen si las restricciones ya en marcha (fundamentalmente los toques de queda, cierres de hostelería y confinamientos municipales y autonómicos) son suficientes. Los técnicos del Ejecutivo central, conscientes de que el margen de maniobra cada día que avanza es menor, desde hace ya una semana trabajan en un borrador con la vista puesta a mediados de mes por si fuera necesario ese nuevo decreto. Un texto en el que, no obstante, el Gobierno central no asumiría el mando único, ya que serían las autonomías las que determinarían hasta donde llegan en los aislamientos de sus poblaciones.
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Del futuro segundo confinamiento, de decretarse, poco se sabe aún. El abanico de posibilidades es amplio, aunque no sería tan estricto como el de la primera fase de la pandemia. Nuestros países vecinos ya marcan el camino:
En Italia, desde este miércoles, se impondrá un toque de queda a nivel nacional desde última hora de la tarde y también se cerrarán temporalmente museos, salas recreativas o los centros comerciales los fines de semana.
En Alemania, restaurantes y bares, cines y teatros, gimnasios y piscinas permanecerán cerrados para frenar la propagación de la pandemia. El comercio y los colegios, por su parte, permanecerán abiertos. Asimismo, los viajes quedan prohibidos, se recomienda el trabajo remoto siempre que sea posible y se limitan las reuniones privadas a un máximo de diez personas de hasta dos hogares.
En Portugal, las autoridades portuguesas analizan una eventual declaración del estado de emergencia. El modelo portugués se basa en un «deber cívico» de permanencia domiciliaria, por lo que sólo se sale de casa para actividades esenciales como trabajar, estudiar, hacer compras o ayudar a personas dependientes, aunque no incluye sanciones. Esta vez las escuelas, tiendas y restaurantes permanecerán abiertos e incluso se permitirán espectáculos culturales que cumplan con las normas sanitarias.
En Reino Unido, el Gobierno ha dispuetso un confinamiento hasta el próximo 2 de diciembre, si bien las escuelas, las universidades, los supermercados y las farmacias permanecerán abiertas. Además de Escocia e Irlanda del Norte, que han impuesto una serie de restricciones, Gales mantiene hasta mediados de noviembre un confinamiento nacional para contener la pandemia.
Confinamiento
iñigo gurruchaga
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