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Clara Alfonso
Valencia
Domingo, 27 de agosto 2023, 23:31
El hipotiroidismo y su relación con la enfermedad de Hashimoto son temas que encierran una relevancia considerable en el ámbito de la salud. Cuando la glándula tiroides experimenta disfunciones, como ocurre en el hipotiroidismo, los efectos pueden manifestarse en diversas áreas de la vida. La enfermedad de Hashimoto, caracterizada por la inflamación crónica de la tiroides debido a una respuesta autoinmune, añade otra capa de complejidad a este escenario.
Uno de los desafíos más notables derivados de esta relación es la alteración en la producción y regulación de las hormonas tiroideas. A medida que el sistema inmunológico ataca la glándula tiroides en un proceso inflamatorio, los niveles de hormonas pueden verse disminuidos, lo que resulta en la condición conocida como hipotiroidismo. La disminución en la producción de hormonas tiroideas puede tener consecuencias que se extienden más allá del ámbito hormonal, afectando funciones metabólicas, energéticas y cardíacas, entre otras.
En medio de esta complejidad, la dieta emerge como un factor influyente que puede, combinada con la medicación correspondiente, puede contribuir significativamente a la gestión de esta enfermedad. La conexión entre la alimentación y la salud tiroidea es cada vez más aparente, con ciertos alimentos que se deben tener en consideración, ya sea para evitarlos o para incrementar su consumo.
Existen una serie de alimentos que, a pesar de no estar prohibidos, conviene limitar para evitar interferencias con la producción y regulación de hormonas tiroideas. Esto se debe, básicamente, a que pueden agravar la inflamación y alterar la absorción de nutrientes clave.
-Soja. Contiene compuestos llamados isoflavonas que pueden interferir con la absorción de la hormona tiroidea. Puede ser eficaz reducir la ingesta de productos a base de soja como tofu, leche de soja y edamame.
-Vegetales crucíferos. Verduras como el brócoli, la col rizada, la coliflor y el repollo contienen goitrógenos, compuestos que pueden interferir con la función tiroidea al bloquear la absorción de yodo. Si bien no es necesario eliminarlos por completo, es prudente cocinarlos antes de consumirlos.
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-Gluten. Para algunas personas con enfermedad de Hashimoto, la sensibilidad al gluten puede agravar la inflamación y los síntomas. Es por ello que conviene valorar la viabilidad de su ingesta con un profesional de la salud.
-Alcohol y Cafeína. Estas sustancias pueden interferir con la absorción de la hormona tiroidea y afectar negativamente a su función.
-Yodo. Dado que el yodo es esencial para la producción de hormonas tiroideas, incluir alimentos ricos en yodo como pescado de mar, algas marinas y huevos puede ser beneficioso.
-Alimentos Antiinflamatorios. Optar por alimentos ricos en antioxidantes y grasas saludables, como frutas, verduras de hojas verdes, nueces, semillas y aceite de oliva, puede ayudar a reducir la inflamación asociada con la enfermedad de Hashimoto.
-Fuentes de selenio. Se trata de un mineral esencial para la conversión de la hormona tiroidea inactiva (T4) en la activa (T3). Aumentar la ingesta de nueces de Brasil, pescado, carne de res y huevos, puede favorecer la función tiroidea.
-Vitamina D. Exponerse al sol y consumir alimentos ricos en vitamina D, como pescado graso y yema de huevo, puede ser beneficioso.
-Alimentos integrales y ricos en fibra. Optar por granos enteros y alimentos ricos en fibra puede ayudar a mantener la estabilidad de los niveles de azúcar en sangre y, en consecuencia, favorecer la función tiroidea.
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