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Implante capilar: los peligros del turismo sanitario low cost
QUIRÓNSALUD VALENCIA

Implante capilar: los peligros del turismo sanitario low cost

SUPLEMENTOS

Valencia

Martes, 8 de mayo 2018

La irrupción de Turquía en los tratamientos capilares ha provocado que mucha gente se plantee hacerse un trasplante de pelo sin informarse sobre las amenazas de someterse a una intervención quirúrgica en un país donde las medidas sanitarias no son las adecuadas. Con más de 250 clínicas, el país otomano ha montado un negocio con los implantes capilares gracias a las subvenciones del gobierno de Erdogan para favorecer un turismo capilar que puede ocasionar riesgos para el paciente si no elige la clínica adecuada.

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«Turquía es una potencia turística y se ha dado cuenta de que pueden ofrecer trasplantes capilares porque es una cirugía poco invasiva con resultados naturales y con un postoperatorio sencillo y sin dolor desde que se implantó la técnica FUE. Han visto un hueco de mercado y lo están aprovechando», explica la doctora Elena Roche, especialista en Tratamiento Capilar del Hospital Quironsalud Valencia. Sin embargo, la doctora Roche avisa de la importancia de un estudio previo de cada situación y del seguimiento de la patología más allá del trasplante, aspectos en la mayoría de los casos no se tienen en cuenta las clínicas turcas. «El diagnóstico es fundamental, a veces recibo pacientes que quieren hacerse un trasplante capilar y tienen una alopecia cicatricial no diagnosticada, en la que no está indicado someterse a un trasplante. En Turquía no se hace ningún diagnóstico. Existen muchos tipos de alopecia y hay que identificarlas para que el resultado sea efectivo», señala.

Aunque las intervenciones no son de riesgo, en el caso de que no se realicen en clínicas que cumplan todas las normativas, se pueden presentar complicaciones. Por ello, los expertos españoles se quejan de que no se sabe en qué condiciones médicas se realizan las cirugías en Turquía, si las realizan ayudantes o si tienen una supervisión médica. De hecho, varias denuncias alertan de que en ocasiones las intervenciones las llevan a cabo técnicos y auxiliares, a cargo de cuestiones tan sensibles como la anestesia. «¿Quién atiende si hay algún tipo de reacción alérgica?», se pregunta la doctora Roche, a la vez que avisa de que si se infecta la zona donante pueden aparecer cicatrices y, si no se toman las medidas higiénicas necesarias, puede existir riesgo de contagio de hepatitis o VIH por contaminación.

En este sentido, la doctora Roche explica que los tratamientos capilares deben ser valorados por dermatólogos tricólogos y recomienda a aquellas personas que están pensando someterse a un implante capilar que «no se lo tomen como algo banal, que se informen antes, ya que en todos los sitios no se hace igual ni con las mismas garantías». «Si se estropea la zona donante, el pelo es irrecuperable», avisa.

Resultados menos naturales

Un estudio de la Sociedad Internacional de Cirugía de Restauración del Cabello (ISHRS, en sus siglas en inglés) concluye que el número de tratamientos de trasplante capilar realizados a nivel mundial aumentó un 76% desde 2006 a 2014, con 397.048 tratamientos realizados este último año. Durante este periodo de tiempo, el número de pacientes que ha optado por tratamientos de restauración capilar ha crecido un 64%. Este incremento se debe en parte a la revolucionaria técnica de trasplante manual FUE, que permite extraer cabello de toda la zona donante de la cabeza –normalmente la zona posterior–, así como de áreas donantes corporales como piernas y brazos, y emplea diámetros de incisión de 0,8 milímetros o inferiores. Se extraen uno a uno los injertos en la zona donante, después de rasurarla, dejando una pequeña herida que no requiere sutura y que se cura sin dejar ningún tipo de cicatriz. Tras la extracción de los folículos, estos se implantan en la zona receptora, siguiendo un diseño acordado previamente con el paciente. Por otro lado, con la técnica Non Shaven FUE se realiza la extracción sin rasurar la zona donante, por lo que el proceso tiene menos impacto en el día a día del paciente.

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«Para que resulte natural, a la hora de poner los injertos, hay que empezar trasplantando en la primera línea unidades foliculares de un pelo y, a medida que se avanza, para ganar en densidad, se ponen unidades foliculares de dos o más pelos«, relata la especialista en Tratamiento Capilar de Quironsalud Valencia. Con esta técnica, la zona de inicio del cabello se reconstruye de forma irregular, como pasa en el cabello natural, con una estructura pactada con el cliente y estudiando el ángulo y la dirección de los pelos. «Este método requiere mucha experiencia y conocimiento. En Turquía se hace como si fuera una plantilla recta» y los resultados se notan, argumenta la doctora Roche.

Otro punto del que avisan los expertos es que en la mayoría de las clínicas turcas el seguimiento del paciente en el posoperatorio lo hace un comercial, en muchos casos a través de servicios de mensajería como WhatsUpp. «Conocemos un caso de una persona que se fue a Turquía y que a los pocos días se le caía el pelo después de lavarse y le decían que eso era normal. No lo es; significa que has perdido el injerto», alerta la doctora Roche.

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Oscurantismo en los trasplantes turcos

Tampoco hay transparencia en relación a las unidades foliculares. En los injertos capilares se trasplantan unidades foliculares que tienen varios pelos, no se realiza pelo a pelo. Para hacerse una idea, unas 2.000 unidades foliculares equivalen aproximadamente a entre 4.000 y 5.000 pelos y muchas veces se juega con la confusión entre pelos y unidades foliculares. «Hay confusión porque dicen que te han puesto 4.000 injertos cuando en realidad se refieren a pelos. Hay mucha desinformación y oscurantismo. No sabes la cantidad que te están trasplantando», advierte la doctora Roche.

En este sentido, la ISHRS alerta de que se está produciendo una «tendencia extraña» en el trasplante capilar. A pesar de los continuos avances realizados en esta cirugía altamente especializada en los últimos años, «una oleada de trasplantes de cabello de escasa calidad» ha surgido en zonas concretas del planeta, animadas en muchas ocasiones por el turismo médico. La asociación critica el papel de Turquía, donde existe un «mercado negro» de clínicas de trasplante capilar. «Los pacientes incautos pueden terminar sometiéndose a cirugías fallidas o correr el grave riesgo de sufrir complicaciones cuando las cirugías las realizan técnicos de manera ilegal», avisa. Los profesionales adecuados para llevar a cabo tratamientos capilares, aclaran desde la ISHR, son los dermatólogos tricólogos especializados en tratamiento capilar. Además, hoy por hoy, este tipo de «cirugía es muy asequible económicamente y no hace falta irse a Turquía para hacerse un trasplante capilar con el riesgo que conlleva una operación quirúrgica sin las medidas sanitarias adecuadas y sin especialistas cualificados», concluye la doctora Roche.

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