La sanidad y la educación son los pilares de la sociedad moderna, de la igualdad, de la democracia, de los valores, del bienestar. Y, por tanto, ejes centrales en todas las mesas de discusión políticas, económicas y sociales.
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La sanidad pública española ofrece una medicina comunitaria que es una de las mejores del mundo. Y ¿en qué radica su éxito? En la prevención.
La prevención como respuesta a las políticas sanitarias que entran en conflicto con las partidas presupuestarias gubernamentales, autonómicas y locales; aún a sabiendas que la prevención es ahorro institucional, familiar y personal. El reto: invertir en prevención para consolidar una ciudadanía longeva, con calidad de vida y salud.
El Colegio Oficial de Higienistas Dentales de la Comunidad Valenciana, como agente social, trabaja para que la sanidad comunitaria preventiva tenga en cuenta al área odontológica, dedicándole más recursos económicos y humanos. Según el colegio, «un importante porcentaje de la población no puede costearse una clínica dental privada». Y ante esta barrera, optan por «abandonar la salud bucodental a su suerte, una decisión completamente desacertada cuando se está demostrando desde hace años, el efecto negativo que una mala salud dental puede provocar en la salud general de la persona», explican.
«Este hecho está avalado por sociedades como la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA), la Federación Dental Internacional (FDI), revistas científicas como Medicina de Familia. SEMERGEN, organizaciones internacionales como la ONU, la OMS y el sector farma, entre otros», añaden desde el colegio de higienistas.
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En el informe Salud Oral para todos (2019), la FDI expone que «más de la mitad de la población mundial (3.500 millones) padece enfermedades bucales no tratadas, que pueden provocar dolor, infección, pérdida de dientes y pérdida de productividad…». Por su parte, la ONU aprobó la Agenda 2030 (2015) sobre el Desarrollo Sostenible como oportunidad para que los países y sociedades emprendieran un nuevo camino con el que mejorar la vida de todas las personas, sin dejar a nadie atrás. Una agenda con 17 objetivos que establecen que la erradicación de la pobreza debe ir de la mano con estrategias que fomenten el crecimiento económico y aborden necesidades sociales como la sanidad, objetivo 3: garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
El higienista dental es la figura profesional cuyo cometido es la prevención y educación en la salud bucodental. Por tanto, si se habla de prevención, hablamos del higienista dental.
Desde el Colegio Oficial de Higienistas Dentales de la Comunidad Valenciana expresan que «la sanidad pública cuenta con odontólogos e higienistas dentales, pero ni son los suficientes para ofrecer una agenda óptima, ni todos los rangos de edad de la población tienen derecho a la cobertura odontológica que ofrece la Administración, ni el higienista dental como sinónimo de la prevención está en todas las instituciones públicas en las que debería estar como canal educativo (geriátricos, instituciones penitenciarias, centros de día, centros de pacientes paliativos, colegios, …)».
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Hasta hace bien poco, el paciente acudía al dentista cuando solo sentía dolor, síntoma de enfermedad bucodental. No solo sufría dolor, estrés y ansiedad antes, durante y tras el tratamiento, sino que, además, dilatar la situación significaba soluciones odontológicas drásticas y caras. Esta situación está cambiando gracias a la labor del higienista dental y odontólogo, que están trabajando continuamente en piezas clave del sistema, como es la familia, núcleo básico de la sociedad, a la que hay que concienciar y educar en los buenos hábitos saludables donde los padres son los que tienen esta labor. En un hogar, todo lo que se repite se convierte en un hábito, bueno o malo, si practicamos todos los días algunos de los buenos hábitos. De esta manera, llegará a formar parte de nuestra personalidad, de nuestra cultura.
El colegio concluye que «la Administración tiene como reto dar respuesta a la necesidad social de ampliar la contratación de higienistas dentales, que no solo ayudarán a mejorar la calidad de la salud bucodental de la población, sino que, a medio y largo plazo, su labor será directamente proporcional a una reducción de costes para las arcas públicas. Todo beneficios, ningún inconveniente. Dicho lo cual, hablamos de invertir en políticas sociales. El acceso a la sanidad pública es un derecho universal. Los higienistas dentales están preparados y listos para ayudar, sólo falta que cuenten con ellos».
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