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QUIRÓNSALUD

Malformaciones uterinas, un problema de fertilidad que se puede resolver

Estas alternaciones anatómicas suelen aparecer desde el nacimiento pero no son diagnosticadas hasta que la paciente intenta quedarse embarazada. La gran mayoría se puede solucionar con pequeñas cirugías con una gran tasa de éxito

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Jueves, 28 de julio 2022, 00:58

El útero es un órgano esencial para la gestación, ya que dentro de él se desarrollan los nueve meses de crecimiento del bebé antes de su nacimiento. De ahí que cualquier problema uterino pueda causar complicaciones a la hora de poder implantarse el óvulo fecundado e incluso llegue a provocar abortos. Según datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, aproximadamente el 3% de las mujeres sufre algún tipo de malformación uterina, pero en la gran mayoría de los casos no son conscientes de ello hasta que buscan quedarse embarazadas.

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En pacientes que acuden a centros de fertilidad porinfertilidad –entendiéndola como la imposibilidad de concepción tras un año de mantener relaciones sexuales periódicas–, la prevalencia de las alteraciones anatómicas uterinas suele ser el doble que en el resto de la población femenina. «La posibilidad de una alternación anatómica uterina incluso se triplica con respecto a la población general cuando se acude por abortos de repetición –cuando se encadena dos o más abortos– y se multiplica por cinco en los casos en los que existe asociación de infertilidad más aborto, cuando no solo cuesta quedarse embarazada sino que, al ocurrir, la gestación acaba interrumpida», explica el doctor Norman Gómez, ginecólogo del Hospital Quirónsalud Valencia.

La gran mayoría de alteraciones anatómicas que se pueden dar en el útero no presentan síntomas, de ahí lo complejo de su abordaje temprano. «No suelen dar síntomas hasta que la mujer alcanza una edad en la que se plantea la maternidady es cuando se pone en evidencia la alteración, ya que dificulta en muchas ocasiones la gestación y conlleva un incremento muchas veces en las tasas de aborto», detalla el doctor Gómez. «Solo en aquellos casos de alteraciones anatómicas complejas como la ausencia de útero o en los que no hay conexión con la vagina –los llamados hemiuteros no comunicantes–, suele manifestarse como síntoma la ausencia de menstruación durante la pubertad. Sin embargo, afortunadamente son la minoría de los casos que se suelen presentar», concreta.

Los especialistas recuerdan que todas las malformaciones uterinas pueden afectar al embarazo en mayor o menor medida. «Dependiendo del tipo de alteración que tenga la paciente, algunas de ellas tienen asociado un incremento en las tasas de aborto, asimismo durante la gestación pueden ocasionar alteraciones del crecimiento fetal», puntualiza el ginecólogo del Hospital Quirónsalud Valencia. Entre esas alteraciones, se pueden encontrar bajo peso al nacer, malposiciones fetales durante el parto que obliguen a culminar con una cesárea y riesgo de prematuridad o casos más complejos y muy excepcionales que pueden llegar a imposibilitar del todo la gestación.

Consecuencias de las malformaciones uterinas

La endometriosis, una enfermedad relacionada con las menstruaciones con la que suele haber dolor menstrual y al mantener relaciones y que se asocia en muchas ocasiones con la infertilidad, es una de las dolencias más relacionadas con las alteraciones anatómicas uterinas. Muchas de las que aparecen desde el nacimiento, recuerda el doctor Gómez, «se relacionan a largo plazo con el desarrollo de endometriosis». «Por otra parte, debido a que el desarrollo embriológico del útero comparte ciertos procesos con el sistema urinario, en muchas ocasiones las alteraciones anatómicas del útero van asociadas a alteraciones renales y/o genitourinarias, por lo cual es mandatorio ante la presencia de alteraciones uterinas estudiar las vías urinarias. Finalmente, debido a que el útero representa el órgano reproductor femenino por excelencia, es lógico pensar que sus alteraciones conllevan a repercusiones negativas en el ámbito reproductivo», analiza el facultativo de Quirónsalud Valencia.

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Diagnóstico y tratamiento sobre malformaciones uterinas

Tradicionalmente muchas de las alteraciones uterinas se diagnosticaban a través de intervenciones de visualización directa como laparoscopia. Sin embargo, gracias al avance de las técnicas diagnósticas, actualmente han ganado en importancia técnicas de imagen como la resonancia magnética y la ecografía 3D.

Con este tipo de técnicas «es posible hacer una representación tridimensional del útero y su cavidad para diagnosticar el tipo de anomalía anatómica que posee», explica el doctor Gómez, a la vez que detalla que se trata de «técnicas inocuas y muy bien toleradas por la paciente, más aún la ecografía que está muy difundida en la mayoría de las consultas ginecológicas rutinarias, especialmente en centros de fertilidad». «La resonancia magnética tiene la peculiaridad que a la vez permite valorar las vías urinarias y riñones, que en ocasiones pueden estar alterados ante anomalías del desarrollo uterino. Otro tipo de prueba que podría tener alguna relevancia es la histerosalpingografia, que no es más que la aplicación de un medio de contraste –radiopaco– a través del cuello del útero para dibujar la silueta de la cavidad uterina y las trompas de Falopio, aunque requiere la confirmación del hallazgo con los estudios de imagen antes mencionados», detalla.

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Pese a los avances en diagnóstico, existen malformaciones uterinas que no pueden corregirse de ninguna manera, aunque los expertos en Ginecología reconocen que se trata de las menos frecuentes. «El grueso de las alteraciones uterinas y las que más se suele ver en los centros de reproducción asistida son susceptibles de corrección quirúrgica y la buena noticia es que, con los avances tecnológicos hoy en día, los procedimientos de corrección suelen ser relativamente sencillos, siempre que sea acudiendo a manos experimentadas», explica el ginecólogo del Hospital Quirónsalud Valencia.

Habitualmente el abordaje para corregir este tipo de alteraciones se realiza mediante una histeroscopia, que implica la introducción de una cámara con un canal de trabajo a través del cuello del útero para acceder a la cavidad uterina y corregir la anomalía que presenta la paciente. Al tratarse de equipos de entre cuatro y siete milímetros de diámetro, suele ser un procedimiento ambulatorio, la paciente es dada de alta a su domicilio en tres o cuatro horas y puede reanudar su actividad física o laboral al día siguiente de la intervención. «Es conveniente que, ante la presencia de una alteración de este tipo, la paciente acuda a un centro de fertilidad o a su ginecólogo para valorar correctamente su caso y proponer una solución al mismo que en la mayor parte de los casos existe», recomienda el doctor Gómez.

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Tipos de úteros

Tal y como recuerda el doctor Norman Gómez, actualmente existen muchas clasificaciones propuestas por sociedades científicas a nivel mundial para tratar de unificar criterios a la hora de definir un tipo de útero en particular. Según la Sociedad Europea de Reproducción Asistida existen seis grandes grupos de úteros. Un listado que comienza con el considerado como útero «normal», considerado así «porque posee ciertas propiedades anatómicas que lo definen como tal», concreta el doctor Gómez. Tras él, están los llamados úteros dismórficos, «dentro de los cuales se encuentra el útero en T, que se denomina así porque su cavidad tiene esta forma particular y no la típica forma triangular de una cavidad de útero normal». En tercer lugar se encuentran los úteros septos, «aquellos que poseen un tabique en el centro de la cavidad y que la dividen en dos partes iguales». En cuarto lugar, los úteros bicornes que «representan aquellos tipos en los cuales el útero está dividido por completo en dos». En quinto lugar están los úteros unicornes, que son «los que suponen solo el desarrollo de la mitad del útero, por lo que son muy pequeños en comparación con el normal y representarían un 50% del tamaño habitual». Finalmente, el último grupo representa las agenesias o la ausencia de desarrollo. «En estos casos, los úteros no se llegan a desarrollar para nada, es decir la mujer nace sin útero», finaliza el doctor Gómez.

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