A lo largo de la historia, la humanidad ha buscado el secreto para prolongar la vida y mantenerse saludable durante más años. Sin embargo, lejos de fórmulas mágicas o soluciones rápidas, la clave de la longevidad parece estar en un conjunto de hábitos que, de manera constante, generan un impacto positivo en el organismo. Así lo ha demostrado el periodista y explorador de National Geographic Dan Buettner, quien tras estudiar diferentes regiones del mundo con altas concentraciones de centenarios, ha identificado los factores que realmente influyen en la esperanza de vida.
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Las llamadas «zonas azules» son regiones donde la longevidad es excepcionalmente alta. Buettner comenzó su investigación en Cerdeña (Italia) y posteriormente identificó otras áreas con características similares: Okinawa (Japón), Ikaria (Grecia), Loma Linda (California, EE. UU.) y la península de Nicoya (Costa Rica). En estos lugares, la población no solo vive más años, sino que lo hace con una calidad de vida envidiable. El experto descubrió que el factor genético solo influye en un 20% de la longevidad, mientras que el 80% restante está determinado por el estilo de vida y el entorno.
Entre los hábitos que comparten las personas más longevas del mundo, destacan la actividad física regular, una dieta basada en alimentos naturales y mínimamente procesados, una fuerte conexión social y una actitud positiva ante la vida. Según Buettner, «gastamos una millonada en dietas y programas de ejercicio, pero cuando se trata de longevidad no hay solución a corto plazo: no hay pastilla ni suplemento milagroso». Lo realmente efectivo es la suma de pequeñas decisiones saludables tomadas día tras día.
Diversos estudios respaldan estas afirmaciones. Una investigación publicada en la revista Circulation por la Universidad de Harvard analizó durante más de 30 años a 80.000 personas y concluyó que evitar el tabaco, moderar el consumo de alcohol, mantener un peso saludable, llevar una dieta equilibrada y realizar al menos 45 minutos de ejercicio al día puede aumentar la esperanza de vida en 12 a 14 años.
En definitiva, la longevidad no es un privilegio exclusivo de ciertas personas, sino el resultado de hábitos sostenibles en el tiempo. Crear un entorno que fomente la salud y el bienestar es la clave para vivir más y mejor. El mensaje es claro: la salud se construye con cada elección que hacemos a diario.
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