Clara Alfonso
Valencia
Miércoles, 12 de abril 2023, 01:21
Las ojeras son una alteración de la coloración de la piel ubicada debajo de los ojos y que se manifiesta debido a una producción excesiva de melanina así como a la dilatación de los capilares próximos a la superficie de la piel. Pueden adquirir un color grisáceo, azulado e incluso morado y son signos reveladores de una mirada cansada y una piel fatigada.
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Hay que tener en cuenta que la piel que rodea los ojos es más delgada y sensible que la de otras zonas. Su espesor medio varía entre 0,3 y 0,5 milímetros, según mantiene la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) en su web, lo que significa que es cinco veces más fina que la del resto del rostro y diez más que la del cuerpo.
Asimismo, cuenta con una menor cantidad de fibras de colágeno y elastina, dos componentes indispensables para mantener la estructura, firmeza y fortaleza de la piel; y menos glándulas sebáceas, cuya función es la de suavizar y proteger la dermis.
La causa más común de la aparición de ojeras es la falta de sueño, que provoca una dilatación en los vasos sanguíneos de los párpados y la acumulación de sangre en ellos se puede apreciar desde el exterior con ese tono morado. En este sentido, la Sociedad Española del Sueño explica que un adulto debe dormir entre 7 y 9 horas diarias. Por su parte, los niños y adolescentes, de 9 horas y media a 11 horas y media.
Otra de las causas tiene que ver con la edad, ya que la piel se vuelve más fina con el envejecimiento y los vasos sanguíneos se aprecian más. En los casos en los que las perdonas tienen una sombra oscura en la zona del párpado inferior de manera permanente, se puede relacionar con cuestiones genéticas que provoquen hiperpigmentación, una piel más fina de lo normal o un mayor número de vasos sanguíneos.
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Sin embargo, estas no son las únicas causas de las ojeras, tal y como explican desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Una dieta inadecuada, problemas vasculares, la falta de hierro, que condiciona una falta de oxigenación; las toxinas, las enfermedades renales y las alergias también pueden ser factores condicionantes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), «una dieta saludable ayuda a protegernos de la malnutrición en todas sus formas, así como de las enfermedades no transmisibles, como la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer». Es por ello que resulta fundamental llevar un estilo de vida saludable para evitar el desarrollo de patologías que puedan poner en peligro nuestra salud.
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De lo contrario, uno de los problemas que podrían surgir de seguir una dieta deficiente es la anemia que, de no tratarse, podría convertirse en una enfermedad grave e incluso mortal.
Otro de los motivos por los que pueden aparecer ojeras o bolsas es la retención de líquidos. Se trata de un problema que afecta a gran parte de la población, pero sobre todo a mujeres.
A pesar de que las causas pueden ser muy diversas, la retención puede deberse a los cambios hormonales que se producen en las distintas etapas de la vida, como la adolescencia, la menstruación o el embarazo. No obstante, existen otros motivos, como el estilo de vida o la herencia genética que podrían incrementar la posibilidad de retener líquidos.
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Tal y como explica la Sociedad Española de Medicina Interna, la insuficiencia renal «es la pérdida lenta de la función de los riñones con el tiempo: y al estar dañados no pueden eliminar los desechos ni el exceso de agua del cuerpo».
En este sentido, la diabetes y la hipertensión arterial pueden provocar insuficiencia renal, una enfermedad que no tiene cura pero para la que sí que existen tratamientos que ayudan a vivir con calidad de vida, «lo que incluyen las diálisis y el trasplante renal».
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La tiroides es la glándula encargada de regular el metabolismo a través de la producción de la hormona tiroidea. Los expertos en medicina interna explican que el hipotiroidismo se produce cuando la glándula tiroides produce menos hormona de la necesaria para el correcto funcionamiento del organismo.
En algunos casos, se relaciona esta patología con la aparición de ojeras y sus síntomas se pueden confundir con los de otras enfermedades, como la depresión o la ansiedad.
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