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El cáncer de cuello uterino o de cérvix es la cuarta causa más común de incidencia y mortalidad por cáncer en mujeres a nivel mundial. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), cada año se diagnostican más de 600.000 casos en todo el mundo, de los cuales 2.300 corresponden a España.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el 95% de estos casos están relacionados con el virus del papiloma humano (VPH), una infección de transmisión sexual que afecta tanto a hombres como a mujeres. Se estima que el 80% de la población sexualmente activa contraerá el virus en algún momento de su vida, aunque solo el 0,1% de los casos desembocará en un tumor cervical.
La vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) es una de las estrategias más efectivas para reducir la incidencia del cáncer de cérvix. «En los últimos años, hemos observado un descenso significativo en la tasa de esta enfermedad gracias a la vacunación», señala el Dr. Piñero Sánchez, jefe del Servicio de Ginecología de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología (IVO).
La evidencia científica respalda este avance. Según un estudio publicado en 2021 por la revista británica The Lancet, la incidencia del cáncer de cuello de útero se reduce hasta en un 87% entre las mujeres vacunadas contra el VPH entre los 12 y 13 años.
El Dr. Piñero Sánchez recuerda que la vacunación, junto con los controles citológicos y la toma de muestras para la detección del virus, constituyen la estrategia más eficaz para prevenir y diagnosticar de manera temprana este tipo de cáncer. «Cuanto antes se detecta, más opciones hay de tratamiento y mejores son los pronósticos», concluye.
España cuenta con un programa de prevención de cáncer de cérvix que permite detectar las lesiones premalignas, es decir, aquellas lesiones que aparecen antes de que se desarrolle el cáncer invasor. Un programa «eficaz, pero no infalible», como recuerda la Dra. Paloma Badía, médico adjunto del Servicio de Ginecología del IVO. Este protocolo implica la realización periódica de citologías cervicovaginales y pruebas para la detección del VPH.
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En la Comunidad Valenciana, las mujeres de 25 a 34 años se someten a citologías de cribado cada tres años, mientras que, entre los 35 y 65 años, se combina la citología cervical con pruebas de VPH cada 5 años. Asimismo, «el correcto uso del preservativo y el abandono del hábito tabáquico son estrategias preventivas importantes que deben ser consideradas», recuerda la Dra. Badía.
¿Y cómo se manifiesta esta enfermedad? «El primer síntoma suele ser el sangrado irregular, frecuentemente tras las relaciones sexuales, aunque este tipo de tumor muchas veces no presenta síntomas en sus inicios. Por eso, cuando la paciente acude a consulta, la enfermedad suele estar en fases más avanzadas», advierten desde el Servicio de Ginecología del IVO.
El principal tratamiento del cáncer de cuello uterino es la cirugía para extirpar el tumor. Dependiendo del estadio de la enfermedad, puede combinarse con radioterapia y/o quimioterapia. «Cada caso es único y así se aborda en el Comité de Tumores del IVO, donde un equipo multidisciplinar valora y planifica el mejor tratamiento a seguir», explica la Dra. Badía.
En 2024 el IVO atendió a 34 mujeres con cáncer de cérvix, de ellas 19 fueron intervenidas mediante cirugía robótica o técnica combinada con laparotomía. «La cirugía robótica aplicada a la oncología ginecológica nos ofrece mayor precisión y aporta grandes beneficios para nuestras pacientes, como una recuperación más rápida y menor dolor postoperatorio», destaca el jefe del Servicio de Ginecología del IVO.
Sobre la posibilidad de ser madre tras un diagnóstico de cáncer de cérvix, el Dr. Piñero explica que, siempre que las condiciones lo permitan, se priorizan técnicas quirúrgicas que preserven la fertilidad. «Si es viable, optamos por procedimientos que permitan conservar el útero. No obstante, en algunos casos, la necesidad de radioterapia pélvica puede dificultar esta opción», señala.
En cuanto a los tipos de cirugía disponibles, el especialista detalla que, en fases muy iniciales y con lesiones microscópicas, la conización cervical es una alternativa. Para tumores pequeños y bien localizados en estadios más avanzados, se recurre a la traquelectomía radical, una técnica que posibilita futuros embarazos. Sin embargo, cuando el tumor ha crecido significativamente y no es posible preservar la fertilidad, la intervención estándar es la histerectomía radical. «En estos casos, es clave preservar los nervios para evitar complicaciones en la micción y la defecación», concluye.
La inmunoterapia ha supuesto en los últimos tres años un avance decisivo en el tratamiento del cáncer de cérvix avanzado o metastásico. En este sentido, estudios clave en los que ha participado el IVO han demostrado que este enfoque «mejora de forma significativa tanto la supervivencia global como la supervivencia libre de progresión en pacientes con enfermedad recurrente o metastásica, ampliando las posibilidades de tratamiento y ofreciendo nuevas esperanzas a las pacientes», explican desde el Servicio de Oncología Médica del IVO.
El centro oncológico valenciano cuenta desde 1982 con una Unidad de Diagnóstico Precoz en cáncer ginecológico, orientada a la detección de los tumores de cuello de útero o cérvix en etapas iniciales. En 2024, esta unidad realizó más de 4.000 revisiones.
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