Maria Van Kerkhove durante una rueda de prensa. AFP

Maria Van Kerkhove | Directora de Prevención de Pandemias de la OMS

«Creemos que la próxima pandemia será una de gripe, por eso necesitamos que el mundo esté alerta»

Cinco años después de los confinamientos por el coronavirus, aún queda mucho por hacer para hacer frente a la próxima pandemia

Lunes, 10 de marzo 2025, 00:39

Se cumplen cinco años desde que los países europeos decidieron seguir los pasos de China y comenzaron a decretar confinamientos para proteger a la población ... del Covid. Italia fue la primera el 9 de marzo de 2020, y luego le siguieron otros, incluida España. Se hizo patente entonces que el coronavirus acabaría poniendo al mundo entero en jaque, aunque nadie podía prever aún que contagiaría a más de 680 millones de personas y que dejaría –oficialmente– casi siete millones de muertos.

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María Van Kerkhove está convencida de que son muchos más. «Creemos que falleció al menos el triple de gente», afirma. Sabe de qué habla, porque asistió a estos tristes récords en primera línea, como directora del Departamento de Prevención de Epidemias y Pandemias de la OMS. Se convirtió entonces en un rostro conocido a nivel global por sus conferencias de prensa junto al director general de la institución, Tedros Adhanom Ghebreyesus. No obstante, un lustro después aún hay muchas preguntas sin respuesta en torno a lo que sucedió. Sobre esas incógnitas, y sobre lo que puede suceder, Van Kerkhove habla con este diario desde Ginebra.

– ¿Estamos mejor preparados para afrontar la siguiente pandemia?

– Sí y no. Sé que es una respuesta poco satisfactoria, pero sobre muy pocas cosas tan complejas se puede hablar de forma categórica. En muchos aspectos estamos mejor preparados porque hemos experimentado un trauma colectivo masivo de consecuencias devastadoras que nos ha llevado a construir mejores sistemas, sobre todo de vigilancia y detección de virus. También damos más importancia a la salud pública, y se produjo una colaboración científica increíble que desembocó en la creación de vacunas efectivas y seguras en un solo año. Además, se ha avanzado en la transferencia de tecnología y en la capacidad para producirla más allá de los países avanzados.

– Parece un escenario bastante positivo.

– Bueno, hay aspectos negativos. El mundo quiere olvidar que el covid sucedió, y eso es muy peligroso porque podemos perder esta oportunidad para prepararnos mejor. Entre los aspectos más negativos está el efecto devastador de la pandemia entre los sanitarios, muchos de los cuales han muerto, han abandonado la profesión o sufren síndrome postraumático. Además, cada vez hay menos espacio para hablar de cómo afrontar la siguiente pandemia y menos recursos para hacerlo, porque estamos centrados en guerras, catástrofes naturales y tensiones geopolíticas enormes. Pero el peligro de una nueva pandemia está ahí.

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Maria Van Kerkhove. OMS

– ¿Se puede prever dónde y cuándo se producirá esa próxima pandemia?

– Creemos que será una pandemia de gripe. Pero no sabemos ni cuándo, ni de qué subtipo, ni dónde surgirá. Es cierto que los lugares con más posibilidades son los que tienen mayor biodiversidad y en los que más interacción hay entre humanos y animales. Pero muchos creen que una pandemia surgirá en un lugar remoto y lejano y eso da una falsa sensación de seguridad. Sobre todo porque ya se ha demostrado que el patógeno puede viajar en avión y extenderse por el mundo en uno o dos días. Además, la pandemia de gripe de 2009 surgió en Norteamérica, donde ahora mismo están sufriendo con el H5N1. Por eso, necesitamos que el mundo esté alerta y que se prepare tanto para los virus que conocemos como para la enfermedad X, como fue el covid. Y para ello hace falta colaboración y transparencia.

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– En cuanto a la colaboración, Donald Trump ha abandonado la OMS. ¿Cómo de significativa es esta retirada?

– Seguimos trabajando con Estados Unidos. Colaboramos a nivel técnico con su gobierno, así como con sus académicos y su sector privado. Nosotros continuaremos contando con los estadounidenses en nuestras discusiones. Pero sí es cierto que se ha detenido cierta colaboración técnica y eso es preocupante, porque la fortaleza de la OMS depende de que todos hagan aportaciones en su seno. Por eso, y porque los patógenos no saben de fronteras, esperamos que Estados Unidos recapacite y cambie de opinión.

– Ha mencionado la transparencia. Pero aún no sabemos cómo surgió el covid e imagino que se debe a la falta de transparencia de China.

– Sí. Esa opacidad es muy relevante. Es un imperativo científico y moral entender lo que sucedió. Y no solo si fue un origen zoonótico o si salió de un laboratorio. Necesitamos los detalles, las condiciones concretas en las que emergió este virus. Porque sabemos que necesitamos mejor vigilancia y mejores medidas de seguridad en laboratorios. No es una cuestión de echar la culpa, no hay motivación política alguna. Queremos adoptar medidas concretas para que no vuelva a suceder. Seguimos requiriendo información a China, pero no logramos cooperación. Y hasta que no tengamos esos datos no podemos descartar la hipótesis de que hubiese un contagio accidental en el laboratorio. Nuestra frustración se debe a que sabemos que hay más estudios de los que nos han mostrado. Así que continuaremos presionando, aunque es posible que nunca sepamos qué pasó.

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– El mundo respondió al covid de formas muy diferentes, desde el cero covid de China hasta la convivencia con el virus. ¿Podemos determinar ya cuál fue más efectiva?

– Es una evaluación que estoy haciendo ahora cuando visito los países miembros de la OMS, porque ninguna estrategia fue idéntica y fueron variando con el tiempo. Los insulares, por ejemplo, cerraron a cal y canto con un elevado coste económico para ganar tiempo, pero en Europa no se podía hacer eso. El análisis del resultado es complejo, porque hay muchas formas de medir la eficacia y cada estrategia tenía sus ventajas. Lo que sí podemos decir es que los países que actuaron rápido y escucharon nuestras advertencias, así como los que habían experimentado otros brotes, como el MERS, se prepararon mejor. Luego hubo una politización vergonzosa de todas las medidas, como el uso de mascarilla o el trazado de casos. Y el liderazgo político fue una de las claves, lo mismo que la estrategia de comunicación y el combate de la desinformación.

– ¿Cree que se antepusieron los intereses económicos a salvar vidas?

– El daño que provocó el covid fue multifacético. Murieron veinte o treina millones de personas, las pérdidas económicas alcanzaron los 16 billones de dólares, 1.600 millones de niños se quedaron sin ir a la escuela y 135 millones de personas cayeron en la pobreza. Es evidente que los políticos tuvieron que tener en cuenta tanto la salud como la economía. No se puede salvar a todo el mundo, y lo difícil es proteger al mayor número posible tratando de afectar lo mínimo a su sustento.

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