El riesgo de las bolsitas de té comerciales que amenaza nuestra salud

Las infusiones son un gran complemento de una vida equilibrada y una dieta sana. Más aún cuando la variedad de opciones disponible en el mercado hace que hoy sea muy accesible prepararse una rápidamente en casa o en el trabajo con un poco de agua caliente. No obstante, la forma popular de beber té y otras variantes podría no ser la mejor, ni para nuestra salud ni para el medio ambiente. Un estudio realizado por personal investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) a finales del año pasado demuestra que las bolsas de té comerciales desprenden millones de microplásticos y nanoplásticos, que ingerimos con cada infusión (MNPLs).

El debate de la contaminación por microplásticos y nanoplásticos está presente sobre todo en relación a los envases de alimentos. Útiles de uso diario como ropa y botellas de agua están también en entredicho, y es inevitable que, con los niveles de uso de plástico que tenemos, estemos cada vez más y más expuestos. El problema es que los resultados obtenidos por el Grupo de Mutagénesis del Departamento de Genética y de Microbiología de la UAB son considerables: cuando las bolsitas de té comerciales se utilizan en infusión, liberan enormes cantidades de estas partículas, unas 1200 millones por mililitro de té.

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Específicamente, el equipo estudió bolsitas fabricadas con los polímeros nailon-6, polipropileno y celulosa. A través de técnicas de investigación muy innovadoras, como la microscopía electrónica y la espectroscopia infrarroja, han identificado que también hay variaciones significativas dependiendo de los materiales utilizados, siendo el polipropileno el material más peligroso. Haciéndose eco del estudio, el biólogo y divulgador científico Dani Prieto colgó en su Instagram un vídeo que mostraba las imágenes bajo el microscopio del polipropileno que compone las bolsitas de té comerciales:

La composición química de los plásticos interactúa con el organismo humano, y no de forma beneficiosa. No es tan fácil como pensar que los plásticos simplemente se digieren y excretan. Aunque aún faltan estudios más detallados sobre las implicaciones de ingerir estas cantidades de partículas a largo plazo, este mismo equipo de investigación de la UAB realizó experimentos de interacción biológica: las células intestinales productoras de mucosa presentaron una considerable absorción de nanoplásticos y microplásticos, con los consiguientes riesgos, en camino de demostrarse con experimentos más detallados, de su extensión por el cuerpo y sus efectos negativos.

Como demuestra el estudio, diferentes materiales liberan diferentes cantidades. Las bolsitas de té que solemos encontrar, desde en las herboristerías y tiendas especializadas hasta en las cadenas de grandes supermercados, están hechas de distintos componentes. Las de plásticos flexibles como el polipropileno son las que deberíamos evitar. No obstante, las que están hechas de papel tampoco son inocuas para la salud, como demuestra el estudio del grupo de investigación de la UAB, o un estudio publicado en 2021, en el Journal of Hazardous Materials, sobre la presencia de plástico en cinco de seis marcas de bolsitas de té irlandesas, cuatro de las cuales parecían usar bolsas de papel.

En definitiva, la mejor forma de evitar estos microplásticos sería comprar beber té de hoja suelta y, para ello, lo podemos comprar a granel. Aunque hay varias sugerencias sobre qué hacer con las bolsitas de té comerciales que ya tenemos en casa (como desechar el agua que utilicemos en una primera infusión, y solo bebernos la segunda), lo primero es la apuesta más segura. El té a granel suele ser de mejor calidad, por lo que asegura un mejor aroma y sabor. Tiene todas sus propiedades intactas, y lo más importante: libre de microplásticos. Una opción que sería una solución intermedia sería cambiar las bolsitas de té comerciales, que se tiran después de un solo uso, por bolsitas reutilizables de materiales naturales como el cáñamo o el algodón, donde pondríamos el té de hoja suelta.