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efe
Valencia
Martes, 19 de mayo 2020, 14:50
Hasta el 70 por ciento de los pacientes de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) a causa de la Covid-19 podría necesitar neurorrehabilitación motora y cognitiva por la inmovilización prolongada, el uso intensivo de ventilación mecánica o las altas dosis de corticoides sistémicos.
Para estos casos, Vithas Valencia Consuelo ha desarrollado un programa específico de neurorrehabilitación para personas que han superado el Covid-19 y sufren el síndrome Post-UCI y que aplica una gran variedad de herramientas tecnológicas y robóticas para que la rehabilitación motora y cognitiva sea efectiva en el menor tiempo posible
Una de las pacientes que se está beneficiando del nuevo programa específico Síndrome post-UCI es Manuela, de 51 años, ingresó en la UCI con ventilación mecánica e inmovilización prolongada por insuficiencia respiratoria secundaria a neumonía por la Covid-19 . Cuando le dieron el alta, presentaba una tetraparesia por polineuropatía del paciente crítico, que no le permitía mantenerse sentada y, asociado a ello, tenía dificultad a la hora de procesar información, para organizar o planificar datos y para conciliar el sueño.
El síndrome afecta en la actualidad a entre el 50 y 70 % de los pacientes que han sido dados de alta de las Unidades de Cuidados Intensivos y cuyos casos se han multiplicado durante la pandemia, entre otros motivos, por la inmovilización prolongada, el uso intensivo de ventilación mecánica o las altas dosis de corticoides sistémicos.
Según la doctora Carolina Colomer, directora clínica de este servicio de neurorrehabilitación, «la pandemia por el coronavirus que estamos viviendo obliga en muchos casos a largas estancias en UCI y, gracias a la extraordinaria labor de los equipos de personal sanitario, una gran parte de las personas ingresadas logran sobrevivir a la infección por la COVID-19«.
«Sin embargo, en muchos casos, el problema llega tras el alta ya que es probable que cuenten con una serie de secuelas que se conocen como síndrome post-UCI», señala. Según explica, este síndrome se define como un espectro de signos y síntomas que incluyen alteraciones físicas, dominadas por una debilidad muscular marcada; y alteraciones cognitivas, principalmente de las funciones ejecutivas.
También alteraciones psicológicas como ansiedad, depresión, cuadros similares al síndrome de estrés post-traumático y otros signos y síntomas que se han descrito asociados, entre los que destacan fatiga, inmovilidad, respiración entrecortada, fragilidad del cabello, neuropatías periféricas o insomnio.
El programa específico de tratamiento para personas con síndrome post-UCI a causa de la COVID-19 «unifica todos nuestros recursos, el equipo profesional y diferentes herramientas de trabajo, para alcanzar los objetivos marcados por el equipo médico, en el menor tiempo posible».
Según Colomer, normalmente estos pacientes cuentan con secuelas musculares y neurológicas, «por lo que la intervención que estamos realizando se centra, en primer lugar en una valoración minuciosa por parte de distintos profesionales del equipo multidisciplinar».
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