Las secuelas de la Covid: así afecta al aparato respiratorio, cardiovascular y a nivel neuronal y psicológico

La OMS estableció en un informe los daños que puede provocar el virus

LP.ES

VALENCIA

Lunes, 1 de febrero 2021

La OMS, a través de un estudio que elaboró tras el verano la Organización Panamericana de la Salud, ha publicado un informe sobre las secuelas que se conoce que ha dejado la Covid-19 tras varios meses de estudio. El informe se publicó con los datos obtenidos tras siete meses de existencia del virus

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Como parte del proceso fisiopatológico de la COVID-19, se genera una respuesta inflamatoria intensa que tiene al tracto respiratorio y principalmente el pulmón como primer órgano afectado, Sin embargo, varios estudios apuntan que las secuelas de esta infección no sólo se limitan al aparato respiratorio, y que se han registrado secuelas en el sistema cardiovascular, y en el sistema nervioso central y periférico. Se ha documentado también secuelas psiquiátricas y psicológicas. Este es el resultado del estudio publicado por la OMS en su web.

Secuelas en el aparato respiratorio

Los pacientes que desarrollaron un cuadro clínico grave de COVID-19 tienen como principal secuela el desarrollo de fibrosis pulmonar.

- Durante la fase aguda de la infección por SARS-CoV-2, el daño pulmonar causa edema, desprendimiento alveolar de células epiteliales y depósito de material hialino en las membranas alveolares.

- Durante la siguiente fase de la infección, que usualmente ocurre entre las segunda y quinta semana, los pulmones muestran signos de fibrosis, con el depósito de fibrina y la infiltración de células inflamatorias y fibroblastos cerca de las células epiteliales, en los espacios alveolares.

- Durante la etapa final, entre la sexta y octava semanas, el tejido pulmonar se vuelve fibrótico. Adicionalmente, hay varios reportes de lesiones bilaterales con predominio del lóbulo inferior.

Secuelas en el sistema cardiovascular

Se ha documentado que pacientes con formas graves de COVID-19 presentaron lesiones significativas de miocardio, incluyendo miocarditis relacionada a infección, con reducción de la función sistólica y arritmias. Estas lesiones podrían ser secundarias al daño pulmonar severo. Desafortunadamente, aún se conoce poco acerca de los mecanismos responsables de estas secuelas. Preliminarmente se asume que estaría implicada la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA 2) la cual permite la entrada del virus a las células y facilita la replicación viral.

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- Se encontraron niveles significativamente altos de ECA 2 en tejido cardiaco (cardiomiocitos y pericitos), principalmente en pacientes con condiciones cardiovasculares preexistentes.

- Se ha reportado lesión miocárdica, que podría deberse al daño directo a los cardiomiocitos, la inflamación sistémica, la fibrosis intersticial miocárdica y la hipoxia.

- Debido a las lesiones significativas de miocardio en pacientes con manifestaciones clínicas graves por COVID-19, la morbilidad y letalidad de la enfermedad podrían ser altas, más aún en pacientes con condiciones cardiovasculares preexistentes.

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Secuelas neuropsiquiátricas

En casos graves de COVID-19, la respuesta hiper-inflamatoria sistémica podría causar un deterioro cognitivo a largo plazo, como, por ejemplo:

- deficiencias en la memoria

-deficiencias en atención

- deficiencias en velocidad de procesamiento y funcionamiento

- pérdida neuronal difusa.

Además, se ha documentado que los procesos inflamatorios sistémicos en personas de mediana edad podrían llevar a un deterioro cognitivo décadas más tarde.

Sin embargo, es necesario contar con más evidencia para evaluar los efectos independientes y sinérgicos de las secuelas del COVID-19 en las funciones cognitivas a corto y largo plazo. Por lo tanto, la evaluación a largo plazo de manifestaciones clínicas de esclerosis múltiple será necesaria en pacientes recuperados de la COVID-19.

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Adicionalmente, hay relatos de que el SARS-CoV-2 puede alcanzar el sistema nervioso central y periférico, con propagación hematógena o propagación neural directa por vía respiratoria por posibles mecanismos de neurotropismo del virus. El receptor de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA II) desempeñaría un papel en el mecanismo por el cual el virus SARS-CoV-2 ingresa a la célula y se expresa en el cerebro.

También se han observado diversos tipos de manifestaciones clínicas neuropsiquiátricas, como encefalopatía, cambios de humor, psicosis, disfunción neuromuscular o procesos desmielinizantes, pueden acompañar a la infección viral aguda o pueden seguir a la infección por semanas, meses o potencialmente más tiempo, en pacientes recuperados. Por lo tanto, el seguimiento neuropsiquiátrico prospectivo de individuos expuestos al SARS-CoV-2 en las diferentes etapas del ciclo vital, así como su estado neuroinmune, es crucial para comprender completamente el impacto a largo plazo de las manifestaciones clínicas neuropsiquiátricas de la COVID-19 (28, 50, 62).

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La evaluación de las consecuencias neuropsiquiátricas directas y los efectos indirectos de la COVID-19 sobre la salud mental es muy necesaria para la planificación de la atención de la salud mental.

Secuelas psicológicas

La propagación de COVID-19 a nivel global, ha llevado a encaminar esfuerzos para asegurar el distanciamiento social, por lo que podrían presentarse efectos psicológicos negativos por el aislamiento social.

Todos los grupos de edad, niños, adolescentes, adultos jóvenes y los adultos mayores son grupos poblacionales que tienen riesgo de sufrir las secuelas psicológicas por las medidas de salud pública implementadas durante la pandemia grupos específicos como el personal de salud podrían también recibir un impacto en la salud mental. Será importante la priorización e implementación de estrategias de salud pública integrales para abordar este problema en población en general y grupos específicos.

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Secuelas musculares

Fisioterapeutas del Hospital Povisa han advertido de secuelas en pacientes COVID-19 como la fatiga, el dolor generalizado, parálisis y la incapacidad funcional para retomar las actividades que realizaban antes de contagiarse.

Ante el aumento de casos que se está registrando en esta tercera ola en toda España, los especialistas del Área de Fisioterapia recuerdan que uno de los sistemas más afectados es el musculoesquelético, al que perjudica el virus en sí mismo y pero también las complicaciones derivadas de él. La falta de ejercicio o actividad física y el confinamiento, en los casos leves, y una estancia prolongada en cama en los casos más graves, pueden afectar de manera prolongada e incluso, permanente, al paciente.

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La fisioterapeuta Laura Rubio subraya la prevalencia de secuelas como la fatiga o astenia y el dolor generalizado, a las que añade pérdida de masa y fuerza muscular, merma de la capacidad motora y movilidad, disminución de peso y déficit proteico, agravada habitualmente con una pérdida de capacidad pulmonar y dificultad para conciliar el sueño.

Además, entre los efectos secundarios más comunes en pacientes COVID-19 se encuentran «la pérdida de flexibilidad muscular, fibrosis y pérdida de equilibrio y dificultad para caminar o mantenerse en pie«. »Tras un periodo de inmovilización, se produce una atrofia muscular, porque los músculos pierden tamaño«, ha remarcado. En pacientes más graves, las secuelas pueden incluir »úlceras por decúbito, neuropatías por atrapamiento, edemas residuales y parálisis«.

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Y esa afectación de las fibras musculares, llamada miopatía, según explica Rubio, aparece no solo en las extremidades inferiores. «El paciente presenta pérdida de fuerza en la musculatura más proximal, en los hombros y escápulas, en el tronco, la pelvis y en la cadera, generando una debilidad muscular muy incapacitante, porque dificulta funciones básicas», ha señalado.

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