Carla Mansanet Peinado
Valencia
Viernes, 25 de agosto 2023, 20:02
La alerta sanitaria se enciende nuevamente ante la presencia del virus del Nilo Occidental en España. Desde la llegada de la temporada de mosquitos, con su apogeo en el mes de agosto, se están registrando nuevos casos de personas afectadas por el también conocido como meningoencefalitis vírica. En lo que va de agosto, se han detectado dos focos de contagio en municipios de Valencia y Sevilla, lo que ha generado creciente preocupación en la población. Para evitar el alarme colectivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anima a la población a informarse sobre el virus, especialmente, sobre los síntomas que puede producir la picadura de un mosquito portador y cómo es su transmisión.
Publicidad
Noticia Relacionada
Una vez una persona ha sido alcanzada por un mosquito infectado del virus del Nilo puede clasificarse dentro de tres grupos, y dependiendo de en cuál se sitúe, experimentará diferentes síntomas. El primer grupo de afectados es el de los asintomáticos, que ocupa de un 70 a 80% de los contagiados, el segundo presentará síntomas moderados y representa a un 20% de los afectados, mientras que los síntomas de mayor riesgo se manifestarán en menos de un 1% de las víctimas del virus.
Primer grupo: asintomáticos (del 70 al 80% de los contagiados)
Según informa la OMS, la mayoría de los contagiados, que se sitúan entre el 70 y 80%, no presentan síntomas tras haber contraído la meningoencefalitis vírica.
Segundo grupo: sintomáticos moderados (20% de los contagiados)
Uno de cada cinco infectados puede presentar fiebre junto con otros síntomas como dolor de cabeza, dolor en el cuerpo, dolor en las articulaciones, vómitos, diarrea o sarpullido. La mayor parte de personas pertenecientes al segundo grupo se recuperan completamente, aunque la fatiga y debilidad pueden perdurar por semanas o incluso meses.
Tercer grupo: sintomáticos de riesgo (menos del 1% de los contagiados)
En lo relativo al tercer grupo de afectados, que abarca a menos del 1%, manifestarán enfermedades neurológicas graves como la encefalitis (inflamación del cerebro) o meningitis (inflamación de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal). Las consecuencias de la contracción de ambas enfermedades puede presentarse en forma de dolor de cabeza, fiebre alta, rigidez en el cuello, desorientación, temblores, convulsiones o parálisis. Pese que esta enfermedad neurolófica pueda afectar a cualquiera, tienen mayor predispodición los mayores de 60 años, personas con otras afecciones añadidas (cáncer, diabetes, hipertensión y enfermedad renal) o aquellos que hayan recibido trasplantes de órganos. La recuperación de los pertenecientes al tercer grupo es ardua y puede dejar efectos neurológicos permanentes a su paso. Además, 10% de las personas que presenten infección neurológica causada por este virus pueden hasta morir.
Publicidad
El virus del Nilo Occidental circula entre aves silvestres y migratoriorias desde zonas de África y Oriente medio a Europa. Entre los integrantes de la bandada, el virus puede replicarse hasta altos niveles, lo que facilita que se infecte un gran número de mosquitos al alimentarse de ellas. Estos animales son los encargados de hospedar el virus, pero es la picadura de los mosquitos comunes la que lo transmite a personas o caballos.
Por esta razón, a mayor número de mosquitos en una zona, mayores son las posibilidades de que se convierta en un foco de contagio. La cantidad de mosquitos habitantes en una región dependerá de muchos factores, pero dos de los más determinantes son: las altas temperaturas y la presencia de aguas estancadas donde puedan depositar sus huevos y desarrollarse las larvas. Además, aunque estos mosquitos pueden sufrir la enfermedad, el virus no puede alcanzar niveles tan altos como en las aves porque no pueden pasarse el virus de unos mosquitos a otros diferentes. Es decir, el mismo mosquito que se alimenta del ave infectada es el que puede contagiar a la persona, y un mosquito que no haya mantenido contacto con el animal no podrá aunque haya mantenido contacto con un mosquito portador del virus.
Publicidad
Esta es la manera de transmisión más común, pero existen otros posibles emisores del virus, aunque son casos muy concretos. La meningoencefalitis vírica también puede contraerse por transfusiones de sangre, transplantes de órganos y por transmisión materno-filial. Esta tercera vía de transmisión se refiere a la lactancia materna y durante el embarazo, por las que el hijo puede contagiarse si su madre tiene el virus.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), agencia nacional de salud pública de Estados Unidos, recalca que el virus del Nilo Occidental no se propaga por el contacto físico. Por ello, no es de riesgo el mantener un contacto casual, ya sea tocar o besar, con una persona con el virus.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.