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El notable aumento de las infecciones de transmisión sexual (ITS) desde el final de la pandemia no solo está afectando a la población de riesgo, ... sino también a otros grupos que hasta hace unos años no se consideraban vulnerables. Los contagios por clamidiasis, gonorrea o sífilis se han disparado en todos los colectivos, pero especialmente, en las mujeres, lo que ha llevado a los expertos a reclamar la extensión de las pruebas de detección de enfermedades sexuales a este grupo.
En España, solo el 5% de las mujeres se ha sometido a un cribado en el último año, frente al 8% de media en la Unión Europea y el 10% en todo el mundo. Mientras, la prevalencia entre las mujeres de la gonorrea, por ejemplo, ha crecido el 204% en el periodo 2014-2023 frente a una subida del 177% en los hombres, de acuerdo al último informe del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC). «La periodicidad del cribado debe adaptarse al riesgo. Se recomienda por lo menos una vez al año para mujeres sexualmente activas, en cada nueva relación y cada tres meses para aquellas con mayor exposición», señala Jorge del Romero, director médico del Centro Sanitario Sandoval y miembro del Grupo de Estudio de Enfermedades de Transmisión Sexual (Geits) en la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).
Los expertos lamentan que las mujeres hayan sido un grupo históricamente olvidado en las campañas de detección de ITS cuando en realidad, deberían convertirse en un colectivo prioritario porque «muchas infecciones pueden causar complicaciones importantes como infertilidad, enfermedad inflamatoria pélvica o problemas en el embarazo. Identificar a estos grupos de población y proponer estrategias preventivas que consigan una alta participación permitirá a las administraciones sanitarias poner en marcha programas eficientes que faciliten el control de las ITS», subraya Luis Piñeiro, secretario de Geits.
En concreto, los profesionales abogan por poner el foco en las migrantes y las refugiadas, que pueden haber sufrido violencia sexual; en las embarazadas que han podido contagiarse en algún momento, por los problemas que una enfermedad de este tipo podría ocasionar en el recién nacido; en las adolescentes sexualmente activas; en las mujeres que tienen sexo con hombres y con mujeres; en las personas trans; en las trabajadoras sexuales o en las mujeres que están privadas de libertad.
En ocasiones, las mujeres, igual que otros otros grupos, como los jóvenes, los inmigrantes o los miembros del colectivo LGTBIQ, se enfrentan a barreras culturales y sociales ante la posibilidad de acceder a un cribado. «Se debe potenciar también la atención psicosocial preventivamente y tras el diagnóstico en determinados colectivos, así como la necesidad de la formación y la capacitación de los profesionales sanitarios», destaca Jorge Garrido, director ejecutivo de la asociación Apoyo Positivo, que busca informar sobre derechos sexuales.
Por edades, son las menores de 25 años las que han visto cómo más suben las infecciones de transmisión sexual. En esta cohorte de edad se detectan la mitad de los casos de clamidiasis y el 45% de gonorrea mientras que en la sífilis y en el linfogranuloma venéreo, la mayor parte de los contagios se contabilizan en el grupo de entre 25 y 34 años, según los datos del Instituto Carlos III.
La concienciación de la sociedad frente a las ITS es la única posibilidad para reducir de nuevo los contagios, aseguran los especialistas, que piden que todas las personas sexualmente activas deberían recibir evaluación periódica, con especial énfasis en aquellas con múltiples parejas sexuales, usuarios de la profilaxis preexposición (PrEP) y aquellas con antecedentes en estas enfermedades. Además, exponen que la vacunación es la mejor herramienta en la prevención de ITS de origen viral, y recomiendan la inmunización frente al virus del papiloma humano (VPH) y a la hepatitis A y B en personas con riesgo elevado de exposición.
Según el último informe del Ministerio de Sanidad, en 2023 se notificaron en España 34.403 casos de gonorrea, frente a los 16.115 de 2021 o los 25.449 de 2022. Mientras, de sífilis se registraron 10.879 casos en 2023 (6.841 en 2021 y 8.531 en 2022) y el aumento de la clamidia fue de un 20,7% anual entre 2016 (primer año con datos, cuando se contabilizaron 7.239 casos) y 2023 (36.983).
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