Las terribles consecuencias de beber alcohol antes de dormir

Beber alcohol antes de dormir es una práctica común en muchas culturas, a menudo asociada con la idea de relajarse tras un día largo. Sin embargo, esta costumbre está rodeada de mitos que, con el tiempo, la ciencia ha ido desmontando. Durante años, se creyó que un consumo moderado podía ser beneficioso para la salud. De hecho, la cultura popular y la publicidad se encargaron de reforzar esta creencia, al igual que ocurrió en el pasado con el tabaco. No obstante, los estudios actuales han demostrado lo contrario: no existen beneficios reales para la salud al consumir alcohol, especialmente en lo que respecta al sueño.

Ian Colrain, presidente y director de un instituto de investigación especializado en el estudio del insomnio y el consumo de alcohol, ha explicado a 'National Geographic' que no hay beneficios reales para la salud en beber. Esta afirmación incluye la creencia de que una copa antes de dormir ayuda a combatir el insomnio, una idea profundamente arraigada pero equivocada.

El insomnio es un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque se suele pensar que un sueño reparador implica dormir de un tirón, la realidad es que el sueño se compone de diferentes etapas, y despertarse brevemente durante la noche es completamente normal. Aun así, muchas personas recurren al alcohol con la esperanza de conciliar el sueño más rápidamente. Si bien el efecto sedante del alcohol puede parecer una solución temporal, su impacto en la calidad del sueño es negativo.

Como indica Colrain, aunque algunas personas consideran que tomar una copa antes de acostarse es beneficioso, «el precio a pagar es una peor calidad en el sueño». El alcohol puede inducir el sueño inicialmente, pero interfiere en los ciclos profundos y en la fase REM, esencial para una recuperación completa. Esta fase, considerada como una 'vacación para el organismo', permite reducir la frecuencia cardíaca y la tensión arterial. Sin embargo, el consumo de alcohol provoca el efecto contrario: «Con el alcohol, el ritmo cardíaco se eleva y, si tomas varias copas antes de acostarte, te irás a la cama con una frecuencia cardíaca elevada», señala.

Un estudio realizado en 2021 por Colrain y su equipo analizó los efectos del consumo de alcohol en distintos niveles: alto, bajo y nulo, ingerido entre media hora y dos horas antes de acostarse. Se descubrió que tanto un consumo elevado como uno moderado incrementaron la frecuencia cardíaca. Además, otros estudios confirmaron que el alcohol interrumpe el sueño REM, lo que provoca un descanso de peor calidad.

En términos científicos, no hay evidencia que respalde que el consumo de alcohol, en ninguna cantidad, mejore la calidad del sueño. Aunque pueda parecer que se duerme más profundamente al principio, el sueño REM se ve constantemente interrumpido, haciendo que el descanso sea menos reparador.

La ironía es que, a largo plazo, el alcohol puede provocar trastornos del sueño. Estos problemas pueden persistir incluso después de dejar de consumir alcohol, creando un círculo vicioso. Según Colrain, «los trastornos del sueño son una clara vía de recaída» para quienes han tenido dependencia, ya que la promesa de un mejor sueño mediante el alcohol puede llevar a recaídas.

No obstante, la solución no está en recurrir al alcohol. Existen alternativas más saludables para mejorar el sueño, como beber una infusión sin teína ni cafeína. Además, establecer rutinas consistentes y mantener horarios regulares puede ser de gran ayuda. Escuchar un podcast relajante también puede ser beneficioso, siempre que no sea demasiado estimulante. Pero, sin duda, la recomendación más clara es dejar de lado la copa antes de ir a la cama.

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