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Lunes, 4 de noviembre 2024, 02:08
Las caídas representan uno de los problemas más comunes y preocupantes entre las personas mayores. Más del 25% de las personas mayores de 65 años experimentan al menos una caída al año, y esta cifra asciende al 50% en personas mayores de 85 años, según la doctora Vanesa Pérez Guillén, otorrinolaringóloga y especialista en patología del equilibrio en IMED Colón, «Las caídas en la población mayor no son solo accidentes; a menudo son indicios de problemas de salud subyacentes que requieren atención multidisciplinar», añade la doctora Pérez.
Los estudios publicados al respecto de este problema de salud pública sacan a la luz cifras alarmantes en cuanto a la incidencia de las caídas en la población de las franjas de edad altas. Las caídas son, de hecho, la segunda causa mundial de muerte por tratumatismos involuntarios y, cada año, se producen en todo el mundo 37,3 millones de caídas que requieren atención médica. Más de 680.000 de ellas acaban en el fallecimiento de la persona que la sufre.
En España, los servicios de urgencias atienden diariamente una media de seis caídas con lesiones de personas mayores de 65 años. Uno de cada cuatro pacientes ya se había caído antes. El 75% de las personas que sufren estos accidentes lo hacen sin testigos y el 68% no pueden levantarse solas. Las caídas, además, provocan un importante deterioro funcional y, de hecho, el 15% de las víctimas pasaron de ser totalmente independientes a serlo parcialmente, mientras que un 2,1% pasó a ser totalmente dependiente para actividades básicas de la vida diaria. En el 40% de los casos, la caída produce una fractura.
Las caídas en las personas mayores suelen estar vinculadas a problemas de equilibrio, una función corporal compleja que involucra varios sistemas. El oído interno, la vista y la musculatura trabajan juntos para mantener la estabilidad. A medida que se envejece, estos sistemas comienzan a deteriorarse y queda afectada la capacidad de mantener el equilibrio. «Uno de los principales factores que contribuyen a las caídas es el envejecimiento de las estructuras del oído interno», comenta la doctora Vanesa Pérez, de IMED Valencia. «El tímpano se vuelve más grueso, los huesos del oído interno pierden movilidad y esto afecta directamente al equilibrio», añade.
Pero no solo el oído juega un papel crucial. «El deterioro de la vista también aumenta el riesgo de caídas. Problemas comunes como las cataratas o la presbicia dificultan la percepción del entorno y, si a esto le sumamos un entorno mal iluminado, las probabilidades de sufrir un accidente aumentan considerablemente», advierte la especialista. Además, la pérdida de masa muscular y la fragilidad ósea, que son comunes en la vejez, agravan la situación. «Nunca debe caminarse a oscuras a cierta edad».
El equilibrio no es el único factor a tener en cuenta. Existen otros problemas médicos que incrementan las posibilidades de sufrir una caída, entre ellos los problemas cardiovasculares, la hipertensión, la medicación y las enfermedades neurológicas. «Algunos medicamentos prescritos pueden provocar somnolencia o afectar los reflejos, lo que también compromete la estabilidad de los pacientes», afirma la doctora. Las patologías como la demencia o el Parkinson también incrementan el riesgo de caídas, y requieren una vigilancia continua para prevenir incidentes graves.
IMED Colón ha desarrollado la Unidad de Prevención de Caídas, que se especializa en identificar y tratar las patologías que provocan estos accidentes. La unidad adopta un enfoque integral y multidisciplinar, lo que permite ofrecer una atención personalizada. «Atendemos a tres grandes grupos de pacientes: aquellos con problemas específicos de equilibrio relacionados con el oído, los pacientes con afecciones neurológicas y los pacientes frágiles, aquellos mayores de 65 años con patologías diversas que los hacen más vulnerables a caerse», detalla la doctora Pérez.
Esta unidad atiende a los pacientes que llegan por su cuenta o son referidos por sus médicos de cabecera y también recibe a pacientes que han acudido a urgencias tras una caída, ya que en estos casos es crucial investigar la causa subyacente del accidente. «Cada vez que un paciente mayor acude a Urgencias porque se ha caído, se revisa su historial médico y, si es necesario, se le deriva a nuestra unidad para un seguimiento exhaustivo», comenta la doctora.
La prevención es clave para evitar las caídas en la población mayor. Según la doctora Pérez, se recomienda acudir a la Unidad de Prevención de Caídas cuando una persona ha experimentado al menos una caída o muestra signos de inestabilidad. Además, es importante que los familiares y cuidadores estén atentos a los síntomas de deterioro en el equilibrio o la movilidad.
Uno de los pilares fundamentales de la unidad es la colaboración entre diferentes especialistas. «Trabajamos junto al doctor Luis Bataller, neurólogo, para abordar los casos en los que las caídas están relacionadas con patologías neurológicas», explica Pérez. La combinación de especialidades permite abordar el problema desde distintos ángulos y ofrecer un tratamiento completo.
Una vez que se identifica la causa de las caídas, se elabora un plan de tratamiento personalizado para cada paciente. Este plan puede incluir desde sesiones de fisioterapia hasta ajustes en la medicación o, en algunos casos, la recomendación de intervenciones quirúrgicas.
Las caídas en la tercera edad pueden tener consecuencias graves. Además de las lesiones físicas evidentes, como fracturas o contusiones, una caída puede desencadenar problemas psicológicos importantes. De hecho, l miedo a volver a caerse es uno de los efectos secundarios más comunes tras una caída. Esto genera una pérdida de confianza en la propia capacidad para moverse, lo que puede llevar a la inactividad y, finalmente, al deterioro físico.
Entre las consecuencias físicas más graves se encuentran las fracturas de cadera, que a menudo requieren cirugía y largos períodos de rehabilitación. La recuperación es especialmente complicada en pacientes mayores, lo que puede llevar a una pérdida de independencia. Por tanto, prevenir las caídas no solo significa evitar las lesiones físicas, sino también preservar la calidad de vida y la autonomía de los pacientes mayores.
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