mujerhoy
Viernes, 24 de julio 2015, 15:48
Casi ningún nutricionista recomienda demonizar un alimento o hacer listas de buenos y malos en la alimentación. Sin embargo, es inevitable que unos tengan mejor fama que otros y acabemos comiéndolos más y creyendo que estamos cuidando nuestra dieta. Algunos de los que tienen mejor crédito merecen ser comidos de un modo más moderado o salir de la lista de alimentos saludables. No son malos pero tampoco tan buenos.
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- Pan integral. Es rico en fibra, ayuda al tránsito intestinal, pero no adelgaza. De hecho engorda lo mismo que el pan blanco.
- Néctar de agave. Se recomienda en muchos países como un sustituto del azúcar. Tiene fama de alimento sano por su origen natural, sin embargo su alto contenido en fructosa es demasiado para los que pretenden reducir el consumo de azúcar.
- Aceite de canola. Se hizo muy popular en los años 90 por las propiedades saludables de su grasa insaturada similares a las del aceite de oliva. Sin embargo, se trata de un aceite muy procesado y genéticamente modificado, según el veredicto de las autoridades alimentarias estadounidenses en 1985. Es mejor seguir consumiendo aceite de oliva.
- Zumos de frutas industriales. Algunos contienen más azúcar que los refrescos carbonatados. El azúcar es azúcar venga de donde venga. Es preferible comerse la fruta fresca: más fibras y menos conservantes y colorantes.
- Barritas de granola. Suelen tener demasiados azucares añadidos, sirope de maíz y aceites vegetales hidrogenados. No sirven como sustituto de una comida como tantas veces se dice.
- Los productos desnatados. No todos, pero algunos para mejorar el sabor ante la ausencia de grasas añaden azúcar, si a eso se suma la presencia de aceites hidrogenados y grasas trans, no son la mejor opción nutricional.
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- Avena. Las avenas saborizadas contienen muchas veces aditivos y azucares que no son muy saludables. Hay que leer con cuidado las etiquetas para encontrar una avena realmente saludable.
- Yogurt con sabores y frutas. De entre toda la amplia variedad de yogures, la opción más saludable es el griego sin azúcar añadido. Los sabores y frutas añadidos siempre contienen algún componente industrial que te puedes ahorrar simplemente comprando el yogurt griego por un lado, la fruta fresca por otro, y haciendo tu propia mezcla.
- Pasas. Las pasas y algunos frutos secos pueden tener mucha azúcar si se empleó este ingrediente en su proceso de elaboración y secado. Su alto contenido de azúcar puede producir picos de glucosa en la sangre y la acumulación de grasas.
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- Salsa de soja. Como condimento básico de la cocina asiática suele asociarse con alimentos hipocalóricos con cocciones muy saludables. Sin embargo, la salsa de soja industrial se somete a un proceso químico complejo, es muy rica en sodio y también en azúcar.
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