

Secciones
Servicios
Destacamos
redacción
Domingo, 13 de diciembre 2015, 09:12
Fumar provoca un endurecimiento de las arterias, lo que hace que disminuya el flujo sanguíneo, que la sangre sea más espesa y, por tanto, que se reduzca la llegada de oxígeno a los tejidos. Como consecuencia de esta mala circulación, es común que el pie tenga dificultad para eliminar infecciones, que tardan más en curarse, con una piel seca convertida en un factor de riesgo para la aparición de callos o helomas en las plantas de los pies, advierte el Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana (Icopcv).
Los expertos explican que una de las funciones de las glándulas sudoríparas es eliminar las toxinas de nuestro cuerpo, entre ellas, la nicotina en el caso de los fumadores, mientras que la sangre lleva con fuerza a los pies por el torrente arterial. Cuando el retorno venoso es más lento y dificultoso, especialmente en el caso de personas que fuman, que tienen poca movilidad o padecen sobrepeso, la sangre con toxinas permanece más tiempo y afecta las glándulas sudoríparas. Todo esto puede provocar irritación y bloquear los capilares, nervios y tejidos.
Así, es habitual que estos helomas nicotínicos aparezcan en la planta del pie. Y que el callo actúe como un tapón que impide la salida normal de la nicotina y otras toxinas, que acaban acumulándose en él produciendo dolor, líquido seroso e inflamación. Para aliviar su dolor y aplicar un tratamiento adecuado, se recomienda hacerse una quiropodia y adaptar plantillas que eliminen la presión sobre esta zona.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.