
redacción
Lunes, 8 de agosto 2016, 08:01
Los trastornos causados por la limitación de movimientos que se tienen durante los trayectos largos con síntomas como la sensación de hinchazón en las piernas, hormigueo, molestias, mareos y dolor, es lo que se ha venido a llamar el 'síndrome de la clase turista'.
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Los especialistas suelen explicar este 'síndrome' hablando de las dificultades que tiene la sangre para volver al corazón cuando se permanece tanto tiempo en la misma posición.
Las arterias llevan la sangre con mucha presión y velocidad, pero la capacidad aspirativa del corazón es muy débil (la capacidad de succión para activar la vuelta de la sangre por las venas). En el caso de las piernas está dificultada por la gravedad, al estar sentado la sangre debe escalar hacia arriba hasta llegar al corazón.
Si los síntomas se agravan, pueden acarrear la llamada trombosis del viajero, que se produce por la aparición de trombosis en las venas de las piernas generalmente en sujetos que tienen una alteración de la coagulación o han sufrido trombosis previa.
Para conseguir este retorno venoso el organismo ha desarrollado un sistema, ya que las venas profundas están metidas dentro de paquetes y fascias musculares y disponen de unas válvulas que impiden su paso hacia los pies para ordenar el flujo de sangre hacia el corazón.
Cada vez que nos movemos, contraemos los músculos que comprimen a las venas, y al estar ordenada la dirección del flujo por estas válvulas, la sangre progresa en la dirección adecuada, es decir, hacia el corazón.
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Desde que los resultados de un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desvelaran el riesgo de sufrir una trombosis si se hacían viajes largos, se han estudiado protocolos y consejos para evitar que aparezca, tales como ejercicios de flexo-extensión durante algunos minutos cada hora, moviendo brazos y piernas y levantando la punta de los pies; vestir ropa poco ajustada, de fibra natural, que permita la transpiración; beber abundantes líquidos (no café ni alcohol, ya que favorecen la deshidratación); dar un pequeño paseo por el avión, tren o hacer paradas a lo largo del viaje en coche para estirar las piernas; no colocar bultos o maletas bajo los asientos; no cruzar las piernas de forma prolongada; y realizar estiramientos y paseos tras la llegada del viaje.
En casos de alto riesgo (pacientes con alteraciones de coagulación, las llamadas trombofilias, afectados por cáncer, gestantes y aquellos que han sufrido alguna trombosis previa) y siempre por prescripción de su médico, podría estar indicada alguna medida más intensa, como la utilización de medias cortas de compresión elástica, tomar un fármaco antiagregante o usar heparinas de bajo peso molecular.
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