La bebida probiótica baja en calorías que depura tus riñones y mejora tu circulación

Cada vez son más las personas que llevan un estilo de vida saludable basado en la buena alimentación y en la práctica regular de ejercicio físico. Debemos cuidar nuestro cuerpo, pero no únicamente por fuera sino también por dentro. Para ello es muy importante saber qué podemos o debemos tomar y aquello que tenemos que evitar o consumir solo de manera esporádica. Últimamente las bebidas probióticas se han puesto muy en tendencia. Según Ifema, existen desde hace siglos, pero ahora se constituyen como la nueva frontera de las bebidas saludables, las cuales son el resultado de un proceso más o menos lento de fermentación de diversos ingredientes en un líquido, ya sea agua, leche o vinagre.

Su función, básicamente, es ayudar a proteger el aparato digestivo de microorganismos nocivos, mejorar la digestión y la función intestinal, y además proporcionar otros beneficios para nuestra salud. Podemos introducirlas en nuestra dieta a través de diferentes elaboraciones y elaboración en casa. Existen diferentes recetas. Algunas bebidas probióticas son más beneficiosas para cuidar nuestra flora intestinal, como el tepache, y otras, como la leche de kéfir, nuestro sistema inmunitario.

En esta ocasión vamos a hablar del kvas de remolacha, una bebida natural y probiótica que ayuda a limpiar nuestro hígado, mejora nuestra circulación y depura nuestros riñones. Es rica en vitaminas B1, B2, B3 y B6 y apenas contiene calorías. Gracias a su fermentación se incrementan los nutrientes, hace que aumenten sus niveles de enzimas y vitaminas B, también bacterias beneficiosas que apoyan al funcionamiento de los sistemas inmunitario y digestivo. Es decir, estamos multiplicando los beneficios que nos aporta.

Para su preparación necesitaremos un recipiente de vidrio o cristal con capacidad de almacenar un litro y medio de agua, una remolacha, una cucharada de sal marina y agua (1L). En cuánto a los pasos para su preparación, primero debes pelar la remolacha y cortarla en cubos de tamaño de bocado. A continuación, llena tu envase de vidrio con agua y luego incorpora los cubos de remolacha. Por último, agrega la sal y remueve con una cuchara para que se disuelva la sal.

Después, llega un paso fundamental para almacenarla y asegurar que fermente adecuadamente. Si tu tapa es de metal, coloca una tela o papel entre la tapa y el frasco ya que no le conviene el contacto con el metal. En último lugar, déjala fermentar en un lugar oscuro de tu cocina durante 2 a 3 días, y luego consérvala en tu refrigerador. No debes calentarlo. Si calientas el líquido o la remolacha estarías matando los probióticos, así que tómalo frío.

Recuerda que esta es información general y bajo ningún concepto sustituye el consejo de un profesional.

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