Demonizar los carbohidratos es un error bastante habitual entre quienes quieren adelgazar y se debe en gran medida a la desinformación que hay sobre este tipo de alimentos y su necesidad para el organismo. De ahí que muchos opten directamente por eliminar la ingesta de carbohidratos por completo, lo cual puede producir desajustes y problemas en el organismo como deshidratación, rampas, estreñimiento o irritabilidad, entre otros.
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El objetivo de una alimentación baja en carbohidratos, también conocida como dieta cetogénica, es aportar menos glucosa al organismo y para que este la sustituya por grasas como principal fuente de energía, por lo que el peso se reduce.
De ahí que el interés por las dietas bajas en carbohidratos siga creciendo en todo el mundo y que sean consideradas como la forma más efectiva de perder peso. De hecho, la popularidad de estas dietas bajas ha duplicado entre los consumidores estadounidenses durante la última década. Sin embargo, a pesar de la popularidad del patrón alimentario, persiste la confusión sobre qué se considera exactamente un estilo de vida bajo en carbohidratos.
Ahora, una revisión de alcance de la Escuela Friedman de Ciencias y Políticas de Nutrición de la Universidad de Tufts (EEUU), publicada en 'Critical Reviews in Food Science and Nutrition' arroja nueva luz sobre el tema y sugiere que se está generando un consenso científico en torno al término. De los más de 500 ensayos clínicos revisados, la mayoría definió una dieta baja en carbohidratos como limitar la ingesta de carbohidratos al 30% o menos del total de calorías o comer menos de 100 gramos de carbohidratos al día. Esta sería la cantidad indicada por los experos para realizar una dieta baja en carbohidratos de forma saludable. En casos donde este límite sea inferior, lo más recomendable es tratar con un nutricionista profesional para que monitorice el proceso y compruebe que se está procediente sin riesgo para el organismo.
La clave para seguir una dieta 'low carb' o cetogénica está en elegir alimentos de calidad y buenas materias primas, fomentando especialmente las grasas cardiosaludables como pescado azul (salmón, sardina, atún, lubina, caballa), frutos secos (nueces, avellanas, almendras, pistachos), semillas, aceite de oliva virgen extra o aguacate. La ingesta de proteínas también es fundamental, especialmente en dietas de adelgazamiento, ya que aportan saciedad y mantienen el hambre bajo control.
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No obstante, también hay que tener en cuenta que en los casos de personas que quieran aumentr su masa muscular o mejorar su rendimiento deportivo, la ingesta de carbohidratos es esencial para tener energía y poder ejercitar de forma óptima.
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