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B. S.
Lunes, 4 de abril 2022, 02:14
La falta del tiempo y el estrés hacen que, muchas veces, no tengamos ni tiempo de pararnos a preparar la comida. En esos momento, se suele recurrir a platos preparados y rápidos. Entre estos, el estante del supermercado con la fruta cortada se convierte en una de las opciones más atractivas. Comprar este alimento a piezas es una forma cómoda de ingerir fruta cuando no se dispone de mucho tiempo.
No obstante, consumir la fruta cortada que se adquiere en algún establecimiento no es lo más recomendable para mantener una alimentación saludable. De hecho, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha alertado sobre los riesgos que conllevar comprar este tipo de productos si los supermercados no cumplen con unas determinadas condiciones de temperatura, ventilación y almacenamiento.
Las ya cortadas que se venden en los establecimientos vienen, generalmente, peladas. La piel de la fruta actúa como una capa protectora, por lo que, al eliminarla, es más fácil que las bacterias y los microorganismos penetren en ella, especialmente, en las frutas que contienen mayor porcentaje de agua como la sandía, el melón, la pera o la piña.
Su venta es legal y su consumo no es perjudicial para la salud siempre y cuando los locales que las vendan las conserven a temperaturas inferiores a los 25 ºC durante menos de tres horas y en un lugar ventilado y aislado de la luz solar.
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