Por qué siempre tienes hambre y cómo controlar el apetito

El hambre es el mecanismo por el que el cuerpo nos avisa de que es hora de reponer energía, por lo que es totalmente normal que te entren ganas de comer y hay que hacer caso al organismo cuando nos pide recargar las pilas. Sin embargo, a veces esa sensación es demasiado intensa y produce rugido en el estómago y hasta molestia, incluso a pesar de que no haya pasado tanto tiempo sin tomar nada.

Tener hambre todo el rato o al menos de forma continuada puede deberse a varios factores, como que estés consumiendo menos calorías de las que realmente necesites o tomando alimentos que no te están saciando del todo. Recuerda que si realizas ejercicio físico, especialmente entrenamiento de fuerza, es normal que el cuerpo te pida más comida para hacer frente al esfuerzo y la posterior recuperación muscular.

No obstante, si tu actividad física no ha aumentado y aún así notas que tienes apetito constantemente, hay diversos motivos a los que prestar atención que podrían explicar tu hambre constante.

La hipoglucemia, o el bajo nivel de azúcar en sangre (inferior a 70 mg/dL), también puede hacer que tengas hambre y es uno de los síntomas asociados a este problema que, aunque suelen padecerlo las personas diabéticas, también puede producirse por medicamentos u otras enfermedades. Otros de sus síntomas son sudoración y temblores, fatiga, sensación de debilidad o dificultad para pensar con claridad.

Otra de las razones puede ser el hipertiroidismo, en el que la glándula tiroidea que controla el metabolismo del cuerpo trabaja de forma hiperactivva, produciendo un exceso de hormonas y acelerando a la vez el metabolismo, algo que además de hambre puede producir una notable bajada de peso. Esta alteración, que debe ser controlada por un profesional, también está asociada a otros efectos como el cansancio generalizado o un ritmo cardíaco acelerado.

También puedes tener hambre constantemente como reacción ante el estrés o la ansiedad, que lleva en muchas ocasiones a ingerir comida de forma impulsiva a modo de calmante. Esto se debe al cortisol, la hormona que produce el organismo en épocas de estrés, que realiza la función de comunicar al cuerpo que no estás lleno y que tiene que comer.

No dormir lo suficiente también puede hacer que tengas hambre todo el tiempo. No descansar ocho horas diarias o dormir mal afecta negativamente a las hormonas que regulan el apetito y supone reproducir un modelo de estrés perjudicial para el organismo.

Esto ocurre porque el insomnio está asociado a una mayor concentración de la hormona ghrelina, relacionada con la sensación de hambre, que a su vez influye en la leptina, vinculada a la saciedad, por lo que el cuerpo se desregula y notas ganas de comer con mayor frecuencia.

Si tienes siempre hambre o notas que por mucho que comas vuelves a querer ingerir algo al poco tiempo, algunas pautas para controlar tu apetito es masticar bien los alimentos para mejorar su digestión y aumentar la saciedad poco a poco, optar por comer los alimentos templados o calientes y evitar hacerlo en frío o repartir bien tus comidas para no pasar mucho tiempo sin tomar nada y terminar con raciones más grandes de lo necesario.

Además de mantener una alimentación equilibrada y no restringirte en exceso, ya que eso puede provocar atracones, es bueno optar por aumentar las proteínas e tus platos ya que aportan saciedad y ayudarán a mantener tu apetito bajo control.