A. Pedroche y Europa Press
Martes, 5 de noviembre 2024, 02:02
Muchas personas sienten que se van a desmayar o directamente se desmayan cuando ven sangre. A esto se le conoce como 'síncope vasovagal'. Es una reacción natural del cuerpo ante ciertos estímulos. No obstante, este fenómeno es una respuesta fisiológica común, que aunque puede ser desagradable, suele ser benigna y manejable con algunas estrategias preventivas.
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Dicha reacción causa una disminución rápida de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que limita el flujo de sangre al cerebro y provoca la pérdida temporal del conocimiento. La persona que lo padece entra en un estado donde se pierde de manera repentina y transitoria el estado de conciencia ocasionada normalmente por la disminución de la presión sanguínea.
No suele durar más de dos minutos. También es muy frecuente el síncope de origen desconocido (TIA o ataque isquémico transitorio), que suele darse en adultos sanos y también tiene buen pronóstico.
Pero el síncope puede tener también un origen cardíaco vinculado a cardopatías o neuronal. El primero suele darse en personas mayores de 65 años. En este caso no suele haber síntomas previos (nauseas, mareos o sudoración). En el neuronal puede tener como origen un ictus, una hemorragia, párkinson o una crisis epiléptica. En este último caso el paciente suele tardar en recuperarse.
Tras un síncope, en cualquier caso, conviene siempre comprobar mediante las pruebas oportunas que no hay un origen cardíaco o neuronal y los niveles de azúcar. Una hipoglucemia también puede derivar en esta pérdida de conciencia, por lo que las personas con diabetes de tipo 1 y tipo 2 deben extremar las precauciones.
Algunos medicamentos pueden favorecer su aparición, principalmente los que tratan la ansiedad, la hipertensión o el asma y alergias. El consumo de drogas y alcohol también pueden derivar en un síncope.
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Las personas que de normal son hipotensas también deben cuidarse especialmente en este sentido, estar atentas a su cuerpo y, ante los primeros síntomas de mareo, detener las actividades que puedan entrañar riesgo, sentarse, relajarse e ingerir líquidos. Si es preciso, por supuesto, acudir a un médico.
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