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Dos de los temporeros de Lleida que estaban durmiendo al raso. efe

La solidaridad de Keita Baldé

Generosidad. El futbolista del Mónaco ha ofrecido alojamiento a los trabajadores del campo, destinados a dormir al raso porque los hoteleros se niegan a acogerles

CRISTIAN REINO

Viernes, 5 de junio 2020, 23:43

La imagen de trabajadores del campo durmiendo al raso en el centro de Lleida, en plena campaña de recogida de la fruta, ha destapado que el racismo no solo golpea con dureza en EE UU. La activista Nogay Ndiaye denunció días atrás el «racismo puro y duro» de los hoteleros y propietarios de pisos de alquiler de la capital leridana, que se negaban a alojar a unos doscientos temporeros, la mayoría de ellos de origen senegalés, trabajadores de la campaña de la fruta, durante el verano. Según Ndiaye, nadie quería alojar a estos empleados del campo, que incluso se comprometieron a pagar sus estancias por adelantado. El futbolista Keita Baldé, nacido en Girona pero de familia senegalesa, se ofreció para correr con todos los gastos.

Baldé se formó en el Barça y ahora juega en el Mónaco, tras pasar por el Lazio, un club que suele ser portada más por los actos racistas de sus grupos ultras que por sus éxitos deportivos. El futbolista, al conocer el caso, se puso en contacto con la activista, que es quien está haciendo todas las gestiones en su nombre. El jugador de la primera división de la liga francesa ha decidido alquilar un edificio entero de tres plantas en el barrio de la Mariola de Lleida, que está deshabitado, y será ahí donde podrán alojarse algunos de los temporeros. De momento, podrán dormir bajo techo noventa de ellos. Aunque tendrán que esperar unos días, hasta que se den de alta los suministros de agua y electricidad, se arreglen los baños y las duchas y se pongan unos colchones.

Mientras, busca otro edificio similar para que se aloje el resto. Dice Ndiaye que un total de trece hoteles y pensiones de la ciudad de Lleida se negaron a dar una habitación a los temporeros poniendo diferentes excusas que, a su juicio, no eran más que motivos racistas. «Ofrecimos pagar por avanzado todas las habitaciones del hotel durante cuatro meses y la respuesta fue no», afirmó en TV3. Desde el Ayuntamiento de la capital leridana, la concejala Sandra Castro señaló que hizo las gestiones para buscarles alojamiento, pero le resultó «imposible». Su argumento fue que prácticamente la totalidad de los establecimientos hoteleros dependen de cadenas que tienen su central fuera de Lleida y las decisiones también se toman fuera. El Ayuntamiento de Lleida ha activado ahora un plan para que algunos de los temporeros sean alojados en pabellones de la ciudad y en la feria de muestras.

«Esta situación se repite en Lleida año tras año y las instituciones siempre miran hacia otro lado. El convenio agrario dice que los empresarios que contratan a temporeros están obligados a ofrecerles alojamiento, pero este derecho no se respeta», afirmó Ndiaye. «Hemos visto lo que está pasando en EE UU, pero no hace falta ir tan lejos», dice la activista de la Plataforma Fruta con Justicia Social, que vela por que la campaña de la fruta garantice los derechos laborales y sociales de los temporeros.

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