Transbordadores realizan un trayecto a lo largo del río Támesis. EFE

Las peligrosas criaturas que habitan en las aguas del Támesis

El río, declarado «biológicamente muerto» en 1957, posee ahora cientos de especies de aves, mamíferos y peces

MP

Jueves, 11 de noviembre 2021, 19:26

El Támesis es el río más famoso de Londres. Cada año, miles de turistas deciden visitarlo y realizar desplazamientos con transbordadores desde los cuales tomar las mejores intantáneas de la ciudad. Pues bien, ahora tanto los viajeros como los propios ciudadanos están de enhorabuena ya que, bajo sus aguas, el río también cuenta ahora con un gran atractivo.

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Y es que, tras ser declarado como «biológicamente muerto» en el año 1957, la Sociedad Zoológica de Londres (SZL) ha confirmado, después de analizar su ecosistema, que bajo sus aguas habitan tres tipos de tiburones; el cazón (Galeorhinus galeus), la musola dentuda (Mustelus asterias) y el spurdos (Squalus acanthias).

El Parlamento de Westminster, a orillas del Támesis. EFE

El cazón (en inglés 'tope shark') mide casi dos metros de largo y actualmente se encuentra en peligro de extinción. Por su parte, la musola dentuda también ha sido degradada recientemente a casi amenazado, lo que significa que la tendencia de su población está disminuyendo. Por último, el spurdog también es ahora vulnerable a la extinción debido a la sobrepesca.

Del reciente informe sobre el estado del río elaborado por la SZL se desprende que el Támesis cuenta en la actualidad con un ecosistema próspero, «hogar de una miríada de vida silvestre tan diversa como el propio Londres».

Junto a los tiburones, el río, de unos 345 kilómetros de extensión, alberga ahora un total de 115 especies de peces y 92 especies de aves, desde caballitos de mar a anguilas e incluso focas.

Excepcionalidad

La sorpresa para los expertos reside en que el Támesis fue declarado «biológicamente muerto» en 1957 debido a sus altos niveles de contaminación. Tal fue el impacto medioambiental que sufrió el río a lo largo de varias décadas que las autoridades se vieron obligadas a tomar cartas en el asunto.

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Más de 60 años han hecho falta para que muchas de estas especies volvieran a encontrar un espacio donde vivir.

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