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- ¿Qué es lo mejor de trabajar en esta época del año? Lo mejor de todo es que en verano hay vida y la gente esta alegre, lo cual es un gusto absoluto
- ¿Y lo peor? Sin duda, trabajar a ... pie de playa, sin pisar la playa
El despertar de un día de verano comienza con las chanclas en los pies, el bañador puesto y la toalla en la mano. Todo listo para ir camino a la playa, o casi. Falta la sombrilla, las sillas y las palas, no nos vayamos a aburrir entre tanto rayo de sol. El tenderete ya está montado cuando, de repente, te das cuenta de que has olvidado algo crucial…la crema solar. Media vuelta y a por ella. Espera. Enfrente hay una tienda de souvenirs que llama tu atención. Ahí, entre artículos coloridos y la brisa marina, se encuentra Vega Torró, la dueña de Plastivega, dispuesta a solucionar cualquier descuido. El tenderete entero se puede encontrar en el negocio estacional por excelencia: las tiendas de souvenirs en primera línea de playa.
Plastivega, situada en Dénia, lleva más de 40 años atendiendo a clientes de todo el mundo. Visitantes de Italia, Holanda y Francia son solo algunos de los que eligen la Comunitat Valenciana para sus vacaciones. «Gracias a la tienda he aprendido muchos idiomas», comenta Vega con una sonrisa. Y añade: «Incluso mis padres, que tienen más de 70 años, ahora entienden todo». Nunca se habría imaginado que el oficio podría convertirse en una escuela de idiomas y de vida. Estar en contacto con el público tiene sus pros y sus contras pero a Vega le encanta porque le da vida. «Aprendes la cultura del otro y te adaptas a él y a las modas porque por mucho que pienses: 'yo eso no me lo compraría', un alemán sí».
Toda su adolescencia la pasó en está tienda, negocio familiar al que se aventuraron sus padres hace décadas. En ella, se trabaja de lunes a domingo de 9 de la mañana a 10 de la noche, de marzo a septiembre. Muchas horas y muchos clientes, pero lo más complicado: los momentos muertos del mediodía. «Hubo épocas en las que la gente hacía cola y llegamos a tener hasta diez personas atendiendo en una sola tienda porque el volumen era brutal», confiesa Vega. Ahora, son sus hijas las que han tomado su puesto y pasarán este verano detrás del mostrador.
«Me siento orgullosa de ser la tercera generación que trabaja en esta tienda», explica su hija Isabela. Y añade: « Poder aprender de mis abuelos, que son las personas que más quiero en el mundo, es una suerte». Isabela admira profundamente a sus abuelos por todo lo que le enseñan, aunque también le divierte poder enseñarles algo a ellos de vez en cuando. Recuerda un día en particular cuando los datáfonos dejaron de funcionar. «Mi abuela estuvo todo el día gritando 'bizum bizum, por aquí bizum'», relata Isabela entre risas. Lo más gracioso fue que su abuela ni siquiera sabía lo que estaba diciendo.
Desde luego que cuando su madre trabajaba de joven la vida era muy diferente y no tenían esos problemas. No existía el bizum, el Amazon ni los bazares kilométricos de 'todo a un euro'. Antes, nada de eso existía y las tiendas de playa lo ofrecían todo: bebidas, tabaco, prensa... La tienda a la que acudía cada turista de Denia era esta, y lo sigue siendo porque, a pesar de que los tiempos hayan cambiado, esta familia sigue al frente del negocio, pendiente de las modas y de lo que se lleva tratando de «darle al cliente lo que busca».
¿Y qué es lo que más se busca? Las sillas de playa, las sombrillas y los hinchables, especialmente entre los niños. Muchos llegan emocionados a la tienda con ganas de comprarse unas gafas de bucear o un flotador con forma de cocodrilo. Los padres, a veces desesperados y con ganas de disfrutar de sus vacaciones, no tienen otra opción que ceder al: «Papá, mamá, quiero esto porfa». Familias, amigos y parejas llegan a Plastivega de todos los rincones del mundo buscando aquellos elementos esenciales para un día perfecto de playa. Y eso es lo que más le gusta a Vega: «El servicio que yo presto a la gente de fuera».
En un entorno tan animado como este, las anécdotas son miles. Desde la gente que viene a probar sillas y no para de caerse —caídas dignas de comedia— hasta aquellos que se prueban bañadores y salen del probador 'a pelo'. Las risas están aseguradas en medio de una zona turística tan famosa como la costa alicantina. Trabajar en verano se hace más ameno en un sector donde «se cubren las necesidades de mucha gente y además son necesidades que aportan felicidad y recuerdos en la mejor época del año», concluye Vega.
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