j. lita
Lunes, 22 de noviembre 2021, 20:10
La ITV se va adaptando a los cambios técnicos que van sumando los vehículos poco a poco. Los conductores tienen una cita fijada en el calendario para comprobar si su coche, moto, camión o vehículo industrial está apto para seguir circulando por España. La cita se puede reservar con antelación o acudir directamente a la estación para superar el examen cuando haya un hueco libre en la agenda de citas. A día de hoy no se realiza la misma inspección a un vehículo nuevo que a uno antiguo. Los adelantos tecnológicos han provocado que, por ejemplo, un coche de la última década tenga que superar una prueba extra que otro vehículo más antiguo no hará. La tecnología juega a favor de los coches más viejos.
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La nueva prueba de la ITV consiste en conectar la caja técnica del vehículo, la conocida como centralita, a los ordenadores de la ITV. De esta forma los inspectores verán reflejado un volcado de datos completo. Ahí aparecerán cuestiones técnicas que servirán para detectar algún posible fallo y algún borrado puntual de datos previa a la superación de la ITV. Haber borrado la centralita en la hora previa a presentar a la ITV o a una distancia inferior a un 1 kilómetro puede estar catalogado como falta leve o grave, dependiendo de los datos reflejados.
Nada se puede escapar al control de la ITV, y con la nueva prueba OBD, aún menos. De esta forma el inspector conecta los cables al interior del vehículo y se prestará especial atención a los datos del testigo MIL, una luz del panel de control que de estar encendida alerta sobre un fallo grave en el motor. Cuando un vehículo se enciende el testigo está activo, aunque a los pocos segundo se apaga, como muestra de que el vehículo ha completado el chequeo completo del sistema. Si se queda encendido el testigo MIL, hay motivos para la preocupación.
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Este testigo que siempre debe estar apagado con el motor en marcha, alerta sobre fallos que el propio vehículo detecta en puntos relacionados con la inyección, la combustión o con su alimentación. Los datos del fallo quedan registrado en la centralita, por lo que a la hora de enfrentarse a la nueva prueba de la ITV se verá reflejado si los datos han sido borrados y con cuánta antelación, pudiendo significar un fallo que complique la certificación del estado del vehículo para poder circular.
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