![#59 Cancerofobia](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202210/13/media/carta59.jpg)
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El próximo miércoles tu bandeja de entrada se llenará de ofertas de todo tipo de productos, teñidos de rosa, para avisarte ese día y sólo ese día (o esa semana) de que el cáncer de mama sobrevuela nuestras cabezas o por las de otras mujeres que ya lo han conocido de cerca. El consumismo no pierde oportunidad ni con las desgracias. Hay que hacer caja hasta con la enfermedad. Ese 19 de octubre, Día contra el cáncer de mama, tu marca de cremas te ofrecerá comprar el mismo mejunje, pero en un bote rosa, la firma en la que te compras los pijamas habrá diseñado uno con un lacito y puede que el restaurante al que vas a cenar los sábados por la noche haya creído que es una buena idea hacer un combinado con alguna ginebra de color para participar de la cita. Con algo de suerte donarán un mínimo porcentaje a su obra social y si te he visto no me acuerdo. Negocio redondo y conciencias tranquilas de firma y consumidor. Y es que nada que venga envuelto en color rosa puede ser un peligro. Lo sabe bien el 'pinkwashing', el truco de magia para mercadear con la gran pandemia de este siglo con la que, por cierto, las marcas hacen el agosto en pleno octubre.
Pero, para mí, el 19 de octubre es una oportunidad más de recordar que el cáncer de mama sigue siendo la enfermedad oncológica de más incidencia en la mujer y una tómbola para la que yo tengo compradas algunas papeletas. De hecho, es uno de los pensamientos más recurrentes, que me asalta casi a diario. La angustia de ponerle fecha a un acontecimiento que yo considero seguro, aunque ninguna de las tropecientas pruebas que me hacen dos veces al año sustente de manera científica esa cabezonería. Pero, la imaginación es libre y he llegado a la conclusión de que lo que yo tengo es cancerofobia. Vamos, pánico a tener cáncer. No a que me dé un infarto, ni un ictus, o me atropelle un autobús de la EMT. Ni siquiera a morirme, que también. Yo le tengo miedo al cáncer. Y lo sé porque es lo que pienso que me tengo cada vez que se me cae una pestaña o me duele la tripa, aunque sea porque me tiene que venir la regla.Todo siempre es cáncer porque, además, lo dice google. Y google todo lo sabe. Y si no, se lo chiva el algoritmo.
He decidido que en algún momento de mi vida voy a tener cáncer, aunque en mi familia todos han sido y son muy longevos, han muerto de viejos, y nadie excepto mi madre ha recibido ese diagnóstico. Pero mi subconsciente me dice que yo estoy abonada a la mala suerte, aunque los datos y las revisiones me digan que me voy a saltar esa generación. Perdí mi confianza en que me pasen cosas buenas a los 14 años, cuando murió mi madre, la Mariví, a los 40 años, de un cáncer de mama en plenas navidades. Entonces yo estaba convencida de que no se moría, aunque cuando ahora a veces vuelvo a aquel momento me acuerdo de que la mujer estaba hecha unos zorros en sus últimos meses. Pero yo estaba segura de que la mala suerte ya me había tocado nada más nacer. ¿En qué cabeza cabía hacer pleno tan adolescente?, quedarme huérfana… Pero chica, sucedió, y desde entonces yo ya creo que me puede pasar cualquier cosa. Y ahora estoy atravesando una época mala, con mucha ansiedad por la cantidad de trabajo que tengo encima, y las cosas que tengo apuntadas en la agenda de papel. Pero, sobre todo porque me estoy acercando sin freno a la edad en la que murió mi madre y he empezado a obsesionarme con sobrevivirla. En dos años cumpliré los 40 y ese 5 de agosto de 2024 ya he comenzado a visualizarme como una triunfadora si logro llegar sin sobresaltos. Como si le fuera a hacer un corte de mangas a la vida. ¡Jódete, destino, que no me he muerto! Solo estoy a cuatro revisiones de que suceda.
Eso, a pesar de que en los últimos años he tenido varios sustos en las mamografías y ecografías que me hacían, antes una vez al año, y desde la última cada seis meses. Unos chequeos que me estoy tomando como una especie de pasaporte hacia los 40, como si después de cumplirlos nada fuera a pasarme. De hecho, las revisiones se reducen básicamente a las de la unidad de mama, porque yo otro cáncer no creo que vaya a tener. No me da por pensar que me pueda morir del tumor de páncreas de Rocío Jurado o del de pulmón de Mila Ximénez. A mí si me toca, será de mama. El resto de cosas no es que no me las revise, es que creo son las típicas que no se miran, que si salen, salen. Pero, aparte de la ITV ginecológica y la de las tetas, yo en otro sitio puedo estar descomponiéndome, que no me voy a enterar, porque yo creo que ahí no va a ser. No me lo dice google cuando busco que me duele una rodilla. Así es el puzle de mi cabeza.
Pero el cáncer de mama, es otra cosa. Ese pienso que me toca sí o sí, porque eso es lo que me dice la cabeza. Porque chica, es lo que tuvo mi madre. Y porque lo dice google. Y la ciencia. Bueno, la ciencia no dice eso. Pero yo una vez leí que Angelina Jolie se quitó las tetas porque su madre murió de cáncer y una vez el oncólogo me dijo que había una predisposición genética que aparece en un test de sangre que te dice si tienes un gen. Pero claro, yo no me lo hago porque tener el gen no te asegura que vayas a tener cáncer, y si me sale positivo, enloqueceré y moriré en la López Ibor en vez de por un cáncer.
En definitiva, que tengo cancerofobia y el día contra el cáncer de mama no me ayuda demasiado. Pero sí las revisiones que me hago en La Fe. Las mismas que os pueden ayudar a vosotras (y a vosotros, que también tenéis mamas, amigos) a evitar una desgracia de esas que me guioniza mi cabeza. Comprar una crema el miércoles, o un boli rosa no ayuda. Ir a revisión, sí. Y hacer una donación a la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) o a otras entidades serias, también. Ese y cualquier otro día que, además, desgravan. Yo las hago con regularidad y de vez en cuanto invento cosas para que las hagan también mis capturadoras. El año pasado hice una serie de pendientes con forma de teta, que yo uso muchísimo, y sorteé diez pares para enviárselos gratis a diez personas que me certificaran que habían hecho una donación a la AECC. De hecho, hubo más donaciones que pendientes envié. Este año, igual lo repito. Pero no el miércoles. Ese día ya tendré bastante con esquivar lazos rosas y noticias calendarizadas que me recuerden que igual me muero. O igual no. Que yo estoy poniendo mucho de mi parte. Así que hazme un favor y no te saltes las revisiones. A ver si no voy a tener amigos con los que celebrar los 40 por todo lo alto, si en esto sí tengo suerte.
TRES COSAS
🎶 Música: Mi amiga Teresa va a correr la media maratón de Valencia y quiere que la animemos con canciones. Así que está haciendo una lista de Spotify colaborativa y quiere que le digas qué canción le puede ayudar en esos 21 kilómetros. Sólo tienes que dejársela en este hilo de Twitter. Run Run, Teresa!
🧀 Queso: En Valencia hay varios templos de los quesos, pero en uno de ellos, La Majada (restaurante y tienda en Félix Pizcueta), acaban de abrir un Gouda holandés con setas, champiñones y castañas que huele a otoño desde aquí. A ver si me escapo y me hago con una cuña.
🍩 Premio: Acércate a un horno de calidad y píllate algo rico para desayunar mañana. No me pilla cerca, pero siempre que puedo y me toca comprar pan, acudo a Molt* y además de hogazas me llevo lo que tengan dulce ese día. La última vez fueron unos rollos de canela y unas tartitas de melocotones asados. Hazme caso. Verás cómo empiezas el sábado con otro humor. Ah, y con café rico en una taza bonita.
CÍRCULO DE CAPTURADORES
Esta semana vuelve nuestra particular script, que ha tenido unas vacaciones tardías. María Gardó rebusca en las plataformas para traernos joyas que están ahí y que nos evitarán pensar qué ver este fin de semana.
«¡Hola de nuevo! Me cuelo en 'Captura de pantalla' para traeros dos tesoros escondidos entre la maraña de películas que ofrecen las plataformas digitales. Y las dos cintas que os recomiendo hoy se pueden ver totalmente gratis, pues ambas están en la plataforma RTVE Play, es decir, se pueden ver online y sin tener que pagar suscripción alguna. Repito: gratis. Aquí van:
-'La vida de Adèle' quizás sea la historia de amor mejor contada y rodada de las últimas dos décadas. Prometo que no exagero. Es deslumbrante, desgarradora, cruda y brillante. Su director de nombre impronunciable, Abdellatif Kechiche, demuestra una enorme sensibilidad en cada escena.
-Y en un dos por uno de intensidad, en la misma plataforma podéis ver 'La novia', una joyita del cine español reciente. Sus textos e imágenes permanecen en el espectador tiempo después de verla. Poesía visceral. Lorca en estado puro.«
GAT-CHECKING: PERIODISMO DE GATOS
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Gracias por leerme
Marta
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