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Una mujer comiendo chocolate. Fotolia
¿Influyen los alimentos que tomamos en nuestro estado de ánimo?

¿Influyen los alimentos que tomamos en nuestro estado de ánimo?

Las emociones juegan un papel de lo más importante en la dieta y condicionan, en muchas ocasiones, las elecciones

Jueves, 27 de mayo 2021, 02:09

Comer es un placer. Comiendo se producen cambios en nuestro humor y manera de sentir. Y de la misma forma, un determinado estado de ánimo también va a determinar nuestras elecciones alimentarias. De hecho, cuando estamos decaídos, solemos tomar alimentos dulces, que proporcionan un placer inmediato, aunque sepamos que no son saludables. 

De la misma forma, comer bien no es simplemente una cuestión de salud, sino también de felicidad. Seguir una dieta saludable repercute en nuestro estado de ánimo. Podemos sentirnos más positivos para afrontar el día si en la dieta incluimos ciertos alimentos que suben los niveles de serotonina y endorfinas, conocidas como «las hormonas de la felicidad».

Las emociones juegan, pues, un papel fundamental en las elecciones de la comida. «Si estamos un poco más tristes, tendemos a alimentos ultraprocesados, azucarados o con un poco más de grasa», alerta la nutricionista Teresa Cercós, del centro Nutriemoción ubicado en Valencia.

«El cerebro busca una sensación de felicidad inmediata al elegir determinado tipo de alimentos»

En ese momento, se busca compensar ese estado de pena con una «sensación de felicidad y bienestar inmediato» al elegir determinado tipo de alimentos. Ahí es donde reside el peligro, según la experta, en que esos productos «crean una pequeña adicción».

El cerebro, en el hipotálamo, en concreto, que es donde reside el control del apetito y la saciedad, busca una segregación de endorfinas o de serotonina. Por esa razón, explica Cercós, cuando nos encontramos aburridos o en una situación de estrés, ansiedad o emocionalmente más irritables, el cerebro busca alimentos con los que esas hormonas se consigan rápidamente. Tanto los azúcares como las sales, además de ser adictivos, potencian el sabor de los productos, por lo que a «nivel de palatabilidad también mejora», comenta la nutricionista y, por ello, aunque el consumidor sepa que tiene menor calidad nutricional, los escoge.

Algo similar ocurre con el glutamato, un conservante que se encuentra en los ultraprocesados (en nomenclatura de los productos aparece como E-621) y que potencia mucho los sabores, más que la sal y el azúcar. Es «adictivo e influye en la regulación hipotalámica» y si no se controla esa vía reguladora, se «pierde el control de la saciedad» y, por tanto, «el control en la ingesta de cantidades» y «no tenemos fin». El apetito se altera y, a la larga, se puede desarrollar obesidad y otros tipos de trastornos de conducta alimentaria: «Estamos consumiendo productos que no nos damos cuenta y nos están haciendo muchísimo daño», alerta Teresa.

Infografía en la que se explica la relación entre la comida y el placer. TEresa Cercós

Comer por ocio

El mismo peligro existe cuando miramos la otra cara de la moneda. Comer, a veces, es una excusa para mantener reuniones sociales, quedar con amigos, cerrar negocios o, simplemente, celebrar alguna noticia. Por tanto, en un estado de felicidad, alegría o euforia, se puede caer en la trampa de alimentarse con cantidades excesivas de comida.

«Es un poco inevitable», reconoce Teresa. «Tenemos una cultura en la que está integrado comer para socializar», por tanto, recomienda «cambiar ese rol» y añadir alimentos más sanos e igualmente apetitosos. Los mejillones al vapor, berberechos al natural, una tabla de jamón y queso, hummus con crudités de zanahoria, aceitunas o frutos secos tostados, son opciones para preparar un picoteo con amigos que «gustan, pero no tenemos incorporadas» en este tipo de reuniones.

El deporte, vía de escape

El deporte también influye en la liberación de las llamadas hormonas de la felicidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda, de hecho, hacer como mínimo 150 a 300 minutos de actividad física a la semana. «Cuando practicamos deporte, también se segregan endorfinas», afirma la nutricionista. En este aspecto, comenta, la industria alimentaria juega un «papel importante» en el manejo de las emociones del consumidor. «Tómate un respiro», es la frase que utiliza una empresa de dulces y snacks para favorecer su venta. Teresa lo corrige: «Tómate un respiro y haz veinte minutos de actividad física», busca una actividad física que te guste y que no notes que estás haciendo y te va a liberar de esa sensación de estrés, ansiedad o aburrimiento.

Ese cambio de hábitos basado en el conjunto de la actividad física y la alimentación es la clave para conseguir que la dieta y el estado de ánimo vayan de la mano, un equilibrio que va a ser agradecido por nuestro cuerpo.

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