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Urgente Un incendio en un bingo desata la alarma en el centro de Valencia y deja 18 atendidos por humo
Salones de Ruiz, cuna de la merienda cena m. h.
#63 La merienda cena

#63 La merienda cena

M. Hortelano

Valencia

Viernes, 18 de noviembre 2022

Hola capturadores

El cambio de hora me tiene trastornada. No sé vosotros, pero yo en este tiempo en el que se hace de noche a las seis y media de la tarde, quiero cenar desde el mismo momento en que el sol se esconde. Pero claro, eso supondría tener que hacerlo en el trabajo, porque a las horas en que anochece en esta época del año, yo aún no he salido de la redacción. Pura tristeza otoñal, pero este año aún en manga corta y sin asar castañas. Total, que he encontrado una solución a todos mis problemas espacio temporales que en realidad llevo practicando desde siempre, como la señora mayor que toda la vida he sido: la merienda cena. Siempre he estado convencida de que semejante regalo de la vida se inventó en una cafetería de Cuenca que se llama Ruiz, esa que también está en todas vuestras ciudades y pueblos, pero que se llama de otra manera. En la que las señoras de bien de la zona se juntan sin sus maridos para merendar y lo que surja, y evitarse tener que hacer nada demasiado sofisticado al llegar a casa porque en realidad ellas ya están servidas con el recital de bollería y cafés que se han metido entre pecho y espalda mientras se atusan el cardado.

A Ruiz he peregrinado desde que era pequeña, aunque nunca desentoné entre todas las mesas de abuelas de pelo blanco que acudían a los sillones de terciopelo verde de la confitería-cafetería en la que los camareros aún llevan americana blanca y pajarita negra. Allí acudía con mi madre muchas tardes para pasar un rato de ocio después de salir de inglés, en un sitio que me permitiera socializar, no pasar frío en invierno y volverme cenada a casa, en ese orden de importancia. Allí me cascaba de manera intercalada perritos calientes con una espada de plástico de colores atravesando el pan y la salchicha, sandwiches mixtos con patatas de bolsa, y chocolate con churros, en días alternos. Eso, los días que mi abuela no me había echado merienda. Así que de un plumazo, me iba a casa merendada, cenada y lista para ponerme el pijama y dejar de dar por saco.

Otro de los grandes embajadores de la merienda cena ha sido siempre mi tío Julián, que como salía de la fábrica de baldosas en la que trabajaba a media tarde y volvía a entrar al día siguiente muy temprano, practicaba esta costumbre casi por obligación. Su especialidad, como ya conté en otra carta, eran las patatas fritas. Una de las mejores meriendas-cenas de la historia, porque te permiten comer carbohidratos pasados por el peor de los métodos, el de la fritura, en un horario decente, para no llevarte a la cama todas las calorías. Una costumbre que hoy todavía sigo manteniendo. Lo de cenar a horario europeo se me ha empezado a quedar corto, porque cuando Rafa u Orestes pronuncian la última letra del rosco de Pasapalabra y Franganillo nos dice buenas noches en el Telediario yo ha he recogido los cacharros de la cocina.

Dice mucho Paloma Rando, una de mis columnistas favoritas, que Dios aprieta pero no ahora. Y esa es justo la frase que me vino a la cabeza el viernes pasado por la tarde cuando llegué al pasillo de los panes de molde de Consum y encontré un paquete de Cruapán, el fenómeno bollero de la temporada, nacido al albur de Tik Tok, que prometía unir en un único engendro de pastelería industrial de supermercado la funcionalidad de una rebanada de pan bimbo con el hojaldrado y el sabor a mantequilla de un cruasán a granel. De hecho, de la mezcla de ambos nombres ha nacido el susodicho bebé híbrido que se ha hecho viral en redes sociales y ha provocado desabastecimiento en los supermercados. Vaya por delante que yo no soy consumidora de este tipo de procesados porque si me quiero comer un buen bollo voy a una panadería y me compro el mejor que haya. Al menos la mierda que me meta al cuerpo que no sea industrial. Eso, si no tengo tiempo de hacérmelo yo en casa, que para eso tengo una Kitchen Aid y mucha mantequilla en la nevera. Pero en una semana dura, el Cruapán me cayó del cielo y trajo luz y colesterol a una jornada insípida. Así que al llegar a casa, me transformé en la cocinera de la Confitería Ruiz (sin americana blanca ni pajarita) y preparé unos mixtos con las rebanadas del pan hojaldrado, recién sacado de la bolsa. La desilusión no pudo ser mayor, porque el cruapan no puede estar más insípido y llevar más guerrerías entre sus ingredientes. Nos acabamos las diez rebanadas que vienen como pudimos (nutella mediante) y dimos boleto a lo industrial.

Así que esta semana he hecho un brioche en casa y me he garantizado las meriendas cena de los próximos días para disfrutar del que es ya uno de los mejores momentos del día. Ese en el que llego a casa, me deshago la cara (como yo llamo a hacerse la rutina de limpieza), me pongo el pijama y me casco un vino mientras preparo la merienda cena del día. Durante años, esta comida estuvo reservada a las personas más mayores o a los niños, pero hoy nos hemos incorporado una legión de fans que nos hemos convencido de que este híbrido entre dos picoteos nos ahorra tiempo, dinero y calorías. La merienda cena es a la tarde noche lo que el almuerzo o brunch al día. Una comida que te ahorra otra, si tienes dos dedos de frente. En la intimidad de nuestras casas ya somos muchos los que la practicamos, y en el mundo hostelero se comienzan a adelantar los horarios de las cenas y a ampliar las cartas de merienda para los que se incorporan al tardeo. Yo sólo le veo beneficios. La única pena es que yo en Valencia aún no he encontrado un Ruiz al que ir a comer perritos en pan de leche en días pares, pero sí hamburguesas con sabor a paella (sic). Pero, no descarto acabar haciéndolos en mi casa, para seguir haciendo cada día mi particular merienda cena.

Tres cosas

Esta semana te traigo cosas para que alimentes tu cuerpo y tu alma

Merienda: Compra un buen pan brioche en Molt o en Horno San Bartolomé. Pregunta incluso en tu horno más cercano, que igual hacen algo parecido o un pan de leche rico y blandito. Funde un poquito de mantequilla en una sartén y coloca un par de rebanadas del pan para que se tueste. Dentro, unas lonchas muy muy finas de mortadela italiana (cómprala ese día) y queso Appenzeller muy finito (un queso suizo muy rico que venden en muchos supermercados. Si no lo encuentras, gasta un buen Comte o Emmental). Pon el fuego bajo para que el queso se funda y el pan no se queme. No habrás comido mejor combinación en años. Me vas a querer invitar a tu merienda cena.

Roedores: ¿Sabías que los perros y los gatos no son los únicos animales que la gente (gentuza, perdón) abandona? En Valencia hay también un refugio de recogida y adopción de pequeños mamíferos que buscan familia. Hay conejos, cobayas, hámsters, hurones, degús o chinchillas, que buscan una familia de adopción. Tienen cuenta en Instagram.

Sillones que se meriendan: Me encanta la cuenta de Gab Bois, pero una de sus publuicaciones de esta semana parece hecha para la carta de esta semana. Échale un ojo porque sus sofás son una merienda cena en toda regla. Pura fantasía.

Círculo de capturadores

Esta semana vuelve por aquí nuestra buceadora profesional en plataformas. María Gardó nos trae cine del bueno que está ahí, escondido, para que tú no tengas que buscarlo.

Me cuelo en 'Captura de pantalla' para traeros otras dos joyas escondidas que ofrecen las plataformas digitales. Y como la vida está muy cara, las de esta semana se pueden ver totalmente gratis, pues ambas están en la plataforma RTVE Play. Es decir, están online y no hay que pagar suscripción alguna para verlas. Aquí van:

-'Magical Girl' es de esas películas que te cuesta quitarte de la cabeza una vez terminan. Tiene escenas que vuelven a ti muchos días después. Las interpretaciones de Bárbara Lennie y José Sacristán son soberbias. Carlos Vermut crea una película llena de misterio y magnetismo. Para amantes de los dramas psicológicos.

- Y ahora que vuelve 'The Crown' no puedo dejar de recomendar la película 'The Queen', por si hay algún despistado que aún no la ha visto o que quiere, simplemente, volver a disfrutarla. Sobre los días más complicados de la reina Isabel II tras la muerte de Lady Di. Sólo por la interpretación de Helen Mirren vale la pena verla.

El gatopan, más sano y engorda menos que el cruapán m. h.

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Marta

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