Nuria, la maquilladora valenciana que se transforma en personajes de película

Para ello se basta, simplemente, de su maletín de maquillaje y sus propias manos. El ritual de transformación le cuesta a Nuria Adraos entre siete horas y media u ocho, «si todo sale a la primera». Aunque, como confiesa, ha llegado a estar diez horas trabajando en algunos maquillajes: «Necesito paciencia y todo el día».

Y todo ella sola. Nuria se automaquilla y se lanza a la aventura en sus propias carnes. Sin boceto. «Si tuviera que hacer un ensayo previo más las horas que conlleva el maquillaje no acabaría nunca», asegura. Lo que más le cuesta es el principio, dibujar el boceto en su pecho. «Si eso no me sale bien, puedo borrar y volver a empezar, pero una vez está hecho es raro que borre». Así en todas las transformaciones, con las que devuelve a la gente a su infancia y conecta con el público más nostálgico. Y con los niños también.

Dice la valenciana que ha hecho unas 400, pero que le gustaría algún día poder contarlas todas. «Me deben faltar más porque empecé de pequeña, sin móvil, sin cámara». Y es que Nuria lleva trasteando entre brochas, esponjas, pinceles, colores y pinturas desde los once años. De niña, hacía teatro y en una representación de 'Cats' en la que participaba, descubrió lo que es hasta ahora su pasión cuando fueron a maquillarles para la función. Ella no conocía ese oficio y, al ver a los profesionales pensó: «Yo quiero hacer esto». Nada más llegó a casa, le contó a su madre que quería maquillar, le compró un maletín y, diez años después, no ha dejado de hacerlo.

Si no hubiese sido maquilladora habría sido actriz o «lo habría intentado», pero ahora puede decir en alto que ha hecho de su pasión su trabajo. Es profesora de maquillaje y uñas en una academia de Valencia pero ocupa buena parte del día en las redes sociales, donde ha pegado un salto «de un día para otro». Nuria llevaba subiendo contenido a redes sociales desde 2013, aunque sin un rumbo concreto. En 2016 decidió dar un giro a sus perfiles personales y orientarlos, exclusivamente, al mundo del maquillaje. Fue con el confinamiento cuando su influencia en redes empezó a despegar. «Empecé la cuarentena con mil seguidores y la terminé con cinco mil». Aunque el verdadero punto de inflexión se lo debe a 'El Rey León'. Un conocido perfil de Instagram compartió su transformación de Scar y, desde ahí, se hizo viral. Los números no han hecho más que crecer hasta ahora, que acumula casi 210.000 seguidores en Instagram y en Tik Tok, plataformas en las que sube sus transformaciones bajo el usuario de @nuria.adraos.makeup.

Perfiles de maquillaje hay muchos, más o menos talentosos, pero la clave del triunfo de la valenciana ha sido su naturalidad: «Yo me muestro tal y como soy en redes. He estado en la otra parte y odio a los 'influencers' que hacen de su vida perfecta». Además de su espontaneidad, su contenido atrapa ya que no se limita a transformarse en los personajes de la películas, sino que también se mete en el papel de todos ellos actuando y haciéndolos más reales, si cabe.

Solo con ver sus vídeos salta a la vista que lo que más inspira a Nuria es la temática fantástica. «Tengo 21 años, pero sigo viendo películas de dibujos. Me encanta ver cómo se han hecho, los colores, la animación y la fantasía».

De momento, Nuria confiesa que seguirá enfocándose en las redes sociales, aunque le quiten mucho tiempo y requieran mucha atención. «El momento de las redes es ahora, yo sé que llegará un día que eso pasará», afirma. «A tiempo de volver a una academia estoy, pero a tiempo de las redes sociales no lo voy a estar siempre», añade la joven.

Nuria es, ante todo, valenciana y con un sentimiento de lo más arraigado por las Fallas desde bien pequeña. Ya son el segundo año que no se celebran en Valencia debido a la pandemia del coronavirus y la artista quiso rendirles homenaje con una transformación de lo más especial.

«Yo pensaba que al ser algo de Valencia, nadie de fuera iba a compartir el vídeo pero llegó hasta las televisiones nacionales», comenta sobre la que ha sido, para ella, de las transformaciones más emotivas. «Yo quería hacer algo de las Fallas, porque es parte de mi vida», relata. ¿Y qué mejor que transformarse en una de ellas? Nuria es fallera de Arzobispo Olaechea- San Marcelino y se inspiró en el monumento que su falla iba a plantar el primer año que se cancelaron. Así, se transformó en su propia falla y consiguió, al menos, que el proyecto pudiera verse a pesar de no haber sido plantado. Además, dio visibilidad a las fiestas josefinas: «El vídeo llegó hasta Argentina», cuenta aún asombrada.

Con el mismo asombro que recibe a cualquier persona que la para por la calle: «Ahora con la mascarilla es más difícil, pero cuando te reconocen y te alaban no sabes qué decir». Una recompensa después de todo el esfuerzo que hay detrás de un vídeo de menos de un minuto y que después se borra. Pero a Nuria no le da pena. Según la valenciana, es como los artistas falleros, que crean los monumentos sabiendo que se van a quemar: «Yo soy igual. Estoy tan acostumbrada y acabo tan cansada que solo quiero ducharme».

Cuando Nuria no maquilla ni está maquillándose es una chica muy familiar y muy casera. Le gustaría sacar una marca de maquillaje, con sus propios productos y su nombre y seguir dedicándose a llegar a la gente de algún modo.