![La primera sesión de fotos ya empieza en el paritorio](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/04/19/Nacimiento%20de%20Maria%20Antonia%20(13-12-2023)%20(230,5).jpg)
![La primera sesión de fotos ya empieza en el paritorio](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/04/19/Nacimiento%20de%20Maria%20Antonia%20(13-12-2023)%20(230,5).jpg)
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Hay momentos de nuestra vida que se graban en la memoria para siempre. Y uno de ellos es, sin duda, la llegada de un bebé al mundo. El nacimiento alberga momentos de gran expectación, de nerviosismo y, por qué no, de gran esfuerzo e incluso ... dolor para la madre, la gran protagonista del alumbramiento. Así que, en muchos casos, ser plenamente consciente de lo que está sucediendo en el paritorio es casi imposible. Pero los tiempos en el mundo de los partos respetados avanzan y se incorporan nuevos servicios que permiten a la recién estrenada familia guardar el recuerdo de ese momento a través de los ojos de una tercera persona. O mejor dicho, de su cámara. Ese es el trabajo de Rocío Servera, una fotógrafa especializada en nacimientos a la que una docena de familias de Valencia ya han acudido para inmortalizar la llegada al mundo de sus hijos. En ella depositan su confianza los padres o las madres que deciden contratar sus servicios para tener un recuerdo de todo el proceso de parto o cesárea de una manera artística.
Rocío es fotógrafa profesional. Tenía en su catálogo los clásicos populares de la profesion, con bodas, bautizos, comuniones y sesiones artísticas a sus espaldas. Pero en 2018 decidió dar un giro a los servicios que ofertaba y se interesó por el mundo de la fotografía de partos, tan común en países como Estados Unidos, Canadá, o Alemania. Así que se adentró en el sector y en la manera de trabajar en el ámbito sanitario y en 2020 retrató el nacimiento del primer bebé de una pareja en el hospital La Salud de Valencia. Lo hizo entonces de manera gratuita, como las primeras prácticas de algo que quería convertir en su oficio. Así que se ofreció a uno de los centros médicos más reconocidos de los partos respetados, la clínica Parc Central, y ellos encontraron a una pareja interesada en documentar el nacimiento de su primer hijo. Desde entonces, ya ha estado presente en una docena de alumbramientos.
El sistema es curioso, porque lleva toda una liturgia en torno al parto. Cuando una pareja o una madre se pone en contacto con ella, durante el embarazo, para que capture ese ansiado momento del nacimiento, Rocío activa su agenda y bloquea cualquier tipo de actividad desde dos semanas antes de la fecha prevista de parto, hasta dos semanas después, por si el bebé se adelanta o se retrasa. «Quedo localizada para que en cuanto me avisen los padres yo me pueda ir corriendo al hospital y hacer fotos del todo el proceso cuando la dilatación ya está avanzada. Cuando tengo un parto reservado no cojo otros trabajos». Para ese momento, ella también tiene preparada su particular canastilla. Las cámaras listas y las baterías cargadas para que no haya contratiempos. Y cuando suena el teléfono, sea la hora del día que sea, se pone en marcha. Llega entonces al hospital y entra en el paritorio o en la habitación de parto y se hace invisible. «No vais a saber que estoy aquí» les dice a los padres y a los sanitarios que atienden el alumbramiento. Y ahí empieza la magia.
La fotógrafa valenciana trabaja como una más dentro del paritorio o quirófano. Con su traje verde sanitario si es un centro hospitalario, o de negro si el nacimiento es en casa, para pasar aún más desapercibida en el ambiente con poca luz que se crea para generar intimidad. En el caso de La Salud, por ejemplo, ella es ya casi una más, porque el centro no le requiere una autorización expresa, sino que entra a los nacimientos en el equipo de acompañantes de los padres. Accede, incluso, a las cesáreas, a las que en algunos centros no dejan entrar ni a los padres. Y ahora se mueve con soltura en este tipo de procesos a pesar de que no tiene ningún tipo de formación sanitaria. «Si me sacan sangre suelo mirar a otro lado para no marearme, pero en un parto me concentro tanto que me logro evadir», explica. Y desde hace ya cuatro años, ha sido testigo de partos en paritorio, en bañera, en casa y hasta cesáreas múltiples. «Cada nacimiento es distinto. Y un momento muy especial para los protagonistas. No puedo evitar emocionarme siempre», cuenta.
¿Y qué se muestra en las imágenes de algo, a priori, tan salvaje? Pues Rocío es muy respetuosa con las imágenes. Trata de desenfocar lo máximo, de centrarse en escenas con fuerza, pero huye de las fotos demasiado elocuentes. «Yo fotografío todo, pero luego pregunto a los clientes hasta dónde quieren ver. Si no quiern fotos muy explícitas no se las envío», explica. Lo mismo con el respeto a quienes atienden el parto. Si hay sanitarios que no quieren aparecer, ella los evita, aunque recalca mucho que las fotos son para las familias, no para ser mostradas en público. De hecho, las que acompañan este reportaje han sido autorizadas por sus protagonistas. Además, la fotógrafa juega con le blanco y negro, para «aislar la sangre». «Los colors distraen demasiado», dice.
Los clientes la conocen de tres maneras principales. A través de las clínicas donde ya ha cubierto algún nacimiento, a través de sus redes sociales o por el simple boca a boca de las parejas que ya la han contratado y que la recomiendan a otras. Incluso en las reseñas digitales. Y quienes la contratan no sólo están apostando por una sesión de fotos. Sino por la disponibilidad de la fotógrafa para un momento que casi siempre es imprevisto. Por eso los precios pueden llegar a los 950 euros. Pero si la cesárea es programada, el servicio se abarata mucho. Y quienes lo eligen, quieren repetir si tienen otro bebé.
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