La fruta «maravilla» llena de fibra que mantiene a raya el colesterol y la presión arterial

La sandía es, junto con el melón, una de las frutas preferidas por los españoles, sobre todo en verano. Y aunque algunos piensen que sólo contiene agua y azúcar, esta fruta tiene gran cantidad de nutrientes y proporciona muchas vitaminas, minerales y antioxidantes. En definitiva, es un alimento muy saludable y tiene una baja cantidad de calorías.

Las sandías y el periodo estival van de la mano. De hecho, se ha convertido en la reina indiscutible en nuestros días de playa o piscina. Algunos de sus principales atractivos: que refresca y es altamente hidratante, lo que nos ayuda a aguantar mejor los días de calor.

Para la farmacéutica y nutricionista Elisa Escorihuela estamos, sin duda, frente a una fruta «maravilla». Y es que, tal y como desvela, «es todo agua, con muchas vitaminas y una barbaridad de fibra. Es perfecta para hidratarte en verano y, además, es saciante».

Existen diferentes tipos y variedades de sandía, pero independientemente del tipo que se consuma todas son altamente saludables. Además, es de ese tipo de postre que después de tomarlo no hace que te sientas culpable. Como recuerda Escorihuela, es «muy baja en azúcares» y muy versátil, ya que «la podemos añadir en gazpachos, ensaladas, podemos hacer helados y sorbetes», destaca entre otros.

Los beneficios y las propiedades que el consumo de sandía aporta al organismo son muchos y variados. La nutricionista destaca que esta fruta es buena para la salud cardiovascular y que, además, ayuda a regular el colesterol. «Todos los alimentos que son muy ricos en agua, ricos en potasio (que nos ayuda a bajar la presión arterial) y que contidenen fibra», como es el caso de la sandía según explica la experta, «nos van a ayudar a mantener a raya el colesterol y la presión arterial, que favorecerá que tengamos, además, una buena salud cardiovascular».

La recomendación o la pauta de la nutricionista es que «nuestra alimentación esté basada en un 50% de verduras, hortalizas y frutas. Y cuanto más variadas sean mejor ya que así aprovechamos las vitaminas de cada una de ellas». A partir de ahí, añade, «deberíamos incluir buenas fuentes de proteínas y de hidratos de carbono para completar todos los nutrientes» que necesita nuestro cuerpo.

«Antes, después e, incluso, durante», asegura Escorihuela. «Es un mito que siente peor después o que suba el azúcar después. Al final de una comida todo se mezcla en el estómago, que es como una lavadora. No va primero el entrante, después el primer plato, el segundo... Cae todo junto», explica.

«Al final lo importante es que la alimentación sea muy variada y que no descartemos la fruta como postre, porque un entrante que sea unas verduras y un postre que sea una fruta lo que está haciendo es acorralar al plato que sea más calórico y reducir la ingesta de ese plato que puede tener más calorías y más grasas. Así lo que hacemos es llenar nuestro estomaguito con mucho volumen y mucha fibra, y nos saciamos más», aconseja.

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