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COLPISA
Lunes, 22 de julio 2019
A primera hora del domingo, Laura C. se preparó para viajar a Barcelona con su pareja. Se vistió con un body negro sin transparencias, una falda vaquera oscura, un pareo y unas zapatillas deportivas a juego. Una vestimenta para salvar el calor. Abordaría el primer avión de la mañana, un vuelo de menos de 40 minutos entre Palma y la capital catalana. En el mostrador de Vueling, un joven atento revisó los billetes y les dio entrada en el sistema. Todo ok. Ambos pasaron sin problemas.
Cuando faltaban apenas unos minutos para el despegue, después de haber hecho cola como el resto de pasajeros, Laura C. fue interpelada por uno de los dos miembros del personal de tierra que efectuaba la operación de embarque. «Así no subes, ve y cómprate algo», asegura que le dijo. La granadina pensó que era una broma, pero a las 8:40 horas, como estaba previsto, el avión alzó el vuelo destino a Barcelona con dos asientos vacíos en su interior. Los de ellos.
Según el relato de la pasajera, después de soportar un comentario «que no fue hecho con el mejor tono precisamente», ella propuso como solución cubrirse con el pareo que llevaba preparado para la noche. La negativa fue tajante. Sin embargo, la presión del resto de viajeros hizo que las dos empleadas cedieran y le permitieran pasar a la terminal.
Allí, en el brazo que lleva al avión, mientras hacía nuevamente cola para entrar, reaparecieron las dos trabajadoras de Vueling con una compañera más. «El comandante dice que así no puedes volar, así que debes abandonar», afirma que le dijeron. Fue entonces cuando decidió plantarse y esperar a que llegara la Guardia Civil para aclarar la situación.
«Cuando llegaron los agentes, me sentí aliviada porque sabía que no había hecho nada malo. Tenía el DNI en la mano preparado incluso para identificarme en cuanto me lo pidieran», explica.
En un vídeo que se divulgó pocas horas después, se oye en el pasillo que los demás pasajeros exclaman «cómo no la van a dejar subir, si no le molesta a nadie», «cómo no va a poder pasar la pobre chica, se va guapísima» y la animan a llamar a la Guardia Civil. Finalmente es una trabajadora de la compañía la que llama a la autoridad.
«Necesito que vengas rápido, por favor», apela la empleada de la aerolínea. La chica muestra su sorpresa ante los hechos: «¿Me vais a denunciar por llevar un body?», dice la joven, que ya porta un pareo y otros pasajeros incluso le ofrecen una camiseta.
Para Vueling, no hay dudas, «la pasajera iba en bañador y la respuesta a la petición de la agente de 'handling' ha sido abusiva y es la única razón por la que se ha decidido llamar a la autoridad competente y que no volase».
Laura, por el contrario, considera arbitraria la decisión: «No entiendo qué le pasó a las chicas para que de repente fuera inadecuado cuando al presentar los billetes antes del embarque, el chico que me atendió no puso ningún problema a la rop», dice por teléfono desde su casa. «Es surrealista, la gente de la cola estaba flipando».
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