Los yates más grandes del mundo
Sólo 21 superyates componen la aristocracia naval. Superan los 100 metros de eslora y están dotados de los equipos más ostentosos y sofisticados. Pertenecen a magnates de la 'lista Forbes' difíciles de satisfacer
ANTONIO PANIAGUA
Jueves, 9 de enero 2020, 19:57
Son palacios flotantes, tan lujosos y desmedidos como caros. Sus camarotes compiten en suntuosidad con el palacio de Versalles y su tripulación no baja de las diez personas, aunque las hay considerablemente más nutridas, incluidos guardias armados y hasta 'disc jockeys', según los gustos del propietario. Están dotados de helicópteros, canchas de pádel y todos los servicios imaginables. En el mundo de la náutica de postín solo hay 21 embarcaciones que superen los 100 metros de longitud. Ya de por sí son costosos, pero si al precio se añaden los gastos de atraque, combustible, mantenimiento y suministros se comprende que engrosar el patrimonio con uno de estos monstruos no es precisamente una ganga.
Las grandes fortunas están enzarzadas en una curiosa batalla por tener el superyate más grande y opulento. Por ahorael récord en ostentación y tamaño lo tiene el jeque de los Emiratos Árabes Unidos, Sheikh Khalifa bin Zayed Al Nahyan, que se jacta de exhibir el 'Azzam', un gigante de 182,9 metros de largo. Pero pronto será superado. El noruego Kjell Inge Rokke, el hombre más rico de su país gracias a sus negocios de pesquerías, desplazará el año que viene al jeque del primer lugar en la lista.

El 'REV Ocean' será el mayor barco privado del mundo y promete generar su propia energía mediante el reciclaje de las toneladas de plástico que capture en los océanos. Además, frente al uso exclusivamente recreativo de la mayoría de megayates, este dedicará parte de su tiempo a tareas de investigación y a limpiar el mar de residuos plásticos, aparte de procurar solaz a su dueño. Del diseño del casco se ha encargado Espen Oeino, uno de los arquitectos navales más reputados del mundo, mientras que la construcción se está llevando a cabo en los astilleros de Vard, en Rumanía.
El 'REV' (siglas que responden al nombre de Research Expedition Vessel) podrá desplazarse a 17 nudos. Por de pronto ha costado al magnate noruego unos 448 millones de euros, lo que para él son migajas, pues se le calcula una fortuna de 2.200 millones. Un patrimonio que ha acumulado gracias a la compañía Akar, dedicada a la pesca y la ingeniería en alta mar.
En marea baja
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37% cayó la fabricación de superyates con más de 30 metros de eslora en los últimos años, según la publicación especializada 'SuperYacht Times'. No es previsible que se recupere la producción a corto plazo.
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Astilleros con pedigrí. Lürssen, Feadship, Oceanco, Abeking & Rasmussen Yachts, Benetti y Codecasa se sitúan a la cabeza en la construcción de megayates.
Pero el reinado del 'Azzam' no ha terminado todavía. Pese al hermetismo que pesa sobre todo lo que se refiere al barco, se sabe que tardó tres años en construirse y que el jeque tuvo que desembolsar 510 millones de euros por él. El interior fue diseñado por Christophe Leoni, que ideó un espectacular salón de 29 metros de largo por 18 de ancho, sin columnas, y sus 48 camarotes. Dicen que el barco está dotado de su propio sistema de protección antimisiles, aunque el sinfín de leyendas que se atribuyen a la embarcación obliga a tomar con cautela este extremo.
Paraísos fiscales
En el mundo de los yates de lujo hay una costumbre arraigada, y es registrarlos en paraísos fiscales, cerca del botín de sus dueños, que a veces se avienen a alquilarlos para reducir gastos. La revista 'Superyacht', la biblia del sector, sostiene que el negocio en torno a esta industria mueve unos 25.000 millones de euros al año.
Otro de los grandes leviatanes del mar es el 'Eclipse', un caro juguete del magnate ruso Roman Abramovich, un hombre hospitalario que ha emplazado en su yate 18 suites para sus invitados. Con 168 metros de eslora y un dormitorio principal de 500 metros cuadrados, costó un dineral. Muy probablemente su precio haya superado los 800 millones de euros. Y es que el potentado, además de comodidad, demanda seguridad, tanto que dotó en su día al 'Eclipse' de cristales blindados y un sofisticado sistema de vigilancia submarina. En una muesta de petulancia, el magnate ordenó que las sillas fueran tapizadas con piel de leopardo. Al buque no le falta de nada. Si los 'paparazzi' se ponen pesados, lanza un láser de infrarrojos para cegar los sensores de luz de las cámaras digitales.
Si algo caracteriza a estos armadores de posibles es que son extremadamente caprichosos. Unos compran yates que cambian de color según la intensidad del sol, otros están decorados con cuadros de Warhol o Picasso y los hay que equipan suelos de mármol, grifos de rubíes y zafiros y tapices profusamente ilustrados. No siempre un barco es sinónimo de buen gusto. El 'Christina Onassis' dispone de cuatro terrazas, pero es menos conocido que sus taburetes están forrados con piel de pene de ballena. Sobre ellos Aristóteles Onassis conquistó a María Callas y a Jacqueline Bouvier, antes Jackie Kennedy.

La aristocracia del mar es un club muy exclusivo. Los yates que superan los 100 metros son la 'crème de la crème' del transporte náutico. Sin embargo, en la categoría de superyates entran miembros más plebeyos: basta con que midan 30 metros de eslora para acceder a la pasarela del boato. Con tales dimensiones puede haber en el mundo unos 4.500. Aunque lo que hace un yate verdaderamente valioso son esos pequeños extras que le dan más relumbre: el helipuerto, la calidad de las lanchas fueraborda, el pequeño submarino... Elementos que confieren caché al conjunto.
Al fin y al cabo, lo que cuenta es la capacidad de presumir. Los nuevos superyates asombrarán por su cuidado diseño y la ausencia de combustibles fósiles. El estudio Sinot Yacht Architecture & Design ha presentado el diseño de un barco eléctrico que se impulsa mediante un pila de combustible de hidrógeno. En él quizá sí se embarcaría la activista Greta Thunberg. La misma firma de diseñadores ha desarrollado un modelo, el 'Art o life', que según dicen evoca una airosa goleta holandesa del siglo XVI, aunque resulta difícil encontrar similitudes.

Gigantesca sala de máquinas
Otro oligarca ruso, Andrey Melnichenko, es el armador del 'A', un barco fastuoso y sorprendente de motor y vela que se construyó en los astilleros Nobiskrug de Kiel (Alemania) según el diseño del célebre Philippe Starck. De 143 metros de eslora, tiene tres mástiles de 91 metros y un perfil inconfundible. Melnichenko se puede permitir esta embarcación y otras muchas más. Según la revista 'Forbes', atesora una fortuna de 15.000 millones de euros. Le ha costado 422 millones, pero con sus cuatro cubiertas y una sala de máquinas capaz de albergar un partido de baloncesto, el ingenio lo vale.
Muchos de los principales fabricantes de esta industria se afincan en Italia. De los 807 pedidos de superyates registrados este año, 398 fueron a parar a astilleros transalpinos. En segundo lugar figura Holanda, con 71 contratos, seguida de Turquía (61). En esta actividad destacan las firmas Lürssen, Feadship, Oceanco, Abeking & Rasmussen Yachts, Benetti y Codecasa.
Viareggio, en el noroeste de Italia, es la ciudad donde se construyen los yates más grandes y caros del mundo. Una de cada cinco de estas naves inmensas se fabrican en sus astilleros. A diferencia de la industria de los automóviles de lujo o los aviones privados, resulta muy difícil construir estas embarcaciones de manera estandarizada. A veces lo más difícil es lidiar con los caprichos estrambóticos del comprador.

'Njord', el buque privado que tendrá 12 cubiertas
El diseñador Espen Oino está trabajando en un proyecto que alumbrará el «superyate privado más grande del mundo», según informa International Boat. El buque, de dimensiones gigantescas, se llamará 'Njord', medirá 281,8 metros de eslora y dispondrá de 12 cubiertas. Su fecha de entrega prevista es el año 2024. El alojamiento a bordo constará de 118 residencias y 16 suites para huéspedes. El buque estará equipado para llevar a cabo investigaciones científicas y oceanográficas durante su circunnavegación anual del Globo. Cada año viajará a algunos de los lugares más remotos y «culturalmente únicos» del planeta. Todavía no se ha elegido un astillero para construirlo, si bien del desarrollo del proyecto se encarga Ocean Residences. Estará dotado de dos piscinas al aire libre y otra de hidromasaje bajo cubierta.
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