De vender décimos embarrados a repartir un millón de euros desde casa

Después de que la dana dejase inutilizable su punto de venta habitual este lotero optó por la vía de la resiliencia. Pedro salvó los décimos que pudo y vendió miles de ellos marcados por el barro. «Me los quitan de las manos. La gente los quiere así», detallaba el lotero, que en Navidad repartió una serie del cuarto premio, que dejó en el municipio afectado un bote de 200.000 euros.

No contento con ello, se montó su particular «oficina provisional» en casa, desde donde ha vendido cinco series del 66777. . Cierto es que poco después de las 12:00 horas el propietario de la administración no tenía claro el número de papeletas vendidas. Los nervios, tal vez. Una hora más tarde lo tenía claro: ni más ni menos que 1,2 millones de euros repartidos con ese 66777. «Siempre lo decimos y este año ha vuelto a ser así. Cuando damos un premio en Navidad, repetimos en El Niño», indica el vendedor.

La mayoría de esos cincuenta décimos del tercer premio los ha vendido a particulares que le han llamado para reservar ese número o que se han desplazado hasta ese nuevo lugar de trabajo improvisado en busca de un pellizco de suerte. Lo han encontrado. Aunque el propio Pedro reconoce que otros muchos han sido despachados a través de la página web de la administración.

«Es una recompensa a esta campaña tan dura. Ha sido durísimo tener que montarlo todo de nuevo, pero qué mejor forma de acabar que repartiendo otro premio», explica el lotero.

Él tiene claro que parte del premio ha ido a parar a alguna localidad afectada por la dana, aunque no recuerda con nitidez a quién le vendió alguno de esos cincuenta boletos. Este lunes, desde su pueblo, celebra el nuevo éxito de su administración: «Estamos que no cabemos en nosotros de alegría».

No es para menos, ya que más de uno de esos premios habrá ido a parar a alguno de los municipios arrasados por la dana. El tercer premio también ha repartido suerte en la provincia de Alicante y en Castellón, donde, Alcossebre, Almassora o la Vall d'Uixò han recibido un pellizco de fortuna.