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El chalé de la urbanización El Capsó, donde Arnold B, llevó a cabo el presunto homicidio. :: c. pastor

Un hombre asfixia a su mujer en Orba y se entrega a la policía alemana

El homicida confesó el crimen en Berlín dos días después de acabar con la vida de su pareja en el chalé de la localidad alicantina donde residían

LUIS CANDELA/C. PASTOR

Martes, 20 de enero 2015, 00:23

La jornada de ayer comenzó con el segundo asesinato por violencia de género que se produce en España en lo que llevamos de 2015. Un ciudadano alemán, Arnold B., de 53 años, asfixió presuntamente a su mujer, Gisela, de 69 años, en su casa de Orba, y posteriormente viajó a Alemania, donde se entregó a la policía y confesó el crimen. La Guardia Civil se hizo cargo de las pesquisas para esclarecer las circunstancias en las que se produjo el suceso después de recibir un aviso de Interpol con el testimonio del homicida confeso, para el que se ha pedido su extradición.

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Los investigadores hallaron el cadáver en torno a las cuatro de la madrugada del domingo al lunes en el chalé en el que residían desde hace aproximadamente un año. El domicilio se encuentra en la urbanización El Capsó, una zona poblada por residentes extranjeros, principalmente británicos y alemanes. Los vecinos no sabían nada de lo ocurrido, pues es una zona residencial en las que casi nadie se conoce.

Una patrulla del cuartel de la Guardia Civil de Pedreguer, situado a tan solo diez kilómetros de Orba, se personó en la escena del crimen. La mujer apenas presentaba signos de violencia. Según informaron fuentes de la investigación, el homicida pudo utilizar una almohada para cometer el crimen. La primera inspección del cadáver por parte del equipo forense que acudió a examinar la vivienda, situada en el número 3 de la calle La Solana, sostiene que Gisela pudo ser asfixiada. Los agentes del instituto armado investigan ahora si el individuo empleó un cojín o una almohada o se valió de sus propias manos para acabar con la vida de su pareja.

El cuerpo fue descubierto en una pequeña estancia de la casa que la pareja utilizaba como trastero. Las actuaciones llevadas a cabo por el momento reflejan que la mujer llevaba allí entre dos y tres días antes de que la encontrasen los agentes del instituto armado venidos de la localidad vecina. Una vez cometido el crimen, Arnold decidió abandonar rápidamente el país y tomar un vuelo desde El Altet con destino a Berlín. Cuando ya se encontraba en su casa, el hombre puso rumbo a la comisaría más cercana y confesó a la policía germana que había matado a su esposa en España.

Arnold y Gisela formaban una pareja que había hecho poco ruido en la zona. No constan denuncias previas por episodios de violencia de género u orden de protección sobre la mujer, y tampoco se conoce que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tuviesen que acudir al domicilio por hechos de esta índole, por lo que nada hacía sospechar el fatal desenlace.

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Una comisión del Juzgado de Instrucción número 2 de Dénia se desplazó hasta el lugar de los hechos para proceder al levantamiento del cadáver. No obstante, es el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Dénia el que coordina la investigación judicial del violento suceso, según informaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.

Por lo investigado hasta el momento, los agentes desconocen cómo pudieron desencadenarse los hechos. Sin embargo, lo que sí llamó la atención de los investigadores fue el elevado número de cervezas vacías que hallaron por toda la casa, por lo que tratan de averiguar si el marido actuó después de ingerir una importante cantidad de alcohol, según informaron fuentes cercanas al caso.

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Agentes de la Policía Nacional se desplazaron ayer hasta el aeropuerto Alicante-Elche para comprobar que efectivamente allí se encontraba estacionado el vehículo del homicida confeso. En uno de los aparcamientos de las dependencias de El Altet dieron con el coche de Arnold.

La violencia machista parece no querer dar tregua a las mujeres en la provincia de Alicante. A la muerte de Gisela hay que sumar la de Teresa y Natividad, dos hermanas de Santa Pola que murieron a golpes en su casa de El Altet a manos del marido de la primera. Un horrible suceso que culminó el propio homicida ahorcándose, no sin antes dejar una nota en la que asumía la autoría de ambas muertes.

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