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Empleados del retén fúnebre introducen el cadáver de la mujer en el furgón.
Mata a su expareja de una cuchillada en el corazón y se entrega a la policía

Mata a su expareja de una cuchillada en el corazón y se entrega a la policía

El homicida, que se había separado de la víctima hace un mes, ya fue condenado en 1998 por agredir a su anterior mujer

JAVIER MARTÍNEZ

Viernes, 13 de febrero 2015, 00:32

Un hombre de 47 años y con una condena de prisión por agredir a su anterior pareja, José Ignacio U. S., asesinó ayer a cuchilladas a su exmujer un mes después de separarse tras una relación tormentosa. El crimen machista tuvo lugar en el domicilio de la víctima en Valencia, donde el homicida le clavó un cuchillo en el pecho, en una vivienda de la calle Asturias. Susana C. P., de 36 años de edad y madre de tres niños de 11, 10 y 6 años, murió antes de que llegaran los primeros policías y la ambulancia del SAMU. Una puñalada en el corazón acabó con su vida, según la primera apreciación del forense.

El reloj marcaba las 10.19 horas, cuando la sala del 091 recibió una llamada del homicida, que confesó el asesinato y esperó a la policía para entregarse. Varias patrullas acudieron con urgencia al lugar indicado por Nacho -como es más conocido José Ignacio U.- y detuvieron al hombre tras obligarle a que se tirara al suelo. Nada más entrar en la casa, los policías nacionales hallaron a la mujer con el cuchillo todavía clavado en el pecho. La víctima se encontraba en el suelo en posición decúbito supino al fondo de un pasillo. Uno de los agentes reclamó con urgencia una ambulancia, aunque todo parecía indicar que Susana ya estaba muerta. La escena era espantosa.

En la vivienda no había desorden ni indicios de lucha, por lo que la policía cree que el hombre atacó por sorpresa a su expareja después de que ella le dejara entrar en la casa. La víctima llevaba el abrigo puesto y su bolso colgaba de un brazo. Los agentes engrilletaron al homicida y le informaron de sus derechos antes de trasladarlo al complejo policial de Zapadores.

La madre de Susana y otros familiares acudieron de inmediato al domicilio familiar tras ser avisados del crimen. La tristeza y el nerviosismo les invadió y rompieron a llorar en varias ocasiones. Para entonces, el médico del SAMU ya había confirmado el fallecimiento. La madre de la víctima insistió a los policías para que le permitieran ver a su hija, pero los agentes no le dejaron entrar para evitarle mayor dolor. La escena del crimen con el cadáver ensangrentado en el pasillo era espeluznante.

Numerosos vecinos y curiosos se congregaron junto al patio del edificio donde residía la mujer asesinada, concretamente en el número 47 de la calle Asturias. Desde el pasado mes de agosto, Susana, Nacho y sus tres hijos vivían en un piso que les dejaron los padres de la víctima, pero hace un mes la pareja se separó y el maltratador abandonó la casa.

Un equipo de la Policía Científica, otro del Grupo de Homicidios y una comisión del juzgado de guardia se desplazaron también al lugar sobre las once de la mañana. La calle Asturias se llenó en pocos minutos de coches de policía y periodistas. Después de la minuciosa inspección que realizaron los agentes de la Policía Científica, la fiscal y la juez de guardia de violencia de género, el cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Legal para realizarle la autopsia.

Los especialistas tomaron fotografías del cadáver, el arma homicida -un cuchillo de grandes dimensiones con empuñadura de madera-, el pasillo de la vivienda, un teléfono manchado de sangre -el mismo que utilizó el asesino para llamar al 091- y de otros detalles de la escena del crimen. El maltratador no tenía llave del piso donde vivían su expareja y sus tres hijos, por lo que los familiares de la víctima sospechan que pudo esperarla en el rellano para cometer el crimen. El homicida sabía que su exmujer regresaba todos los días a casa sobre esa hora después de cuidar por la noche a su anciano abuelo, que reside en el mismo edificio.

El horrendo crimen dejó sumidos en una profunda tristeza a los familiares y amigos de Susana. Algunos de ellos desconocían el grave antecedente penal de Nacho, que fue condenado en 1998 a dos años de cárcel por agredir a una pareja anterior. El maltratador recurrió la sentencia, pero la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia confirmó la pena. El asesino confeso tiene otras dos hijas de aquella relación.

Susana y Nacho llevaban 13 años juntos. La mujer sufrió malos tratos en silencio durante mucho tiempo, pero nunca presentó una denuncia. Según fuentes del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), «no constan antecedentes de maltrato entre la pareja». Tampoco la Policía Nacional intervino en ningún episodio de violencia de género en el que hubiese estado presuntamente implicado el homicida. Sin embargo, los hijos de la pareja, que estaban en el colegio cuando tuvo lugar el crimen, habían presenciado violentas discusiones en casa y alguna agresión que otra. «Mi papá le ha pegado a mi mamá», dijo hace unos meses uno de los niños a un familiar. Los padres de la mujer maltratada arroparon a su hija y le apoyaron económicamente para que pudiera sacar adelante a la familia. También le ayudaban en las tareas domésticas y llevaban a sus nietos al colegio.

Y hace un mes, Susana se armó de valor y tomó la decisión, por fin, de separarse. «Ella aguantó mucho tiempo por los niños, pero la relación siempre fue tormentosa. Decía que no lo denunciaba porque era el padre de sus hijos», explica un familiar de la víctima. Pero Nacho, con la actitud machista que le caracterizaba, no aceptó la ruptura. «Le controlaba el móvil y ahora nos hemos enterado de que también la acosaba», afirma el pariente. «La noche anterior la amenazó de muerte en un mensaje de WhatsApp», añade el hombre con semblante de indignación y pena.

La pareja vivía en un piso de alquiler en la calle Río Escalona, pero el verano pasado se trasladó a una vivienda de los padres de la víctima. De puertas para fuera era una pareja normal que discutía de vez en cuando sin que sus vecinos sospecharan que la mujer era maltratada.

Susana había conocido a un hombre y estaba ilusionada con el comienzo de una nueva relación. «Después de todo lo que había sufrido se merecía encontrar a alguien que la quisiera de verdad», sostiene una amiga de la víctima. El miércoles por la noche, Nacho llamó por teléfono a su expareja y discutieron por causas que no han trascendido. Luego le pidió perdón y le preguntó qué iba a hacer al día siguiente, según las investigaciones policiales. El crimen conmocionó también a los trabajadores de la oficina de la empresa de mensajería MRW de la calle Asturias, donde trabajaron la víctima y su asesino durante un tiempo. La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, expresó su indignación e impotencia ante este nuevo caso de violencia machista, mientras que el ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Alfonso Alonso, pidió la implicación de todos para denunciar los malos tratos.

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