La juez imputa un delito de asesinato a la madre acusada de asfixiar a su hijo

La mujer detenida por asfixiar presuntamente a su hijo de cinco años, Odil Cristina M. M., ingresó ayer en la cárcel tras acogerse a su derecho a no declarar. La juez de Moncada que instruye el caso acordó prisión provisional, comunicada y sin fianza para la madre, de 37 años y nacionalidad nicaragüense, después de imputarla en una causa abierta por un supuesto delito de asesinato.

Mientras la presunta parricida pasaba sus primeras horas en la cárcel, el padre del niño recibía numerosas muestras de condolencia en el funeral celebrado en la iglesia de Almàssera, localidad donde tuvo lugar el horrendo crimen. La hermanastra de pequeño pidió ayer la máxima pena de prisión para Odil Cristina M., que podría enfrentarse a una condena de 20 años de cárcel si se demuestra su culpabilidad.

La mujer fue detenida el pasado sábado por asfixiar presuntamente a su hijo con una almohada en el domicilio familiar. Como ya informó LAS PROVINCIAS, el padre del niño, Rafael Roig, de 67 años, no se encontraba en la vivienda cuando ocurrieron los hechos. El hombre, que estaba almorzando con un amigo, regresó a su casa sobre la una de la tarde y encontró a su hijo y a su pareja en la cama de matrimonio. Tras comprobar que el pequeño no respondía a sus caricias, la desesperación se apoderó de Rafael. «¿Qué li has fet?, ¿qué li has fet al meu fill», exclamó el padre, según los vecinos. Angustiado, el hombre llevó al niño, junto con la Policía Local, al centro de salud y un médico certificó el fallecimiento.

La madre mintió a la Guardia Civil respecto a su estado. La mujer aseguró que había intentado suicidarse mediante la ingesta de pastillas, pero los análisis del hospital no corroboraron esta afirmación. Su única autolesión consistía en unos cortes leves en las muñecas, por lo que fue detenida por la Guardia Civil y trasladada a un calabozo.

La presunta homicida fue arrestada el pasado mes de agosto por una falta de hurto. Según se desprende de las investigaciones, la mujer se apropió de la riñonera de unos bañistas, con un móvil y dinero, en la piscina municipal de Almàssera. Pero fue sorprendida por los dueños del teléfono, que la siguieron, realizaron una llamada a su propio número y comprobaron así que la ladrona lo llevaba encima.

Odil Cristina no tenía empleo y la familia vivía en un piso de alquiler en la calle Virgen de los Desamparados, donde tuvo lugar el crimen, con la escasa pensión de jubilación que cobraba Rafael.