J. A. MARRAHÍ
Martes, 25 de agosto 2015, 00:02
La colaboración del cliente de una prostituta ha sido la clave para una operación policial contra una mafia rumana de explotación sexual. La organización obligaba a ejercer la prostitución a jóvenes de este país en calles y locales de Valencia, Castellón, Murcia y Albacete. Sus métodos eran inhumanos: amenazas, secuestros y agresiones físicas. La Policía Nacional ha desmantelado la banda con el arresto de cinco de sus miembros.
Publicidad
Una de las víctimas, la que consiguió escapar con la ayuda de un cliente, denunció los hechos en la comisaría de la Policía Nacional en Torrent. Además. A partir de ese momento, los agentes liberaron a otras siete jóvenes que estaban siendo explotadas.
La citada víctima, de nacionalidad rumana, manifestó haber sido captada en Rumania por un compatriota suyo mediante engaño. Al parecer, le ofreció trabajar en la recogida de naranjas en campos de Valencia. Su destino real comenzó a definirse en la estación de autobuses de la ciudad.
Allí le esperaba un hombre de su misma nacionalidad. Nada tenía que ver con la agricultura. Se trataba de un proxeneta que la trasladó a una vivienda donde la retuvo durante tres días. Durante su cautiverio le explicó cuáles eran las condiciones reales de su 'empleo' en la Comunitat: vender su cuerpo, obedecer los designios de la mafia y aportar sus ganancias a los miembros de la organización que la controlaban.
Desde la casa fue trasladada a un club de alterne y obligada a ejercer la prostitución. La vigilancia de los delincuentes era permanente. o por miembros de la organización. Si desobedecía se enfrentaba a «amenazas y todo tipo de violencia física», como describieron fuentes policiales. Como si se tratara de una esclava, llegó a ser vendida a otro rumano con los mismos propósitos. Este hombre la llevó a un club de alterne, de donde logró escapar con la ayuda de un cliente.
Publicidad
La Policía Nacional comprobó que el grupo estaba perfectamente estructurado. Sus miembros eran amigos o tenían vínculos familiares, ya que procedían de la misma región de Rumanía. Los tentáculos de la red se extendían por toda Europa.
Entre los métodos para captar a las chicas, estaba el conocido como 'lover boy' (chico amante o enamorado). El proxeneta entabla con la víctima una falsa relación sentimental para generar en ella una confianza que facilite su traslado a España. Por el momento hay cinco personas detenidas y otras diez imputadas por trata de seres humanos, prostitución, amenazas y pertenencia a organización criminal.
Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.