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Algunos de los perros hallados en la casa. :: guardia civil
La Guardia Civil halla 24 perros hacinados en una casa de Benaguasil

La Guardia Civil halla 24 perros hacinados en una casa de Benaguasil

Los animales comían cadáveres de otros canes y carecían de microchip y vacunaciones cuando el Seprona los encontró en una vivienda

JAVIER MARTÍNEZ

Miércoles, 9 de marzo 2016, 00:20

Una veintena de perros comían carne putrefacta de otros canes muertos en una vivienda de Benaguasil. Hacinados en una casa cueva, llenos de parásitos y flamencos por la escasez de comida. Las condiciones insalubres en las que se encontraban los animales dejó perplejos a los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. Una inspección de una patrulla destapó «el delito relativo a la protección de la flora, fauna y animales domésticos», según informaron ayer fuentes del instituto armado.

El dueño de los perros, Gabriel B., de 58 años, se llevó una reprimenda pese a las explicaciones que dio a los guardias civiles. El hombre afirmó que recoge canes abandonados en calles y carreteras para cuidarlos, de la forma que mejor puede y sabe, en una casa de Benaguasil. Su mujer le ayuda a buscar comida para los animales, pero no dan abasto para adecentar la perrera clandestina que han montado en su casa cueva.

Las mismas fuentes de la Guardia Civil señalaron que Gabriel B. no dispone de los correspondientes permisos que necesita un núcleo zoológico. Además, los canes no tienen microchip identificador y tampoco han sido vacunados. En esta situación se encontraban la semana pasada los 24 perros, cinco de ellos cachorros y uno de raza potencialmente peligrosa, cuando la patrulla del Seprona y la Policía Local de Benaguasil inspeccionaron la vivienda. Tras realizar las diligencias para enviarlas al juzgado por un delito relativo a la protección de la flora, fauna y animales domésticos, la Guardia Civil inició los trámites para desmantelar la perrera clandestina.

Pocos días después, los agentes del Seprona realizaron una segunda inspección, aunque esta vez acudieron a la casa cueva con un veterinario de la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural. El funcionario certificó el mal estado de los canes, aunque quedaron otra vez al cuidado de Gabriel B. y su mujer, que se comprometieron a adecentar la perrera mientras buscaban a personas dispuestas a darle un nuevo hogar a los perros.

Durante la minuciosa inspección realizada en la casa, los agentes hallaron huesos de canes que murieron en la vivienda. Todo parece indicar que la carne putrefacta sirvió de alimento a los perros. El Seprona puso también los hechos en conocimiento de la Fiscalía de Medio Ambiente de Valencia. El dueño de la perrera clandestina podría ser imputado y procesado por un delito de maltrato de un animal doméstico tras la última reformar del Código Pena, según informaron ayer fuentes jurídicas.

El pasado mes de octubre, la Policía Local de Paterna encontró otros diez perros hacinados en dos habitáculos de una parcela de la partida de la Tandera. Los animales estaban llenos de parásitos y tenían dolencias, como otitis o dermatitis, según el informe realizado por un veterinario. La actuación policial tras el aviso de una vecina evitó la muerte de los canes, ya que apenas quedaba comida ni agua en el recinto cuando llegaron los agentes.

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