Una fiesta ilegal ocupa la antigua base militar de El Toro

Una fiesta ilegal ocupa desde el Viernes Santo la antigua base militar de El Toro, en el límite de las provincias de Castellón y Teruel, con cerca de un centenar de personas acampadas en una explanada, bailando a cielo descubierto, tomando el sol en los tejados o durmiendo en sus vehículos junto a una carpa con potentes altavoces y equipos de música.

El bullicio de los asistentes y el tráfico de caravanas, camiones y turismos por la carretera CV-240 han alterado la tranquilidad que buscan los senderistas y algunos lugareños de El Toro y Abejuela, dos pueblos que suman unos 300 vecinos. Pero la 'rave' también ha atraído a curiosos y jóvenes de otras localidades cercanas.

«Lo que más nos preocupa es que puedan hacer hogueras por la noche. La explanada está muy cerca del monte y hay peligro de incendio», afirma un vecino de El Toro. «El tema de las drogas y la bebida también es peliagudo si cogen luego el coche. La carretera es muy mala», añade el lugareño.

La mayoría de los 'ravers' son españoles, pero algunos proceden de Francia. Los senderistas escuchan la música electrónica desde varios kilómetros de distancia, aunque nadie ha protestado por este motivo. Una patrulla de la Guardia Civil se desplazó ayer al mediodía a la antigua base militar para valorar el posible desalojo del centenar de personas que ya habían acampado en la explanada. Los agentes pidieron refuerzos y montaron un operativo con urgencia en la carretera CV-240 para impedir que entrara más gente en la 'rave'. Hasta una quincena de guardias civiles acudieron al lugar para realizar controles en la zona.

La fiesta ilegal no tiene las licencias ni medidas de seguridad que exige la Ley de Espectáculos Públicos, Actividades Recreativas y Establecimientos Públicos de la Generalitat. Y en caso de un posible accidente, por ejemplo, la víctima no puede reclamar ante nadie. Sin embargo, los 'ravers' rechazan las normas que regulan los espectáculos musicales y desafían a la Guardia Civil y la Policía Autonómica cada vez que celebran una fiesta ilegal a cielo descubierto o en una nave abandonada.

Los organizadores de una 'rave' se enfrentan a cuantiosas multas e incluso a una imputación por un delito de desobediencia en el caso de que se nieguen a desmontar los equipos de música, como sucedió en la macrofiesta ilegal que reunió a unas 3.000 personas en enero de 2015 en el aeródromo de Benagéber. Aquella 'rave' se saldó con un gruista muerto en un accidente de tráfico, cuatro organizadores identificados y 20.000 euros en daños. También fue encarcelado un 'raver' francés que iba al volante de un camión que chocó contra una grúa, cuyo conductor falleció. El joven fue detenido por la Guardia Civil de Tráfico tras dar positivo en cocaína y anfetamina en el test salival.

El gruista de Utiel se dirigía al aeródromo para remolcar un vehículo averiado de otra persona que había asistido a la 'raver', pero el infortunio y la muerte se dieron la mano en el punto kilométrico 35,8 de la carretera que une las localidades de Utiel y Benagéber, concretamente en la curva donde colisionaron los dos vehículos.

Una base militar abandonada

La antigua base militar de La Salada se encuentra abandonada desde hace años. Las instalaciones ocupaban unos 100.000 metros cuadrados entre los términos municipales de Abejuela y El Toro.

Ambos municipios pretendían poner en marcha una zona recreativa para dar un impulso al turismo con la ayuda de instituciones aragonesas y valencianas, pero el proyecto fracasó. La base se desmanteló a finales de los años 90 y los edificios fueron saqueados con el paso del tiempo.