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Rafa Muñoz
Lunes, 23 de mayo 2016, 12:14
Al mediodía del domingo la Policía recibió la llamada de vecinos del número 54 de la calle Ciscar ante el intenso olor que procedía de una vivienda del quinto piso. Al llegar los agentes se encontraron muertos a dos hermanos, A.O.B. y J. C.O.B., de más de setenta años de edad.
Los cadáveres de los dos vecinos se encontraban en avanzado estado de descomposición al llevar más de 20 días muertos, estaban tapados con una manta, y encerrados con candado en su dormitorio.
En la mañana del lunes pocos vecinos entraban o salían del edificio donde se produjeron las muertes. Sí que conocíamos a estos vecinos, eran normales y corrientes, ambos hermanos, no se relacionaban mucho, de avanzada edad; él solía bajar a pasear el perro y comprar el periódico, comentó Josep Gallel, vecino del edificio.
Sí que alguno sabía que había un chico o alguien que le atendía, porque parece ser que se había roto una pierna o se había roto la cadera o algo parecido, pero más allá de eso no sé, porque al edificio entra gente que no conocemos, apuntó. La semana pasada el olor venía de arriba, y era muy forzado; no nauseabundo, pero sí que se olía, añadió Gallel.
Puedo decir que esta noche no he dormido; pensamos que habría un animal muerto en el hueco del ascensor, aseguró Jésica, estudiante italiana, residente en el edificio desde noviembre. Hace una semana mis compañeros y yo nos quejamos, casi no podíamos abrir las ventanas por el olor, agregó.
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