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Miércoles, 14 de octubre 2020, 18:09
Una de las primeras cosas que hizo la familia de Maje, la viuda negra de Patraix, tras su detención y su primera declaración reconociendo su implicación en el caso de Patraix fue contratar a un abogado. Y no buscó a uno cualquiera. Eligió a Javier Boix, el abogado milagro. Francisco Javier Boix Reig nació en 1951, se licenció en el 73 y se doctoró cuando sólo tenía 25 años. Catedrático de Derecho Penal y uno de los mejores penalistas de la Comunitat, es considerado un hombre convincente, carismático y «seductor», y saltó a la fama por su estrategia de defensa en el llamado 'crimen del séptimo piso', en el año 2001.
Era un juicio en el que su cliente estaba acusado de arrojar a su pareja y matarla en un apartamento de la calle de Pepita Samper de Valencia, del que él era el constructor. El letrado sembró la duda en el jurado popular sobre si la mujer gritó antes de caer «¡que me tira!», lo que apuntaría a un empujón del procesado, o «¡estira'm!», en valenciano, que indicaría una muerte accidental por resbalón de ella. El jurado se creyó esta segunda versión y el acusado fue absuelto.
Desde entonces Javier Boix ha sido siempre un abogado mediático. En los años 90 consiguió que se anularan las escuchas telefónicas en uno de los grandes escándalos de corrupción del PP, el «Caso Naseiro», y logró la exculpación de Eduardo Zaplana, quien luego fue presidente de la Generalitat. Boix, además, consiguió que se regularan las intervenciones telefónicas, algo que no estaba legislado hasta ese momento.
A partir de ahí se convirtió en un habitual defensor de las causas del Partido Popular. Francisco Camps, Carlos Fabra, Rafael Blasco... Para todos logró sentencias favorables y en todos utilizó la misma técnica: lograr que se anularan las escuchas telefónicas. Para el juicio de Maje, curiosamente, Boix llevarán ante el jurado a 44 testigos, entre ellos 16 policías y dos examantes de la procesada, y ha pedido la audición en la vista de cerca de 40 grabaciones de conversaciones telefónicas autorizadas por el juez durante las investigaciones
Consiguió la absolución de Francisco Camps en el caso de los trajes en uno de los juicios más mediáticos de la Comunitat Valenciana. El presidente del PP de Castellón Carlos Fabra saló indemne en cuatro de las cinco causas a las que se enfrentaba. Y Rafael Blasco, exconseller, se libró del delito de cohecho en el caso Cooperación.
Pero no solo defiende a políticos del PP. Uno de los últimos en solicitar sus servicios ha sido Pere Fuset, concejal del Ayuntamiento de Valencia inmerso en un caso de homicidio por imprudencia, por la muerte de un trabajador durante la instalación de unas gradas para los Conciertos de la Feria de Julio en el parque de los Viveros de Valencia.
Ahora se hace cargo de la defensa de Maje, para quien pide la absolución. Su estrategia está muy definida: la viuda no planeó el crimen de Antonio, el ingeniero asesinado, ni instigó a su amante Salva para quue cometiera el delito. Los abogados Javier Boix y Alicia Andújar mantienen que Salvador, completamente obsesionado, «se convirtió en amigo y asesor de María Jesús, tratando de estar presente en cualquier momento en su vida, reparándole electrodomésticos, haciéndole la compra, lavándole el coche, asesorándola en la herencia de Antonio, cogiéndole cita con el médico, etcétera».
Una de las principales conclusiones de la defensa es que Salvador R. L., el amante de Maje en 2017 y asesino confeso, habría cometido el crimen porque estaba «completamente obsesionado» con la idea de irse a vivir con su compañera de trabajo y entonces «vio una oportunidad de librarse de Antonio».
Según el escrito de la defensa, no fue Maje quien habría propuesto a su amante acabar con la vida del ingeniero de Novelda, como sostienen las acusaciones y la investigación del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional. El penalista Javier Boix tratará de probar en el juicio que Salvador tomó la decisión de perpetrar el asesinato cuando Maje le dijo que pensaba divorciarse.
«Como él pensaba que no era la solución a su problema, ya que Antonio se le iba a echar encima, Salvador le comentó a María Jesús que una buena solución sería acabar con la vida de Antonio, si bien ésta (Maje) pensó que estaba fantaseando y no le dio credibilidad», señala el letrado de la viuda.
Boix pidió también que declararan dos vecinos que aparcan sus vehículos en el mismo garaje donde Salva asesinó a Antonio. El abogado de la viuda propuso la toma de declaración a estos testigos, cuyas plazas se encuentran en la misma planta, para desmontar la suposición de que Maje le dijo a su marido que trabajaba la noche antes del crimen para que la víctima aparcara el coche en el garaje. Según esta hipótesis policial, ella sabía que su amante iba a cometer el asesinato cuando Antonio cogiera el vehículo sobre las siete de la mañana.
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