![El acusado del crimen de Marta Calvo acaba el juicio sin dar más pistas sobre el cuerpo](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202207/14/media/cortadas/171726495--1248x794.jpg)
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ALEX SERRANO
Jueves, 14 de julio 2022, 00:17
valencia. Que Jorge Ignacio haya mantenido desde el primer día del juicio hasta el último, este miércoles, que descuartizó a Marta Calvo, la tiró a unos contenedores y, por tanto, no tiene ni idea de dónde está el cuerpo, quiere decir dos cosas. Una, que dice la verdad, claro. O dos, que no quiere decir la verdad, que es que sí sabe dónde está Marta. Así lo cree Marisol Burón, la madre de la víctima, y las acusaciones particulares, pero este miércoles, cuando Palma ha tomado la palabra por última vez en el proceso, ha insistido en su versión, en su verdad.
«Siento mucho el dolor que pueda tener la familia de Marta por no haber podido encontrar el cuerpo, pero dije lo que ocurrió con todo lujo de detalles. No tengo nada más que aportar», ha asegurado Palma, tras amagar con echarse a llorar («estoy muy emocionado») y después de escuchar una larga exposición de su abogada, María Herrera, en la que ha defendido también que Jorge Ignacio no quiere humillar a nadie al no decir dónde está el cuerpo. «Lo dijo desde el primer momento, nada más lejos de la realidad. No tenía por qué decir que estaba en los contenedores. Podía haber dicho que vinieron a por ella y se la llevaron en un coche», ha apuntado la abogada.
La exposición de María Herrera ha sido larga y prolija en detalles, sí, pero también ha estado salpimentada de onomatopeyas, como cuando ha dicho que no sabemos «el tamaño de las supuestas piedras de cocaína» porque cada una de las víctimas «han dicho que hacían un ruido distinto al caer: clonk, clinc, pum...». También ha tirado de frases hechas. «Donde no hay mata no hay patata», ha llegado a espetar en referencia a la falta de droga incautada.
La estrategia de Herrera se ha basado en desprestigiar a las víctimas y en poner en duda el trabajo policial. La letrada ha estado en todo momento amparada, como no puede ser de otra manera, por la magistrada por Clara Bayarri, que ha pedido al público que no hiciera gestos ni hablara en voz alta o desalojaba la sala y ha insistido en la importancia de la labor de la letrada. De las víctimas, ha llegado a dejar caer que las víctimas de violencia de género «tienen derecho a contraprestaciones económicas y, si son extranjeras, a quedarse en España» y que sus declaraciones parecían guionizadas. Ha puesto como ejemplo el momento en que una de las víctimas identificó a Palma con la frase: «Es el de la camisa de cuadros, ¿no?».
Las dudas sobre el trabajo policial han valido un receso por parte de la magistrada. De forma confusa, tras más de una hora de exposición, Herrera ha explicado que una transcripción de un chat de Whatsapp que obra en el sumario, las horas aparecen en formato de 12 horas: 07.34pm. «He mirado todos los móviles de mi familia y de gente que conozco y en todos aparece 19.34 horas. Si Arliene Ramos murió de 22 a 0 horas y en su cuerpo hay ADN de dos varones distintos, uno de ellos Jorge Ignacio, ¿quién me dice a mí que el PM no se ha añadido posteriormente para hacerle encajar con el horario adecuado?», ha indicado. Tras eso, la magistrada ha dado media hora de descanso, no sin que antes dijera la abogada que se cuestiona la autopsia efectuada por los forenses del juzgado, que dice que Arliene Ramos no murió por una intoxicación de cocaína.
Porque esa es otra. La droga. Sobre si Jorge Ignacio era traficante o no y, por tanto, tenía cierta facilidad para llegar a las «bolas» de cocaína que presuntamente introducía en los cuerpos de las víctimas, ha apuntado que cuando se le detiene a las 5 de la mañana tras la muerte de Lady Arlene, «no tiene encima ni un gramo de cocaína». «Pero nos están diciendo que este señor se dedica a traficar porque tiene lo que se llama 'signos externos de vida' que muestran que lo es», ha asegurado la abogada, que ha afeado a los peritos que dijeran que Jorge Ignacio tenía «coches de lujo o zapatillas de Gucci»: «Todos hemos comprado de mercadillo». «Parece que fuera Pablo Escobar», ha indicado la abogada. Ha recordado que en el momento de los hechos «no tenía antecedentes por tráfico de droga porque habían caducado».
Además, sobre esos signos externos de vida que evidencian que, supuestamente, Jorge Ignacio era traficante, Herrera ha dicho que sí, que tenía cinco teléfonos, «como alguna de las acusaciones». El investigado tenía uno de ellos encriptado, algo a lo que la abogada no le ha dado demasiada importancia. «Ejecutivos, empresarios y miembros del Gobierno también tienen teléfonos encriptados, como Palma», ha dicho Herrera, que a la vez ha recordado que Jorge Ignacio cobraba en B «como cuando se trabaja en la naranja, en la fruta o en el campo».
Otra frase muy polémica, que ha provocado no pocos levantamientos de cejas en la sala de prensa, es una que ha venido precedida de un «no me quiero poner política» de la letrada. «Si aceptamos que 'no es no', que lo es, entonces 'sí es sí'. Y pese a eso, mi cliente, cuando alguna de sus parejas sexuales le decía que parara, él paraba», ha comentado la abogada. La letrada ha dicho que algunas acusaciones no indican ni el día ni la hora del encuentro. «Eso me causa indefensión porque no puedo acreditar dónde estaba mi defendido en ese momento», ha asegurado. «Una de las víctimas no quería que él se fuera», ha recordado.
Herrera ha insistido en que Jorge Ignacio contactó con algunas presuntas víctimas a través de un correo electrónico con su nombre y a través de Whatsapp y pregunta qué asesino deja tantas pistas. Además, se ha agarrado a una de las declaraciones, que dijo que cuando se despertó después de que presuntamente Jorge Ignacio le introdujera bolas de cocaína en la vagina, se lo encontró dándole golpecitos en la cara para que se despertara. «No bofetadas, no, yo se lo pregunté. Golpecitos. ¿Qué asesino u homicida que quiere matar da golpecitos en la cara para reanimar? ¿Dónde está el ánimo homicida? ¡Por el amor de Dios! Vamos a ser un poco serios», ha exclamado Herrera.
El caso ha quedado casi visto para el veredicto del jurado. La madre de Marta, devastada, había pedido «un milagro», que es que Jorge Ignacio dijera dónde estaba el cadáver, pero eso no ocurrió. El lunes, la presidenta del tribunal entregará el objeto del veredicto a los nueve ciudadanos que forman el jurado popular, que tendrán que decidir la cupabilidad o inocencia del acusado. Herrera les ha recordado este miércoles que, en caso de mínima duda, tiene que prevalecer la inocencia.
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