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J. A. Marrahí
Martes, 8 de agosto 2023, 01:14
Hasta una veintena de denuncias se contabilizaban el año pasado por estas fechas en la Comunitat. Y todas con un denominador común: la sensación entre chicas jóvenes de haber recibido un pinchazo en fiestas multitudinarias, discotecas o festivales. Y con el temor añadido de que aquello respondía a una posible inyección para sumisión química, como se conoce a la intoxicación de una víctima para doblegar su voluntad, adormecerla y así abusar sexualmente de ella.
¿Y en qué ha quedado todo en el aniversario de aquel triste fenómeno que convulsionó a la juventud y a las autoridades? En nada. Ni la Delegación del Gobierno ni las Fuerzas de Seguridad han podido confirmar en este tiempo una sola resolución de los casos que en su día se denunciaron durante el verano pasado.
Pero no sólo eso. Según han confirmado a este diario fuentes de la Guardia Civil de Castellón, uno de los puntos críticos por las denuncias que se produjeron en los festivales y fiestas de la provincia, «no ha habido ni evidencias médicas de sumisión química ni detenciones». No concretan si, al menos, constataron pinchazos entre las víctimas a través de los partes médicos, lo que también supondría un delito aunque no hubiera inyección alguna.
Esa fue, precisamente, la sospecha mayoritaria entre los agentes consultados por este diario cuando estalló el pánico y las denuncias se multiplicaron: gamberrismo puro y duro por parte de jóvenes que haciendo uso de pequeños objetos punzantes como palillos, clips o chinchetas disfrutaban sembrando el miedo y la confusión.
Pero también eso ha quedado sólo en mera sospecha, al no haberse podido localizar a ningún autor o siquiera indicios (por vía de testigos o grabaciones de seguridad) de que los pinchazos se estaban produciendo de este modo y bajo este propósito.
En otras consultas realizadas da la impresión de que las autoridades rehusan entrar en un asunto que resulta espinoso. Como la dirigida a la Guardia Civil de Valencia para saber qué consecuencias ha habido con las denuncias de pinchazos y a la que su gabinete de prensa responde de este modo: «Se informa de que no realizaremos la colaboración».
Preguntada también la Delegación del Gobierno en la Comunitat, el organismo no aporta respuesta alguna sobre el desenlace de las investigaciones un año después. Remiten a la Policía Nacional y allí, en la Jefatura de Policía de Valencia argumentan que resulta complicado aclarar cómo han acabado las denuncias al haberse interpuesto en lugares y momentos diferentes. Eso sí, confirman que en lo que llevamos de verano no se han producido nuevas denuncias de pinchazos. Es decir, parece que el fenómeno remite.
Hasta tal punto cundió la preocupación ante los pinchazos que la Conselleria de Sanidad instauró un protocolo de actuación médica. En él, se obligaba a los sanitarios a informar a posibles afectadas de la necesidad de formalizar una denuncia. En el caso de constatar sumisión química, la ruta de actuaciones debía pasar por comunicar los hallazgos al juzgado de guardia y que éste decidiera si era o no pertinente que un médico forense recogiera muestras y explorara a la víctima.
El departamento autonómico no pudo aclarar este viernes si dicho protocolo sigue en marcha, si se ha practicado alguna nueva advertencia a los hospitales de cara al verano o si en algunos de los casos del año pasado se hallaron evidencias médicas de tal calibre que obligaran a dar traslado judicial, como marca el plan sanitario.
Es un 'nadie sabe nada' que puede encerrar cierto temor por parte de las administraciones a que la bola de nieve de los pinchazos se reavive y alcance otro estío el nivel de preocupación que se generó el verano pasado en la Comunitat y también fuera de nuestra región.
El coletazo más reciente de la alarma ante los pinchazos llegó a principios de mayo, durante el concierto de Juan Magán ante más de 20.000 personas. Seis jóvenes del público de distintas edades, cinco de ellas menores, denunciaron haber sufrido punzadas durante el espectáculo. El propio artista paró el concierto tras conocer los hechos y condenó los hechos en su cuenta de Instagram: «Quiero conocer a los salvajes que pinchan a las niñas en los eventos para comunicarme con ellos en su mismo idioma de violencia», expresó.
¿Qué ha sucedido a nivel estatal? Un informe de Interior como respuesta a una pregunta en el portal de Transparencia cifró en 217 las denuncias recibidas por las Fuerzas de Seguridad entre julio y agosto del año pasado, «sin poder precisar si se ha producido sumisión química. En todo ese tiempo fueron dos las personas arrestadas, añade la Secretaría de Estado de Seguridad.
Uno de ellos fue en agosto, en Palma de Mallorca. Un menor denunció que le habían pinchado en el muslo y dejado sin conocimiento para robarle el teléfono móvil, pero luego reconoció que se lo había inventado para cobrar el seguro. Más tarde, otro adolescente acabó identificado por pinchar a varias chicas en la ferias con un alambre. Fue por puro gamberrismo y, de nuevo, sin señal de sumisión química.
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Patricia Cabezuelo | Valencia y A. Rallo | Valencia
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